Donald Trump revela un presupuesto ultraconservador, centrado en la seguridad

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El presidente estadounidense Donald Trump anunció este viernes recortes en ayudas internacionales contrarias a sus ideales conservadores, en su primer borrador del presupuesto, del que solo se salvan los gastos en defensa y seguridad fronteriza.

El texto, un esbozo que deberá someterse a un complejo procedimiento de aprobación parlamentario, incluye un aumento del 13% en el presupuesto de defensa y del 65% en el de seguridad interior para hacer frente a lo que Trump considera una “invasión” de migrantes.

Pero pide recortes del 22% en el gasto público no militar, o sea 163.000 millones de dólares.

La Casa Blanca mete tijera a los “programas woke”, término peyorativo utilizado por los conservadores para designar las políticas de fomento de la diversidad.

Dice que “elimina las ideologías radicales de género y raciales que envenenan las mentes de los estadounidenses” y contrarresta el “marxismo cultural”.

El presupuesto de Trump confirma el golpe a la ayuda exterior que su administración ha asestado desde que regresó al poder el 20 de enero.

En la red social X el jefe de la diplomacia, Marco Rubio, publicó un enlace a la propuesta presupuestaria. “Se ha restaurado el liderazgo del sentido común”, opina.

“Durante demasiado tiempo, los estadounidenses han tenido poco o ningún retorno de su inversión. El dinero de sus impuestos se ha enviado a oenegés que no rinden cuentas en el extranjero para financiar programas que no sirven a los intereses de nuestra nación. Eso se acabó”, advirtió Rubio.

La propuesta presupuestaria formaliza el cierre de la agencia estadounidense de desarrollo internacional USAID, cuyos drásticos recortes han sido muy criticados en todo el mundo.

La ayuda estadounidense al desarrollo “se ha orientado hacia prioridades de extrema izquierda”, denuncia el gobierno estadounidense en una hoja de ruta que anuncia, por ejemplo, el fin de las subvenciones a las ciudades con energía cero en México o los programas de planificación familiar en Afganistán, Siria y África.

Los migrantes salen muy mal parados en los presupuestos.

La Casa Blanca prefiere financiar “deportaciones masivas y detener el flujo de beneficios ilimitados a los migrantes ilegales” que, según ella, “tienen preferencia sobre los ciudadanos estadounidenses”.

El gobierno propone enterrar una serie de iniciativas que invierten en multilingüismo, alfabetización de adultos o apoyo a los hijos de trabajadores agrícolas migrantes, muchos de ellos latinoamericanos.

Desaparece a la vez el programa de acogida y la asistencia para migrantes y refugiados.

La Casa Blanca también ataca a las autoridades federales responsables de la salud y el clima, que ya han sido radicalmente remodeladas por el presidente republicano.

El poderoso organismo encargado de la investigación médica, los NIH, verá caer su presupuesto de unos 48.000 millones de dólares a 27.000 millones.

La administración Trump lo acusa de promover “ideologías peligrosas”, sobre todo por financiar un estudio sobre la salud mental de los adolescentes transexuales.

El Ejecutivo también tiene en el punto de mira varios programas sobre cambio climático y energías renovables, pese a que climatólogos de todo el mundo se basan en los datos de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA) y la NASA para estudiar la evolución del cambio climático.

En un comunicado el líder de los demócratas en el Senado, Chuck Schumer, calificó estas políticas de “ataque a gran escala a los estadounidenses que trabajan duro”.

“Mientras destripa la sanidad, ataca la educación y recorta programas de los que dependen las familias, financia exenciones fiscales para multimillonarios y grandes corporaciones”, protesta.

Una versión más completa del presupuesto se someterá a la aprobación del Congreso.