La historia de Pablo “Locura” Villanueva, el barra de Huracán baleado por la policía al que Lali Espósito le declaró su amor con una canción

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Con una diferencia de 40 años -y de género musical-, la inspiración de Lali Espósito y Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota encontraron un punto en común en el fútbol. No en el juego precisamente, pero sí en la cancha, del otro lado del alambrado y arriba de un paravalanchas.

En 1985 los Redondos sacaron su primer disco, Gulp, y el segundo tema que abría el lado A es un hit que aunque suene igual a Lawrence de Arabia selló su identidad. Algunos años después, se supo que el Negro José, líder de la barra brava de Gimnasia por aquellos años, era La gran bestia pop, que enciende en sueños la vigilia.

Exactamente 40 años después, el mainstream local tiene otra “gran bestia pop” y una nueva historia de paravalanchas: Lali Espósito publicó en su nuevo disco la canción Lokura, en referencia al alias de Pablo Villanueva un viejo barra de Huracán del que ella, en su niñez en Parque de los Patricios, estaba enamorada platónicamente.

“Es mi primer amor, platónico. Locura era de la Barra de Huracán. Crecí a cinco cuadras de la cancha y él era un personaje mítico del barrio… un bombonazo, mal”, reconoció la cantante, invitada al programa Nadie dice nada, de Luzu TV.

“Era un barra muy peligroso y a la vez muy amoroso. Muy personaje de barrio, si se tiene que cagar a trompadas se caga a trompadas y si tiene que defender a los suyos lo hace. Te generaba respeto y miedo al mismo tiempo. Moría de amor por él, para mi era Brad Pitt. Era precioso, todas estaban locas por él”, completó en presente, aunque Locura Villanueva haya fallecido algunos meses atrás.

Pablo Locura Villanueva, presente en un partido de su querido Globo.

“Murió hace poquito, no llegó a escucharla y me apena de verdad porque me hubiese gustado que conociera esa historia. La canción se llama Locura por él, por esa idea en mi cabeza. Era un personaje muy importante para mi, para mi construcción de la infancia”, detalló.

El costado futbolero de Espósito no es una novedad. En una entrevista concedida a Clarín contó sobre su pasión por la pelota. “Yo quería ser futbolista. No se me dio. Mi viejo era profesor de fútbol y yo me metía en sus clases porque quería jugar, y jugaba muy bien la verdad. Medio cholito… Pero eran otras épocas, como hablábamos antes, no se me permitió. Me puse a actuar muy chiquita y ya fue”, dijo.

“Es el terror del barrio, tiene fama de desacatado, no es sólo un chico malo, acá lo llaman Hijo del Pecado”, dice la primera estrofa de la canción. Y sigue: “Todas en la ventana, esperando para verlo pasar, las otras siempre miran, pero sólo a mí me viene a buscar…”

¿Quién era Locura Villanueva?

Pueden decirse muchísimas cosas de Locura Villanueva y todas dan cuenta de quién fue. La misma persona que podía enamorar a Lali Espósito, se reconocía como una “falla del sistema” y era un energúmeno predispuesto al permanente combate cuerpo a cuerpo por el único hecho de ser simpatizante de otro club. Yo soy barrabrava todo el tiempo, no solamente los domingos”, contestó en una entrevista al canal de Youtube de @crischescotta.

“Nosotros para ir a Avellaneda, cortábamos Caseros y agarrábamos dos o tres colectivos 134 y nos bajábamos en Belgrano y caminábamos a la cancha con la bandera abajo del brazo. En un entretiempo de Huracán – Arsenal nos fuimos a esperar a los de Central a la cancha de Deportivo Español, para devolverle el trato de la semana anterior: No les robamos la camioneta con las banderas por esto: corrieron por sus vidas”, grafica en la misma entrevista, tal vez la última.

Más de la mitad de su vida la vivió en silla de ruedas. En la primavera de 1997, a los 23 años, recibió tres balazos. El últmo le destrozó la última vértebra lumbar y nunca más sintió las piernas. Fue en una salidera bancaria, cuando le dieron la voz del alto se bajó de la moto y le gritó a su cómplice que siguiera y él vació el cargador de una 9 milímetros apuntando al patrullero .

Ese fue el punto de inflexión en su vida que había llevado vertiginosamente desde la pubertad. Vecino de Parque de Los Patricios empezó a ir a la cancha de Huracán con su padre, gerente de un banco, al que le regalaban los abonos para las plateas. “Él miraba el partido y yo la tribuna, tenía 5 o 6 años, me encantaba”, explica.

La fascinación creció proporcionalmente junto a la mala conducta en la escuela. A los 14 años llamó desde Mendoza para avisar que estaba en esa provincia para ver a Huracán. Viajó sin permiso y con la barra en un ómnibus desvencijado y un año después tuvo una pelea con su padre y se fue de la casa. Vivió en un micro abandonado cerca del colegio Bernasconi.

“Un día dije ‘basta, no quiero dormir más en un micro’. Conseguí un piloto, una moto, una pistola y a los 20 tenía auto, departamento, oro, plata… Eso te lleva a querer más y hacer más lío y cagadas”, explicó en la entrevista. Su cumpleaños 18 lo pasó demorado por pegarle a un policía por confusión: habían emboscado a otra hinchada y no lo distinguió.

Después del episodio de las balas no fue preso. Los 35 mil dólares que recibió alguien para perder el arma y las pericias que demostraban que había disparado contra el patrullero salieron del bolsillo de su familia, la que había dejado de ver por años.

La recuperación demandó 11 meses. En silla de ruedas volvió a la cancha. Lo iban a buscar a su casa otros barras. Un día dejaron de empujarle la silla y él pidió que lo ayudaran. “¿Qué es lo que no te anda a vos, las patas o los brazos? Empezá a usar los brazos, loco”, le dijo uno. “Fue un click en mi vida eso”, contó.

Pablo Locura Villanueva, recordado personaje de la hinchada de Huracán.Pablo Locura Villanueva, recordado personaje de la hinchada de Huracán.

“Yo me crié barra, con los códigos de amistad, lealtad y siempre yendo pa’ delante. ¿A mi qué me importa el fútbol, quien hace los goles? Yo soy barrabrava. Yo gano los partidos en la tribuna, mientras los jugadores ganan o pierden un partido en la cancha. A los de San Lorenzo les gané siempre, los fui a buscar siempre y ellos no vinieron buscarme nunca. Ni a buscar la bandera que le fuimos a sacar con las manos a la Villa Deportiva vinieron”, contó también en esa entrevista.

El día que murió Locura, también lo recordó el Cine Teatro Urquiza que recuperaron los vecinos del barrio. “Cuando estábamos iniciando la lucha por la recuperación lo cruzamos en el Parque de los Patricios y le contamos que estábamos trabajando por esa causa, y nos dijo: ‘cuenten con nuestro apoyo, porque no dijeron estamos intentando, sino estamos trabajando. Y hay una gran diferencia entre intentar y hacer’“, recordaron la charla en un posteo que lo vuelve filosófico.

Ese es el costado menos característico, pero tal vez el que veía Lali Espósito entre tantos códigos de barra. “Yo no cambié por la cárcel ni por la silla de ruedas: cambié por amor”, supo decirle a Infobae, cuando mucho tiempo atrás, contó cuando se enamoró de su última pareja.

A diferencia de “La bestia pop”, Lokura lleva pocos días en las plataformas. El tema tendrá los próximos 40 años por delante para saber si trasciende la referencia al barra de Huracán y se instala como un himno en los conciertos de Lali Espósito. O, por el contrario, se olvida antes de que cuente diez...