Debemos evitar toda forma de intolerancia

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Es la segunda vez que Marcelo Mindlin participa de la Marcha de la Vida que todos los años recorre en silencio los tres kilómetros que separan a Auschwitz de Birkenau, donde los nazis mataron a 1.200.000 judíos.

En 2017, Mindlin se planteó que había que dejar constancia del horror para que no se repita. En este 2025, cuando se cumplieron 80 años de la liberación de los campos de la muerte, esa caminata adquirió otro sentido en un mundo en el que escaló la violencia como la que sufrió Israel con los ataques terroristas de Hamas el 7 de octubre de 2023 y la propia guerra de Ucrania que se pelea a pocos kilómetros de Auschwitz.

Como presidente del Museo del Holocausto de Buenos Aires, Mindlin, que con Pampa es uno de los líderes de Vaca Muerta, organizó una nutrida delegación de empresarios, rabinos, historiadores y periodistas para que participaran en una marcha muy especial.

El último jueves y en medio de una lluvia torrencial asistieron 10.000 personas de 52 países, fue encabezada por unos 80 sobrevivientes, entre ellos la bioquímica de la UBA, Rosa Rotenberg sobreviviente del Gueto de Varsovia y los presidentes de Polonia e Israel.

-¿Cuál es el mensaje de esta marcha?, se le preguntó.

-Tiene mucho que ver con la frase del premio Nobel y sobreviviente Elie Wiesel, que dijo que si nos olvidamos de las víctimas del Holocausto, es como matarlas por segunda vez. Entonces, una de las responsabilidades que tenemos es hacer todo lo posible para que el mundo nunca se olvide de las seis millones de víctimas. Y por el otro lado, debemos trabajar contra toda forma de intolerancia. El pilar del museo del Holocausto es la educación. Ya llevamos 100.000 alumnos por año.

-En el contexto de lo que pasó el 7 de octubre en Israel, ¿la Marcha por la Vida se potencia?

-Las personas que no conocen la historia del Holocausto no pueden entender por qué el pueblo judío en todo el mundo reacciona con tanta fuerza. Es que los judíos, los descendientes de familias que murieron en el Holocausto, lo tenemos a flor de piel, en nuestras almas. Entonces cuando vemos algo parecido, cuando queman a las personas, violan a las mujeres, los secuestran, los hacen desaparecer, se despierta el nunca más, que nunca más vamos a permitir que se repita algo así. Primo Levi dijo si esto pudo haber sido hecho por hombres quiere decir que puede volver a repetirse. Entonces cuando vemos lo que pasó en Israel no podemos ser indiferentes.

-¿Cree que es suficiente la educación frente a la ola de ultra derecha y partidos como los que surgieron en Alemania que reivindican incluso a los nazis?

-Creo que cada país es diferente. Pero en Argentina vivimos una situación excepcionalmente buena, donde la sociedad, los políticos, la prensa, tomó una actitud muy anti-Hamás, en contra del terrorismo, tal vez porque sufrimos los dos atentados tremendos, el de la Embajada en 1992 y la AMIA en 1994. También porque la comunidad judía siempre estuvo más integrada al país y todo el mundo sabe que colaboramos, que invertimos, que trabajamos. Entonces creo que Argentina es un país muy particular. En Argentina veo una situación privilegiada de tolerancia, sin problemas raciales, sin manifestaciones antisemitas o contra las otras minorías. En cada país habrá que ver qué expresa esa derecha que está surgiendo. Me da la impresión que es más una reacción a la agenda wok, con consignas que se llevaron a un extremo.