El jueves pasado al amanecer, Bernardo Torno, productor agropecuario de la localidad bonaerense de Conesa, se encontró con una escena desgarradora. Como cada mañana, llegó a su campo, pero esta vez descubrió que de sus 30 ovejas solo quedaron cuatro. Las demás habían sido atacadas durante la noche por una hembra de puma con sus crías. Las 26 ovejas muertas representan una pérdida de entre $2,6 millones y más de 3 millones de pesos según el valor.
“Tengo una persona en el campo que escuchó ruidos en la noche, pero no le prestó atención porque acá siempre se oyen zorros y otros animales. Pensó que era algo normal y no le dio importancia”, contó el productor. Sin embargo, lo que pasó fue una masacre. “Cuando llegué a la mañana siguiente y fuimos al corral, donde todas las mañanas soltamos las ovejas, nos encontramos con esta triste realidad: casi todas estaban muertas”.
No es la primera vez que Torno sufrió un ataque de un puma. Hace unos años, algunos de sus corderos desaparecieron y días después los encontraron en un maizal en estado de descomposición. Tampoco es un caso aislado. Según relató, en la última década la presencia de pumas en la zona aumentó de forma exponencial. “Antes, si alguien decía que había un puma, casi que nadie le creía. Pero en estos últimos diez años aparecieron por todos lados y cada vez hay más ataques. Hasta cerca del pueblo los han visto”, comentó.
Por la manera en que ocurrió el ataque fue una hembra de puma con sus crías aprendiendo a cazar. “Las mataron sin desgarrarlas ni lastimarlas demasiado. Solo les clavaron los colmillos en la cabeza y en la garganta. Se llevaron algunos corderitos y uno más grande, que parece que les costó sacarlo por el alambrado, le comieron un poco del cuello para cruzarlo”, detalló.
Para Torno, este hecho no solo representa una pérdida económica, ya que cada oveja que le mataron valía entre 100.000 y 150.000 pesos, sino también una gran incertidumbre. No sabe qué hacer, teme volver a comprar animales y que la situación se repita. “Un vecino perdió todas sus ovejas dos veces. Compró nuevamente y el puma volvió a matarlas”, contó.
Desde aquella noche resguarda las cuatro que le quedaron en un galpón, pero reconoce que esta no es una solución a largo plazo si decide reponer su stock. “La gente ya no sabe qué hacer. Cuando te toca de cerca es distinto. Eso es lo que más preocupa”, afirmó.
Torno tiene vacas, cerdos, ovejas, caballos. También es productor agrícola. Y posee transporte de cereal. “En la ciudad creen que somos terratenientes, pero somos productores chicos que hacemos un esfuerzo enorme. Llueva o no, con barro o sin barro, se lucha todos los días. Uno lo hace porque le gusta, no me quejo, pero todo cuesta”, explicó.
Grabó un video mostrando la escena del ataque sin imaginar el impacto que tendría. “Lo hice solo para pasárselo a mi familia, para que vean lo que había pasado. Pero se viralizó y llegó más lejos de lo que pensé. Es lo único que tengo para mostrar lo que pasó”, indicó. “Pero ya no se trata solo de mi caso. Esto es un problema grande para todos los productores de la zona”, alertó.
LA NACION
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