Ante el creciente hostigamiento del régimen de Nicolás Maduro a la residencia de la embajada argentina en Caracas, los asilados políticos en la sede diplomática hablaron por primera vez este sábado acerca de la crítica situación que atraviesan y exigieron al gobierno de Javier Milei y al del presidente brasileño, Luiz Inacio Lula da Silva, a cargo de la legación, “darle un sentido de urgencia coordinado” para poder asegurar los salvoconductos correspondientes.
Seis asilados políticos del equipo de campaña de María Corina Machado llevan desde marzo resguardados en la residencia de la embajada argentina en Caracas, bajo custodia de Brasil, tras emitirse una orden de captura en su contra. La sede diplomática se encuentra bajo constante vigilancia de fuerzas de seguridad del régimen que amenazan con ingresar para detenerlos.
Se trata de Magalli Meda, jefa de campaña de María Corina Machado; Pedro Urruchurtu, coordinador internacional de Vente Venezuela; el exdiputado Omar González; el coordinador electoral Humberto Villalobos; Claudia Macero, al frente de la comunicación de Vente Venezuela; y Fernando Martínez Mottola, exministro de Transporte y Comunicaciones y asesor de Machado.
En una conferencia de prensa de la que formó parte LA NACION, los asilados aseguraron que desde un primer momento “hemos tenido el respaldo del gobierno de la Argentina y le hemos estado muy agradecidos por otorgar el asilo, cuyo paso inmediato debería haber sido la emisión de los salvoconductos, que seguimos a la espera”.
“Durante todos estos meses ha habido una interlocución importante con el gobierno de Milei. En esta etapa lo más importante es darle un sentido de urgencia a la situación que estamos enfrentando. Ya no son simplemente nueve meses en la sede, donde sabemos que se han hecho esfuerzos, sino que en esta oportunidad estamos viviendo en tiempo real un asedio que no tiene precedentes en la lucha política en estas décadas en Venezuela”, declaró ante la consulta de este medio Urruchurtu.
“Así obliga a enfrentarse con una enorme urgencia junto con otros actores regionales, como lo que hemos visto en la Organización de los Estados Americanos [OEA] y en el Consejo de Derechos Humanos, pero también debería ser un sentido de urgencia coordinado entre la Argentina y Brasil. En las dos cancillerías hay preocupación, están conscientes de que el tiempo corre en contra”, agregó.
Los asilados llevan ya tres semanas sin electricidad, acceso al agua potable, ni a medicamentos, por lo que han tenido que recurrir a racionar los víveres que les quedan. Depende de un pequeño generador eléctrico que prenden dos veces al día para poder comunicarse con sus teléfonos celulares con el exterior. A esto se suma el constante asedio de las fuerzas de seguridad, altamente armados fuera de la sede, que los atormentan con gritos y amenazas.
“El acoso y el hostigamiento ha escalado en estos nueve meses. Nunca se nos permitió ni asomar la nariz fuera de la sede y esto ha ido agravando. Estamos solos, no vemos a nuestras familias desde hace meses y aquí no entra nadie sin autorización de la policía del régimen, ni siquiera los trabajadores de mantenimiento”, indicó Omar González. “Lo más grave es el asedio por parte de agentes de seguridad. Ahora el vecindario son madrigueras, centros de espionaje y francotiradores”.
Ayer, el secretario general de la Organización de los Estados Americanos (OEA), Luis Almagro, denunció la presencia de un francotirador frente a la sede diplomática y condenó la “flagrante violación de las garantías de seguridad y protección que deben ser otorgadas a los asilados”.González confirmó la acusación y también afirmó que “los agentes de seguridad llevan fusiles Kalashnikov, AK45 con mira telescópica y armas de asalto”.
Cuando se acercan las fiestas de fin de año, celebraciones en las que las familias se reúnen, González declaró que “el daño espiritual y mental es tremendo por el desarraigo de los hogares y la imposibilidad en esta época de ver a nuestros familiares. Soy un hombre de 74 años casado sin mi esposa, sin mis hijos y sin mis nietos. Desde luego esto es parte de la tortura que estamos recibiendo por luchar simplemente por la libertad y la democracia en Venezuela”.
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