Marco Rubio ordena restaurar la tipografía Times New Roman en los documentos del Departamento de Estado

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WASHINGTON.- El enfrentamiento cultural en Washington sumó esta semana un protagonista inesperado: la tipografía. El secretario de Estado Marco Rubio ordenó que todas las comunicaciones diplomáticas abandonen Calibri y regresen a Times New Roman, revirtiendo una política adoptada en 2023.

Calibri y Times New Roman son dos de las fuentes más utilizadas. Calibri ha sido la fuente predeterminada en los sistemas Windows desde 2007Archivo

El movimiento quedó rápidamente inscripto en la batalla política que la nueva conducción del Departamento de Estado libra contra las iniciativas de diversidad, equidad e inclusión aplicadas durante el gobierno de Joe Biden.

Rubio calificó la adopción de Calibri como un cambio “equivocado”, producto de una visión que –según él– subordinó la tradición institucional a criterios supuestamente inclusivos.

La administración anterior había justificado la transición hacia Calibri en 2023 con argumentos de accesibilidad: la fuente sans serif beneficiaba a usuarios con baja visión, dislexia o lectores de pantalla.

Rubio rechazó esa lógica y sostuvo que el cambio no había mejorado la accesibilidad y que incluso implicó un gasto adicional que consideró injustificado.

The New York Times señaló que Calibri no es ajena a disputas políticas.

Diseñada para Microsoft a comienzos de los 2000 e instalada en millones de computadoras desde su adopción como fuente predeterminada en 2007, la tipografía se volvió parte de un escándalo internacional en 2017, cuando una investigación anticorrupción en Pakistán detectó que un documento presentado por Maryam Nawaz Sharif estaba fechado en 2006 pero había sido escrito en Calibri, que aún no era de uso público.

El presidente estadounidense Donald TrumpJulia Demaree Nikhinson – AP

Ese detalle tipográfico, mínimo pero contundente, jugó un rol en la caída del entonces primer ministro Nawaz Sharif. El episodio cristalizó un debate recurrente entre serif y sans serif que ahora retoma vigencia en Washington.

El cambio tipográfico se inscribe dentro de un proceso más amplio en el que Rubio viene desmantelando oficinas y programas vinculados a políticas de diversidad en el Departamento de Estado.

En ese marco, la fuente se volvió un símbolo. La orden exige actualizar todos los documentos, plantillas y formularios oficiales, salvo dos excepciones estrictas: los textos relacionados con tratados internacionales y los nombramientos presidenciales, que deberán mantenerse en Courier New 12, una reliquia administrativa que sobrevivió a todos los cambios recientes.

El debate alrededor de las fuentes coincidió con un experimento interactivo del Washington Post que volvió a capturar la atención pública.

El medio creó un juego que invita a los usuarios a comparar diferentes tipografías y medir cuál les permite leer más rápido o con mayor comodidad.

La propuesta es sencilla: el lector enfrenta pruebas breves en las que debe identificar palabras, completar frases o distinguir caracteres bajo distintos estilos tipográficos.

El sistema calcula tiempos, precisión y preferencias subjetivas, ofreciendo un retrato personal de cómo cada fuente afecta la lectura.

Este miércoles por la mañana, el juego interactivo de The Washington Post estaba entre las 4 notas más leídas del momento en el prestigioso diario norteamericano

La herramienta mostró que pequeñas variaciones –el grosor del trazo, el espaciado interno, la altura de las letras– pueden modificar notablemente la experiencia.

El experimento sirve para iluminar el costado técnico de una discusión que, en Washington, devino política.

Si Calibri ofrece mejor legibilidad para algunos usuarios y Times New Roman representa continuidad institucional, la tensión entre ambos enfoques quedó atrapada en una narrativa más amplia: la de un gobierno que busca reinstalar símbolos clásicos del Estado y desactivar sellos de la era Biden.

Rubio, en su orden, destacó el linaje “romano” de Times New Roman y describió la tipografía como portadora de formalidad y autoridad, dos valores que aspira a restituir en la comunicación diplomática.

Agencia AP