En una fuerte señal de alineamiento geopolítico y económico, los presidentes Javier Milei y Donald Trump reafirmaron la “alianza estratégica” entre la Argentina y los Estados Unidos, al anunciar un nuevo Acuerdo Marco para la Cooperación Comercial y de Inversión Recíproca. Habrá una lista de productos argentinos que se verán beneficiados, pero sobre todo favorecerá al mercado del acero, el aluminio y la carne.
El entendimiento, basado en valores compartidos de “libre empresa, iniciativa privada y mercados abiertos”, busca sentar las bases para un crecimiento a largo plazo y un entorno comercial transparente. Se trata de un claro respaldo a la agenda de reformas de la administración Milei.
Aunque el acuerdo implica una apertura recíproca en múltiples sectores, la Casa Blanca detalló los beneficios arancelarios directos que obtendrá la Argentina. Específicamente, Estados Unidos se comprometió a eliminar los aranceles sobre “ciertos recursos naturales no disponibles” en su territorio y sobre “artículos no patentados para uso en aplicaciones farmacéuticas”.
Si bien no se especificó el listado exacto, la medida apunta a facilitar la importación estadounidense de insumos críticos y materias primas específicas que la Argentina puede proveer de manera competitiva.
Quizás el punto más relevante para la industria pesada argentina sea la inclusión de una cláusula de “seguridad nacional”. Washington se comprometió a “considerar positivamente” el acuerdo al momento de aplicar medidas comerciales bajo la Sección 232, el instrumento legal que en el pasado se utilizó para imponer aranceles globales a las importaciones de acero y aluminio. Esta mención representa un blindaje estratégico para las exportaciones industriales argentinas, buscando evitar que queden atrapadas en futuras disputas comerciales de Washington con otros bloques.
En 2018, por ejemplo, Trump invocó la Sección 232 para justificar aranceles al acero y el aluminio, al afirmar que el exceso de importaciones globales amenazaba a las industrias estadounidenses y debilitaba su capacidad para satisfacer las necesidades de seguridad nacional.
Actualmente, los aranceles a las exportaciones argentinas de acero y aluminio alcanzan el 50%. El Gobierno eliminó temporalmente -hasta fin de año- las retenciones a las exportaciones de esos productos hacia Estados Unidos, un beneficio para Techint y Aluar, empresas perjudicadas por el elevado arancel impuesto por Washington.
El sector agropecuario, uno de los pilares de la exportación argentina, también obtuvo un beneficio crucial. El comunicado confirma que ambos países se comprometieron a establecer “mejores condiciones recíprocas de acceso bilateral para el comercio de carne vacuna”. Este avance abre una puerta clave para uno de los productos estrella del país en el competitivo mercado norteamericano, un objetivo buscado por la cadena cárnica durante décadas.
Como contrapartida, la Argentina otorgará un acceso preferencial a una amplia gama de productos estadounidenses, incluyendo medicamentos, químicos, maquinaria, productos de tecnologías de la información, dispositivos médicos y vehículos automotores. Además, el país ratificó el desmantelamiento de barreras no arancelarias, como las licencias de importación, y se comprometió a eliminar gradualmente la tasa estadística para los bienes provenientes de Estados Unidos.