
PARIS.- Suspensión de la reforma de la jubilación, contribución de las grandes fortunas… El primer ministro francés Sébastien Lecornu obtuvo este martes un éxito considerable ante la cámara de diputados donde presentó su hoja de ruta. Su programa consiguió alejar la amenaza de censura presentada por parte de la oposición, obteniendo el apoyo del Partido Socialista (PS), que tenía en sus manos el destino del gobierno.
Era la hora de la verdad para Sébastien Lecornu y parece haber rendido el examen con solvencia. Cuatro días después de haber sido confirmado en sus funciones, el primer ministro pronunció, este martes por la tarde, una declaración de política general de unos 40 minutos ante la Asamblea Nacional. No es exagerado decir que el jefe del gobierno era esperado de pie firme, dado que la crisis política hizo temer un bloqueo institucional sinfín. En medio de amenazas de censura de las oposiciones —la extrema izquierda de La Francia Insumisa (LFI) y la extrema derecha de la Reunión Nacional (RN) presentaron cada uno una moción— Lecornu sabía, al subir a la tribuna del Palacio-Borbón, que sus compromisos presupuestarios, especialmente sobre la reforma de las pensiones, dictarían la conducta de los socialistas, que, gracias a su grupo parlamentario, tenían la clave de esa censura.
Desde el principio, el primer ministro buscó tranquilizar a los franceses. A pesar del tumulto político de las últimas semanas, consideró que la “crisis de régimen” no tendrá “lugar” gracias a “las instituciones de la V República y a sus apoyos”, al tiempo que juzgó que “hay que saber sacar provecho” de la “crisis parlamentaria”.
Mientras los textos presupuestarios fueron presentados este martes por la mañana en el Consejo de Ministros antes de ser depositados en el Parlamento, para mantenerse dentro de los límites constitucionales —las dos cámaras disponen, según el texto de 1958, de 70 días para examinar un proyecto de ley de finanzas antes del 31 de diciembre— Lecornu dijo haber “aceptado la misión porque Francia debe tener un presupuesto, porque hay medidas de urgencia que tomar sin esperar”.
“Es un deber (…) Lo cumpliré bajo ciertas condiciones que derivan evidentemente de la composición de esta Asamblea”, prometió.
Lecornu también prometió un “presupuesto serio y fiable para Francia, útil y bueno para los franceses”. Haciendo clara referencia a sus nuevos ministros provenientes de la vida civil, el primer ministro estimó que su gobierno encarnaba “la renovación”, y esto, gracias a “la entrada de expertos entre los más competentes de nuestro país”, aportando “una experiencia incontestable”.
Punto central de esta declaración, Lecornu anunció suspender la reforma de las pensiones desde “este otoño” (boreal), y esto, “hasta las elecciones presidenciales”. Esa reforma, defendida por la centro-derecha y los conservadores, y adoptada por decreto durante el gobierno de la primera ministra Elisabeth Borne, fue el desencadenante de la crisis político-social actual. Y su suspensión era exigida por el Partido Socialista para no sumarse a la censura.
“No habrá aumento de la edad a partir de ahora hasta enero de 2028; como lo había pedido precisamente la CFDT (central obrera de orientación socialista)”, explicó ante los diputados. Paralelamente, la duración del tiempo necesario para jubilarse también será suspendida, y permanecerá “en 170 trimestres hasta enero de 2028”.
Sin embargo, el primer ministro consideró que “suspender por suspender no tiene sentido”, y que sería incluso “irresponsable” si no anticipara ningún cambio. Por eso la suspensión de la reforma de las pensiones —cuyo costo se estima en 400 millones de euros en 2026 y 1,8 mil millones en 2027— deberá según él “ser compensada por ahorros” y no “a costa de un déficit mayor”. Para preparar el después, propuso organizar “en las próximas semanas” una “conferencia sobre las jubilaciones y el trabajo en acuerdo con los representantes sociales”.
Por otra parte, estimando que era “urgente gastar menos”, afirmó que el Estado había “iniciado una revisión de sus gastos”. En el programa, por lo tanto: ahorros que deberán “inscribirse en un marco plurianual apoyándose en una verdadera reforma del Estado”.
Lecornu afirmó que el presupuesto deberá estar “en el centro del debate” parlamentario y abogó por un “control de las cuentas públicas” que permita “reducir el déficit público al 4,7% del PIB”.
“No es una política de austeridad”, continuó, deseando sin embargo “pedir esfuerzos adicionales a las grandes empresas por un sentido de justicia social”.
Otro punto sensible del presupuesto 2026: el de los impuestos. Admitiendo que “la fiscalidad de las grandes fortunas pudo llamar la atención”y “que puede haber anomalías” en la materia, Lecornu pretende “encuadrar la optimización fiscal”. Por ello propone la creación de “una contribución excepcional de las grandes fortunas”, sin que el “patrimonio profesional sea afectado”.
En resumen, el objetivo del primer ministro será reducir el déficit “a menos del 5% del PBI”. Un “imperativo de soberanía”, según él.
“No podemos colocar a nuestro país en una dependencia duradera de prestamistas extranjeros. Desde 2025, habremos respetado el 5,4% de déficit”, aseguró.
Por último, Lecornu también presentó su método de trabajo a los diputados: “El gobierno propondrá, nosotros debatiremos, ustedes votarán. Compartir el poder con el Parlamento es indudablemente una ruptura”, afirmó. Incluso sobre el presupuesto: “El gobierno presenta el presupuesto, el Parlamento lo examina, lo modifica”, añadió. Más aún, el primer ministro se comprometió nuevamente a no recurrir al método fuerte: imponer las leyes por decreto gubernamental cuando no hay mayoría parlamentaria.
“Sin 49.3, sin mayoría absoluta, el Parlamento tendrá la última palabra. Les toca a ustedes aprovechar este poder. Es una oportunidad. La Asamblea Nacional y el Senado siguen siendo el lugar del poder de decisión”, insistió.
Defraudados por el fracaso de una censura que debía permitirles seguir exigiendo la renuncia del presidente Emmanuel Macron, tanto la extrema izquierda como la extrema derecha lanzaron violentas acusaciones contra los “vendidos” socialistas” y parte de los “entregados” conservadores. Solo parte, ya que Los Republicanos (LR) se encuentran en pleno marasmo, divididos cada vez un poco más.
Las mociones de censura deben ser votadas el jueves próximo. Salvo modificación inesperada, los partidarios de esa censura (LFI y RN) reunirán 265 votos. Lejos de los 289 necesarios para hacer caer el gobierno.
La entrada Con la suspensión de la reforma que encendió las calles, Lecornu consigue un apoyo clave y le da un respiro a Macron se publicó primero en DIARIO DIGITAL MORENO MEDIOS.