SAN PABLO.- Brasil vivió este domingo una jornada atravesada por la polarización política, con manifestaciones masivas en varias ciudades a favor de Jair Bolsonaro y, al mismo tiempo, con un desfile oficial encabezado por Luiz Inacio Lula da Silva en Brasilia por el Día de la Independencia.
Mientras miles de seguidores del expresidente exigían una amnistía legislativa que lo beneficie en caso de condena por golpismo, Lula apelaba al lema “Brasil soberano” para reafirmar la autonomía del país frente a las presiones externas y advertía sobre los riesgos de perdonar a los responsables del asalto a las instituciones en enero de 2023.
La corte suprema dará la semana próxima su veredicto en el juicio a Bolsonaro por un presunto intento de golpe de Estado en 2022, que podría condenarlo a 40 años de cárcel.
En prisión preventiva domiciliaria desde agosto, es el protagonista ausente de actos a favor de una amnistía legislativa a cientos de sus simpatizantes condenados por el asalto a los poderes públicos en Brasilia el 8 de enero de 2023. Según la fiscalía, Bolsonaro (2019-2022) promovió esos hechos como un último intento de aferrarse al poder tras perder las elecciones contra Luiz Inácio Lula da Silva. El bolsonarismo aspira a votar la amnistía en el Congreso y que también alcance a su líder si resulta condenado.
Bajo el lema “Reacciona Brasil”, la movilización comenzó por la mañana en Río de Janeiro.
El acto principal comenzó a las 15 (hora local) en la tradicional avenida Paulista en San Pablo, con la presencia de varios presidenciables de la derecha brasilera. Entre ellos, el gobernador paulista Tarcísio de Freitas, posible sucesor de Bolsonaro y promotor clave de la amnistía. En el palco estuvieron presentes el patrocinador de los actos, el pastor evangélico ultraconservador Silas Malafaia, y Michelle Bolsonaro, la esposa del expresidente, entre otros.
“Estamos aquí para defender la legalidad y los valores en este país. El juicio a Bolsonaro es una canallada”, dijo Aparecida Paula, una jubilada de 70 años que vestía la camiseta de la selección.
Vestidos con los colores verde y amarillo de la bandera brasileña, los simpatizantes bolsonaristas se concentraron en la Paulista con carteles a favor de la amnistía y contra Lula y los jueces de la corte suprema.
“Thank you, president Trump”, se leía en algunos carteles alzados por manifestantes junto con pancartas dirigidas a los líderes de Diputados y el Senado para activar la votación de la amnistía. El presidente estadounidense Donald Trump impuso hace un mes aranceles punitivos a Brasil bajo el argumento de que existe una “caza de brujas” contra su aliado Bolsonaro.
Bolsonaro se encuentra inhabilitado electoralmente hasta 2030 por haber cuestionado sin pruebas el sistema de votación brasileño. Pero el presidente de su partido, Valdemar Costa Neto, dijo desde el palco que “no existe plan B” de la derecha para 2026.
“La amnistía para los condenados del 8 de enero y para Bolsonaro es lo único que puede salvar a Brasil”, sostuvo Alexandre Cerqueira, un pintor náutico de 45 años que acudió al acto en San Pablo con su esposa y sus tres hijos.
El exmandatario se declaró inocente en el juicio por golpismo y dice ser un perseguido político. Unas horas antes, sindicatos y movimientos sociales de izquierda reunieron a unas 9000 personas en un acto contra la posible amnistía en el centro de San Pablo, según contabilizó el Monitor de Debate Político de la Universidad de Sao Paulo.
Según estudios del Monitor del Debate Político y del Centro Brasileño de Análisis e Planificación (Cebrap), las convocatorias de la derecha bolsonarista superan en asistencia a las de la izquierda que lidera Lula.
En el marco de las celebraciones por el Día de la Independencia de Brasil, el presidente Luiz Inácio Lula da Silva encabezó este domingo el tradicional desfile cívico-militar en Brasilia, que estuvo marcado por un fuerte contenido político y por la tensión en torno al futuro de los condenados por el asalto a las instituciones ocurrido el 8 de enero de 2023.
Bajo el lema “Brasil soberano”, el mandatario buscó reafirmar la autonomía del país en un contexto de fricciones comerciales con Estados Unidos, tras los nuevos aranceles impuestos por Donald Trump. “No aceptamos órdenes de nadie”, subrayó Lula en un mensaje televisado la noche anterior, en clara alusión a las presiones externas.
Sin mencionar nombres propios, Lula apuntó contra sectores internos a los que tildó de “traidores a la patria”, en referencia a políticos brasileños que, según él, alentaron ataques contra las instituciones democráticas. Entre los gestos más visibles de esa tensión se encuentra la presencia de Eduardo Bolsonaro, hijo del expresidente Jair Bolsonaro, que se instaló meses atrás en Estados Unidos y que promueve abiertamente que la administración Trump intervenga en favor de su padre en medio de las causas judiciales que lo acechan.
El gobierno dispuso un amplio operativo de seguridad para la jornada, con 2000 agentes desplegados en las calles y una tropa adicional acuartelada como refuerzo en caso de disturbios, confirmó la Policía Militar de Brasilia. El recuerdo de los hechos del 8 de enero de 2023 sigue marcando el pulso político y las conmemoraciones patrias. Lula advirtió esta semana que existe un “riesgo” de que prospere en el Congreso una amnistía para los condenados por ese ataque. “Es una batalla que también tiene que ser hecha por el pueblo”, sostuvo el mandatario, que con 79 años ya dejó en claro su intención de competir por la reelección en 2026.
El debate sobre una eventual amnistía escaló en los últimos días dentro del Parlamento. Si bien no hay aún una definición oficial, el presidente de la Cámara de Diputados, Hugo Motta, reconoció que se analizan escenarios para someter el tema a votación. Tanto oficialistas como opositores coinciden en que las tratativas se intensificaron recientemente. La preocupación del Ejecutivo se tradujo también en las calles: durante el desfile, un sector del público coreó de manera espontánea “sin amnistía”, dejando en evidencia la polarización que rodea el asunto.
En un intento por apropiarse de símbolos que en los últimos años quedaron asociados al bolsonarismo, el gobierno lanzó esta semana un video en redes sociales en el que convocó a la ciudadanía a “sacar la verde-amarela del armario”, en referencia a la camiseta de la selección brasileña de fútbol. Esa prenda, utilizada como estandarte por los seguidores de Bolsonaro durante las manifestaciones contra Lula, fue resignificada en el marco de la fiesta nacional.
Agencia AFP, DPA y AP