Xi aprovecha los desaciertos de Trump y los convierte en su mayor ventaja geopolítica

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HONG KONG.- El presidente chino, Xi Jinping, no habría imaginado un momento más favorable ni que el guion lo hubiera escrito él mismo. A la cumbre de seguridad que se celebró en China este fin de semana se sumaron los mandatarios de la India y de Rusia: un líder alejado de Washington por los aranceles que le impuso Trump, y el otro, liberado de su aislamiento por el abrazo del presidente norteamericano.

Al primer ministro indio, Narendra Modi, los aranceles de Estados Unidos a las importaciones indias lo han hecho dudar sobre inclinarse tanto por Washington. Para el presidente ruso, Vladimir Putin, la alfombra roja que Trump le extendió en Alaska puso freno a los esfuerzos de Occidente por castigarlo por su invasión a Ucrania.

Y en el centro de la escena se encuentra Xi, para quien el alejamiento de Estados Unidos de la India representa una oportunidad y el acercamiento de Washington con Putin una reivindicación de su largo alineamiento con el líder ruso.

La cumbre se seguridad que se celebrará en Tianjin con de más de 20 mandatarios, en su mayoría de Asia Central, seguida de un desfile militar en Pekín donde China hará gala de sus más modernos misiles y aviones de guerra, no serán solo un espectáculo, sino una muestra de la forma en que Xi intenta convertir la historia, la diplomacia y el poderío militar en herramientas para remodelar un orden global dominado por Estados Unidos.

“El éxito de la estrategia de política exterior de Xi se ve reflejado en el desfile de líderes mundiales que viajan a China a visitarlo”, apunta Jonathan Czin, miembro de la Brookings Institution y exanalista de la CIA en materia de política china. “De hecho, probablemente hoy Xi se siente más asediado por los jefes de Estado visitantes que rodeado por Estados Unidos y sus socios y aliados”.

El presidente de Rusia, Vladimir Putin, el presidente chino, Xi Jinping, su esposa, Peng Liyuan, y líderes extranjeros posan durante una foto familiar de la Cumbre de la Organización de Cooperación de Shanghai (OCS) en Tianjin el 31 de agosto de 2025
ALEXANDER KAZAKOV – POOL

Durante el domingo y el lunes, Xi, Putin y Modi asistirán a la cumbre de la Organización de Cooperación de Shanghái, un grupo de seguridad euroasiático liderado por China y Rusia, en la ciudad oriental de Tianjin.

El miércoles, de regreso en Pekín Xi, presidirá un desfile militar para conmemorar el 80º aniversario del fin de la Segunda Guerra Mundial, donde presentará el conflicto como un triunfo liderado por el Partido Comunista. (Sin embargo, la mayoría de los historiadores considera que quienes libraron la mayor parte de los combates fueron los nacionalistas chinos).

En sus discursos, Xi ha intentado presentar la Segunda Guerra Mundial como una conflagración en la que China y la Unión Soviética fueron los escenarios decisivos de la batalla. Es un argumento del que Putin se ha hecho eco y que intenta desviar la reivindicación de victoria de Occidente hacia China y Rusia, en particular por las decenas de millones de personas que murieron en esos dos países. Varios funcionarios chinos también han manifestado que los aliados occidentales ignoraron todos los acuerdos negociados durante y después de la guerra y que reforzarían el reclamo territorial de China sobre Taiwán.

Ese contexto es el que explica la importancia que tienen los desfiles militares para Pekín y Moscú.

“Más allá del esplendor militar y los recordatorios visuales de las contribuciones que hicieron esas naciones al esfuerzo bélico, los desfiles forman parte de la ‘guerra por la memoria’ que actualmente está en curso”, escribieron recientemente los investigadores de la Brookings Institution. “China y Rusia ofrecen una historia alternativa que prefieren a la narrativa occidental de la victoria aliada”.

Hasta hace poco, la cercanía de Pekín con Moscú hacía que Washington redoblara su presión. Pero esa presión parece haberse aliviado gracias al acercamiento entre Estados Unidos y Rusia. A principios de agosto, el propio presidente Trump elogió efusivamente a Putin en Alaska y posteriormente se hizo eco de la postura del Kremlin de que Ucrania debe ceder territorio si quiere ponerle fin a la guerra.

Así que ahora Xi parece reivindicado por su apoyo a Putin, y los analistas aseguran que ambos líderes aprovecharán la cumbre de Tianjin para promover la visión de un mundo menos dominado por Estados Unidos.

El presidente ruso, Vladimir Putin (izquierda), y el presidente chino, Xi Jinping, se estrechan la mano en una ceremonia de bienvenida a los jefes de Estado de la cumbre de la Organización de Cooperación de Shanghái (OCS) en Tianjin, China, el domingo 31 de agosto de 2025Alexander Kazakov – Pool Sputnik Kremlin

Xi también puede agradecerle al gobierno de Trump que haya acelerado la distensión entre China y la India, cuyas relaciones se habían deteriorado tras una serie de sangrientos enfrentamientos fronterizos en 2020. El gobierno de Delhi ha manifestado su frustración por la duplicación de los aranceles que pagan los productos indios que ingresan a Estados Unidos y que ahora alcanzan un astronómico 50%, lo que ha suscitado reclamos de que la India se reoriente hacia China.

Modi, que durante el gobierno de Biden se había acercado a Estados Unidos para contrarrestar a Pekín, estará de visita en China por primera vez en siete años para asistir a la cumbre. Sin embargo, no estará presente en el desfile militar, del que sí participarán Putin y el dictador norcoreano Kim Jong-un.

En su reunión con Modi del domingo, Xi afirmó que China y la India deberían ser “socios y no rivales” y que deberían intercambiar “oportunidades para el desarrollo mutuo, en lugar de amenazas”, algo que podría interpretarse como una sutil indirecta a Trump. Xi también reiteró la postura de Pekín de que los problemas limítrofes no deben definir las relaciones bilaterales.

“Tanto para China como para la India, la decisión correcta es ser buenos vecinos y amigos, socios que logran éxito mutuo y conocen ‘la danza del dragón y el elefante’,” declaró Xi, según medios estatales chinos, evocando a las criaturas que simbolizan a ambas naciones.

Modi coincidió con Xi al afirmar que ambos países no deberían ser “rivales” y que “la paz y la tranquilidad” en las zonas fronterizas era importante para las relaciones bilaterales, según un comunicado del Ministerio de Relaciones Exteriores de la India.

El primer ministro de la India, Narendra Modi y el presidente de China, Xi Jinping, se estrechan la mano durante la ceremonia de bienvenida de la cumbre de la Organización de Cooperación de Shanghái (OCS) en Tianjin– – Indian Press Information Bureau

La convergencia de Putin y Modi en China —así como de líderes de decenas de otras economías emergentes, como Turquía, Egipto, Malasia y Pakistán—, contrasta con la creciente discordia de Estados Unidos con sus aliados europeos y asiáticos. Algunas de esas fisuras se hicieron evidentes este mes, cuando los líderes europeos, excluidos de las conversaciones de paz por Ucrania, sintieron la necesidad de acudir en masa a Washington para convencer a Trump de no ceder ante las exigencias rusas sobre las condiciones para un alto el fuego. Y la semana pasada Trump también irritó a otro aliado: durante su reunión en el Salón Oval con el presidente surcoreano, Lee Jae Myung, no tuvo mejor idea que elogiar al norcoreano Kim Jong-un.

En Europa y Asia, muchos aliados de Estados Unidos consideran a China una temible amenaza para el comercio justo, la democracia y la estabilidad regional. Y esta última preocupación se verá acentuada por el desfile militar, donde se espera que China presente nuevos misiles antibuque que potencialmente podría desplegar en una guerra por Taiwán.

Sin embargo, los analistas aseguran que esas preocupaciones podrían quedar opacadas por el nivel de disrupción que Trump ha generado en décadas de política exterior norteamericana. “A pesar de sus temores sobre China, algunos de esos países consideran cada vez más que Estados Unidos es una fuerza desestabilizadora del orden internacional aún mayor que China, si no la principal”, señala Ali Wyne, experto en relaciones entre Estados Unidos y China del International Crisis Group.

China ha intentado aprovechar el desordenamiento de Washington para persuadir a países como la India de que reevalúen su relación con Estados Unidos. Al mismo tiempo, Pekín teme que Washington presione a otros países para que restrinjan su comercio con China, justo cuando la economía china está seriamente debilitada por la caída del mercado inmobiliario y la guerra de precios.

“Si al abusador le das la mano, te toma hasta el codo”, escribió en la red social X el embajador chino en la India, Xu Feihong, sobre los aranceles de Estados Unidos.

En un reciente seminario dictado en Nueva Delhi, el embajador Xu aseguró que China y la India tenían la responsabilidad de asumir un papel más preponderante en el liderazgo global para contrarrestar la “hegemonía y la política de poderío” de Estados Unidos. Se refirió a sus vecinos indios como los “nobles motores” del crecimiento económico de Asia, utilizando la misma frase que Modi suele emplear en política interna en su país.

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, impuso altos aranceles a los productos indio debido a que Narendra Modi compra petróleo rusoSAJJAD HUSSAIN – AFP/POOL

Rusia es una firme aliada de Pekín y no necesita que la convenzan de nada. Moscú viene utilizando a grupos como la Organización de Cooperación de Shanghái para profundizar sus lazos con China, la India y otros países, vínculos que han cobrado cada vez mayor importancia para su economía, afectada por las sanciones occidentales, desde que las tropas rusas invadieron Ucrania en 2022.

Y sin duda el petróleo ruso será tema de las conversaciones entre Putin, Modi y Xi. Los aranceles que le impuso Trump a la India por comprarle petróleo a Rusia hicieron que China compre aún más crudo ruso que antes, y sin enfrentar consecuencias similares a las de la India.

Por sobre todo, la cumbre y el desfile les permitirán a Putin y a Xi reafirmar su estrecha relación, una alianza que Occidente ha intentado romper infructuosamente. Las relaciones de China con Rusia probablemente seguirán siendo “excelentes”, apunta Zhou Bo, coronel retirado del Ejército Popular de Liberación de China y actual docente de la Universidad de Tsinghua, Pekín. Según Zhou, los intentos de Occidente de crear una división entre China y Rusia no pasan de ser “una expresión de deseo”.

Traducción de Jaime Arrambide

Por David Pierson, Mujib Mashal y Natalya Vasilyeva