TEHERÁN.- El argentino Rafael Grossi, actual director general del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), se encuentra bajo un fuerte operativo de seguridad en Viena tras detectarse una amenaza concreta vinculada a sectores próximos a Irán.
Las autoridades austríacas adoptaron la medida luego de recibir información de inteligencia que advertía sobre un posible intento de atentado contra el diplomático, quien además figura entre los nombres mencionados como eventual sucesor de António Guterres en la Secretaría General de la ONU en 2026.
De acuerdo con The Wall Street Journal, el gobierno austríaco dispuso que la unidad especial Cobra —un cuerpo de élite entrenado para proteger a dignatarios y responder ante riesgos terroristas— se encargue de custodiar a Grossi de manera permanente. Este equipo, reconocido por el uso de vehículos blindados y armamento de última generación, solo se activa en escenarios considerados de máxima amenaza.
Esta unidad de élite, dependiente del Ministerio Federal del Interior de Austria, tiene como funciones centrales las operaciones antiterroristas, el rescate de rehenes y la respuesta a tiroteos masivos. También asume la protección personal y de representaciones austríacas en el extranjero. En el ámbito interno, sus agentes están a cargo de la seguridad del presidente y la canciller, así como de embajadores estratégicos, entre ellos los de Estados Unidos e Israel.
Fuentes familiarizadas con el caso confirmaron que Grossi lleva varias semanas bajo protección las 24 horas, después de que la inteligencia austríaca recibiera información sobre una amenaza específica proveniente de un tercero vinculado a Irán. En esas circunstancias, la unidad Cobra desplegó efectivos armados con metralletas y al menos dos vehículos blindados que lo escoltan permanentemente. El OIEA, con sede en Viena, evitó dar detalles sobre la procedencia de la amenaza, mientras que las autoridades iraníes no emitieron comentarios públicos.
Las intimidaciones contra el argentino se intensificaron tras la guerra de 12 días entre Israel e Irán, en junio, cuando Teherán lo acusó de inclinar sus informes a favor de Israel y de contribuir a escalar el conflicto. Durante ese período, Grossi ordenó retirar discretamente a los inspectores del OIEA desplegados en Irán por temor a su seguridad, en una operación que incluyó su evacuación terrestre y que se realizó con el consentimiento de Teherán.
Altos dirigentes iraníes apuntaron directamente contra el diplomático. Ali Larijani, asesor del líder supremo Ali Khamenei e integrante del Consejo de Seguridad Nacional, advirtió en redes sociales que “cuando termine la guerra, nos ocuparemos de Grossi”. El diario semioficial Kayhan llegó a tildarlo de “espía israelí” y pidió su arresto y ejecución. Desde el Poder Judicial también deslizaron la posibilidad de someterlo a un juicio en ausencia, lo que complicaría gravemente las relaciones con el organismo internacional.
El trasfondo de estas tensiones se remonta a 2019, cuando Grossi asumió la dirección del OIEA con la promesa de ejercer firmeza frente al avance del programa nuclear iraní, respaldado en ese momento por la primera administración de Donald Trump. Sus informes posteriores sobre material nuclear no declarado en Irán fueron rechazados por Teherán, que lo acusó de actuar bajo presiones políticas de Occidente y de Israel. El informe del 31 de mayo pasado, en el que la agencia detalló que las respuestas iraníes eran insuficientes para garantizar que su programa tuviera fines exclusivamente pacíficos, desató nuevas fricciones.
Irán rompió casi todos los límites del acuerdo nuclear de 2015 tras la retirada de Estados Unidos, acumulando suficiente uranio enriquecido como para fabricar alrededor de diez armas nucleares, según cálculos del OIEA. Grossi intentó mantener canales de diálogo y visitó Teherán en varias ocasiones, aunque funcionarios de su agencia denunciaron obstruccionismo iraní en las investigaciones abiertas.
En medio de este escenario, Grossi reiteró que el OIEA actúa de forma técnica e independiente, rechazando cualquier vínculo político con Israel. Al mismo tiempo, condenó los ataques contra instalaciones nucleares durante la reciente guerra, advirtiendo que constituyen violaciones del derecho internacional.
Según informaron allegados al Wall Street Journal, el propio Grossi admitió en los últimos días que la amenaza ha cambiado su vida cotidiana y que las recomendaciones de seguridad que recibió fueron claras: debe tomarlas con absoluta seriedad.
En paralelo, inspectores del OIEA regresaron a Irán por primera vez desde que Teherán suspendió su cooperación tras la guerra de 12 días con Israel, confirmaron este miércoles medios oficiales iraníes y el propio director del organismo. El ministro de Exteriores, Abbas Araqchi, aclaró que la presencia del equipo no significa una reanudación plena de la cooperación, ya que aún no se aprobó un nuevo marco de trabajo. “Se están intercambiando puntos de vista, pero no hay un texto final”, señaló ante el Parlamento, según la televisión estatal.
La suspensión se remonta a mediados de junio, cuando Israel lanzó ataques aéreos contra instalaciones nucleares y militares iraníes —entre ellas Fordo, Isfahán y Natanz— y zonas residenciales, con un saldo de más de mil muertos. Estados Unidos se sumó a la ofensiva con bombardeos selectivos, a lo que Irán respondió con misiles y drones que causaron decenas de víctimas en territorio israelí. Un alto el fuego entró en vigor el 24 de junio, pero poco después Teherán congeló su colaboración con el OIEA, reprochando que la agencia no condenara los ataques contra su infraestructura nuclear.
El Parlamento iraní aprobó entonces una ley que condiciona el regreso de los inspectores a la autorización del Consejo Supremo de Seguridad Nacional, lo que limita severamente el acceso de la agencia. Ese organismo aprobó la misión actual, pero Araqchi reiteró que no se ha definido aún la nueva modalidad de cooperación. El vocero de la Organización de Energía Atómica iraní, Behruz Kamalvandi, indicó que los inspectores solo supervisarían el reemplazo de combustible en la planta nuclear de Bushehr, sin confirmar si se permitirá su ingreso a otros sitios sensibles como Fordo o Natanz.
Grossi, por su parte, afirmó a Fox News que el organismo aún discute con Teherán “modalidades prácticas” para retomar las inspecciones de manera más amplia. El regreso de los expertos coincidió con un encuentro en Ginebra entre diplomáticos iraníes y representantes de Reino Unido, Francia y Alemania, quienes buscan reactivar el diálogo nuclear.
Agencias AFP y Reuters
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