Cómo recuperar los saldos técnicos de IVA que dificultan la inversión agropecuaria

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Aunque suena a tecnicismo impositivo, la acumulación de saldos técnicos en el IVA afecta seriamente el cash flow de uno de los sectores más importantes del país: la producción agropecuaria.

Todos los meses, el productor agropecuario compra insumos: fertilizantes, semillas, paga labores, adquiere maquinaria de última generación, etc. Por cada una de estas compras, paga un porcentaje de Impuesto al Valor Agregado (IVA), el que le genera una acumulación de crédito fiscal, conformando el denominado “saldo técnico”.

Este, en teoría, debería ser recuperado con el débito fiscal producido por la venta de su cosecha. Y aquí viene el primer problema: por la forma en que está diseñado el sistema, el IVA que cobraron por la venta de la cosecha es menor al IVA que pagaron por sus compras.

En la faena de ganado, en lugar de vender el animal en pie, se lo faena y se vende la carne con un valor agregado y, por ende, un débito fiscal mayorESV

¿El resultado? Un saldo a favor. Es decir, el Estado le “debe” dinero. Pero este no es un saldo que puedan usar fácilmente. Los profesionales lo llaman “saldo técnico”, y es como tener dinero en una caja fuerte, con una cerradura que no se puede abrir. Existe, pero no sirve para pagar otros impuestos ni se lo devuelven de forma automática, estando expuesto a la devaluación y/o inflación que reduce su valor presente.

Este problema, que afecta a muchas industrias, es particularmente grave en el sector agropecuario. Los productores, especialmente aquellos que invierten fuertemente en tecnología, terminan con importantes saldos a favor que se acumulan mes tras mes. Lo cual es capital de trabajo del productor que queda inmovilizado en las arcas del Estado, lo cual impide comprar una nueva cosechadora, invertir en tecnología de riego, ampliar la capacidad de producción. Dicha falta de liquidez termina siendo un freno al crecimiento.

Empezar a planificar y desarmar el rompecabezas

Muchos productores se resignan a esta situación, pensando que es parte de las reglas de juego. Creen que no hay forma de recuperar ese dinero y que el saldo a favor es una especie de costo impositivo inevitable. Sin embargo, no es así. El primer paso para solucionar este problema es dejar de ser reactivos y empezar a ser proactivos. Esto significa usar la herramienta denominada “planificación fiscal”.

¿Qué es la planificación fiscal? Lejos de ser un sinónimo de evasión, se trata de una gestión inteligente de las finanzas de la empresa, de la mano de un profesional en la materia. Consiste en entender las reglas del juego para usarlas a favor del negocio, siempre dentro de la ley. En el caso del IVA, la planificación implica no solo llevar las cuentas al día, sino también anticiparse a la formación de saldos técnicos, evaluando las inversiones futuras y las opciones disponibles para recuperar esos fondos.

La venta de cereales en estado natural esta gravada a tasas diferenciales, lo que genera insuficiente débito fiscal. Sin embargo, al transformar ese cereal a través de un proceso industrial por ejemplo, está agregando valor al producto, permitiendo aprovechar el propio crédito fiscalMarcelo Manera – LA NACION

La venta de cereales en estado natural está gravada a tasas diferenciales, lo que genera insuficiente débito fiscal. Sin embargo, al transformar ese cereal a través de un proceso industrial por ejemplo, está agregando valor al producto, permitiendo aprovechar el propio crédito fiscal: el IVA que se pagó por la maquinaria, los fertilizantes, etc., se compensa de manera más efectiva con el débito fiscal generado por la venta de productos semi y/o elaborados industrialmente.

Esta estrategia de integración se puede aplicar de muchas otras maneras, como procesamiento de leche: En lugar de vender la leche cruda, se la transforma en quesos, yogures o manteca.

En la faena de ganado, en lugar de vender el animal en pie, se lo faena y se vende la carne con un valor agregado y, por ende, un débito fiscal mayor.

Otra herramienta es explorar actividades comerciales que, por su naturaleza, generan un débito fiscal importante. Por ejemplo, una empresa agropecuaria podría complementar su actividad principal con el alquiler de maquinaria y poner a disposición la maquinaria que no se está usando, como cosechadoras o tractores, para el alquiler a terceros. Este servicio genera un débito fiscal que ayuda a absorber el crédito.

Devolución de crédito fiscal de inversiones en bienes de uso

Aquí es donde entra en juego una herramienta legal vigente, que debemos utilizar: la Resolución General 4581/2019 de la AFIP. Esta norma es, en esencia, la llave que abre la caja fuerte y libera el dinero congelado. En palabras simples, la ley ha previsto que, cuando se trate de saldos técnicos originados en inversiones en bienes de uso que no pueden ser recuperadas con debito fiscal, el contribuyente solicite al Estado la devolución de estos.

El régimen devolutivo es un camino claro y seguro para que los productores recuperen esos fondos; es un derecho que le asiste cuando se cumplen ciertas condiciones. Y, ¿cuáles son esas condiciones? No son más que los requisitos básicos de cualquier contribuyente responsable: tener las cuentas al día, las declaraciones juradas presentadas y no tener problemas con la ARCA.

El proceso es relativamente sencillo, aunque requiere de la mano experta de un profesional. Se presenta una solicitud por internet, a través de la página de la ARCA. El contribuyente debe justificar su pedido con datos y documentación. Este informe es el aval que certifica que los números son correctos, que el IVA que se pide está bien calculado y que el bien de uso por el que se generó el crédito fiscal realmente existe y esta afectado a la actividad productiva.

Una vez que la ARCA verifica toda la información, autoriza la devolución del monto. De esta forma el productor recupera un capital que estaba inmovilizado, y que puede volver a circular en la economía productiva del sector.

En conclusión, la acumulación de saldos técnicos de IVA no es un problema sin solución. La planificación fiscal y el uso inteligente de herramientas como la RG 4581 permiten al sector agropecuario recuperar liquidez, fomentar la inversión en tecnología, y seguir siendo el motor que impulsa el desarrollo de nuestro país. Es hora de dejar de ver ese saldo a favor como una cuenta perdida y empezar a verlo como una oportunidad.

El autor es contador especializado en temas agropecuarios