Las bombas de tiempo económicas, políticas y sociales que le esperan al próximo presidente de Bolivia

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LA PAZ.- Ahora que Bolivia ya sabe que Rodrigo Paz y Jorge Quiroga pelearán por suceder al presidente Luis Arce el próximo 8 de noviembre, la pregunta que se hacen casi 8 millones de bolivianos frente al balotaje que habrá dentro de dos meses es cuál de los dos está en mejores condiciones de sacar al país de su peor crisis de los últimos 40 años.

En cuanto a lo económico, el origen del conflicto está en la cuestión de los hidrocarburos, lo que fue la “gallina de los huevos de oro”, en los tiempos del auge del petróleo y el gas de comienzos de siglo, que permitió sacar a millones de bolivianos de la pobreza y renovar gran parte de la infraestructura del país.

Esta combinación de imágenes, creada el 14 de agosto de 2025, muestra al candidato presidencial de Bolivia por la coalición Alianza Unidad, Samuel Doria Medina, y al candidato presidencial de la coalición Alianza Libre, Jorge «Tuto» Quiroga Ramírez (der.)JORGE BERNAL – AFP

Pero, despilfarros mediante, un Estado que aumentó 3,5 veces sus ingresos, multiplicando por siete sus egresos, y la falta de una adecuada reinversión para mantener activa la fuente de financiamiento, terminaron desembocando en la crisis actual con desabastecimiento de combustibles, alimentos e incluso medicinas.

En este sentido, el sociólogo Ricardo Calla enfatizó a LA NACION la gravedad de la situación señalando: “No me preocupa tanto el corto plazo como el cortísimo plazo. Es tan agudo el problema del desabastecimiento, que yo no descarto que el país quede paralizado antes del balotaje de octubre. El gobierno se quedó con las arcas vacías para seguir pagando la importación de combustible», aseguró.

Un automóvil está estacionado en una gasolinera para cargar combustible durante una escasez en La Paz, Bolivia, el jueves 14 de agosto de 2025. Juan Karita – AP

La primera gran duda es cómo reaccionará la sociedad ante el plan de ajuste que anunciaron los candidatos, qué resistencia ofrecerán los sindicatos o los grupos de izquierda, y qué apoyo tendrán de la ciudadanía.

Calla consideró que “hay un importante sector de la sociedad que está diciendo: ‘que hagan lo que tengan que hacer, pero esto no puede seguir así’. Hay muchísimos sectores populares que depende del diésel y que están paralizados. No es un problema de los ricos”.

Calla desestimó además la posibilidad de que el expresidente Evo Morales sume respaldos si desea convertirse él en el adalid de la lucha contra el eventual ajuste.

“Creo que hay una tendencia a sobrevalorar el poder de Morales. Por supuesto que tiene mucha influencia en su bastión de El Chapare, pero lo que fue su base política en el resto del país está harta de él. Es más, creo que puede tener un efecto contrario. Mucha gente puede no rebelarse frente al ajuste si sabe que Evo se quiere convertir en el abanderado de esa causa», señaló.

Una mujer instala un puesto callejero de fundas para celulares frente a un cartel de campaña del candidato presidencial de Bolivia por la coalición Alianza Unidad, Samuel Doria Medina, en La Paz, el 14 de agosto de 2025.MARTIN BERNETTI – AFP

Otro de los desafíos del nuevo gobierno será qué hacer con el propio expresidente que está prófugo de la Justicia que dictó contra él una orden de arresto por trata de menores. Hasta ahora el gobierno no puso en marcha la detención para no enardecer a los seguidores. “Yo creo que muchos de los votantes se van a sentir defraudados si el gobierno no hace cumplir el mandato de la Justicia y arresta a Evo”, concluyó Calla.

Un gran tarea que enfrentará también el gobierno es la gobernabilidad frente a un parlamento fragmentado como el que surgió de los comicios de este domingo.

Los bolivianos llaman “democracia pactada” a la que existía antes de la llegada de Morales al poder, cuando la circulación de “maletines negros” dentro del Congreso era lo que aceitaba la aprobación de los proyectos del Ejecutivo. Con la mayoría absoluta del MAS en el Legislativo, Evo no tuvo ese problema.

El expresidente Evo Morales se dirige a sus simpatizantes tras marchar hacia La Paz, Bolivia, para protestar contra el mandatario actual Luis Arce, el lunes 23 de septiembre de 2024.Juan Karita – AP

Pero en un país que hoy está falto de fondos ¿es momento de volver a hacer circular maletines en el Congreso? ¿los partidos mayoritarios firmarán un pacto de gobernabilidad?

Un problema también apremiante es la cuestión de los incendios forestales en los bosques amazónicos y de la Chiquitanía, que están arrasando poblaciones enteras y pueden agudizarse en los últimos meses del año.

Pero el tema clave es la cuestión del desabastecimiento de combustible. El año pasado el Estado boliviano tuvo que pagar 3349 millones de dólares para comprar el 90% del diésel y el 56% de la gasolina necesaria para cubrir la demanda. Este año el Presupuesto General del Estado tenía previsto asignar 56 millones semanales a la compra de combustible, y aún eso resulta insuficiente.

En diálogo con LA NACION, el exministro de Hidrocarburos, Álvaro Ríos, explicó las alternativas para salir del actual desabastecimiento. Hoy en Bolivia el litro de nafta está el equivalente a 25 centavos de dólar gracias a los subsidios del Estado.

“El nuevo gobierno deberá buscar la forma de sincerar los precios del combustible de forma paulatina mientras se van quitando los subsidios, porque no se puede hacer todo de golpe”, explicó Ríos.

El tema clave es la cuestión del desabastecimiento de combustible. El año pasado el Estado boliviano tuvo que pagar 3349 millones de dólares para comprar el 90% del diésel y el 56% de la gasolina necesaria para cubrir la demanda.

“Uno de los ejes de los programas de todos los candidatos fue ver de qué manera se puede buscar ‘plata fresca’ para importar combustibles, ya sea utilizando préstamos acordados o un nuevo endeudamiento con el FMI”, señaló el exministro de Hidrocarburos.

De todas maneras, más allá de la apremiante coyuntura, Ríos se mostró optimista sobre las perspectivas en el mediano plazo. “Bolivia tiene buena infraestructura. Todavía se pueden hacer buenos negocios con la Argentina en invierno porque aún queda algo de gas bajo el suelo, aproximadamente un trillón de pies cúbicos. Y el gas boliviano es mucho más competitivo que el de Vaca Muerta. Pero claro, hay que hacer las perforaciones y sacarlo”, dijo.

Finalmente el exministro concluyó: “el tema es cómo conseguimos inversión en un país que ha roto todas las reglas de seguridad jurídica y de respeto a los contratos, Es muy complejo ir a buscar inversionistas que quieran venir al país. Pero Bolivia es un país chico y puede puede recuperarse mucho más rápidamente que, por ejemplo, un país grande como la Argentina”.