La Exposición Rural de Palermo volvió a ofrecer en el restaurante Central su clásico menú de gestos, silencios y movimientos políticos. En un almuerzo con la cúpula de la Sociedad Rural Argentina (SRA), el Gobierno marcó presencia con su equipo económico casi completo, encabezado por el ministro de Economía, Luis Caputo. Sin embargo, Santiago Caputo sorprendió a más de uno con su discreta aparición, que finalmente no pasó inadvertida.
Antes del almuerzo con la SRA, el ministro de Economía había mantenido un encuentro con los integrantes de la Mesa de Enlace, que esperan definiciones concretas en torno a las retenciones.
En un recorrido por la muestra se vio al ministro de Economía casi convertido en una estrella de rock, con pedidos de selfies y mensajes de apoyo, pero por el amontonamiento de la gente y la seguridad no accedió. Los dirigentes de la SRA y funcionarios se encontraron en la mesa principal del restaurante. A eso de las 13, Luis Caputo se sentó entre la vicepresidenta segunda de la SRA, Eloísa Frederking, y el presidente de la entidad, Nicolás Pino. A su lado, el titular del Banco Central, Santiago Bausili, completaba el bloque económico visible.
Enfrente, el secretario de Agricultura, Sergio Iraeta, alternaba miradas con el secretario de Coordinación de Producción, Pablo Lavigne. En un extremo también se ubicaba el director de la Agencia de Recaudación y Control Aduanero (ARCA), Juan Pazo, a quien se lo veía inquieto y activo, conversando con Carlos Odriozola.
En un trayecto desde la oficina de Presidencia de la entidad hasta el stand de la Secretaría de Agricultura, Nicolás Pino le hizo al ministro un particular comentario: “Lo que sí, se está empezando a notar la falta de la timba [financiera]“.
El oficialismo buscó mostrarse alineado, aunque la mesa principal, según confiaron asistentes a LA NACION, fue escenario de una charla “informal, amena, totalmente descontracturada”. El menú fue carne al plato: ojo de bife y bife de chorizo para casi todos. Esta vez, el café, quedó afuera por falta de tiempo de los funcionarios, quienes tenían que cumplir con compromisos dentro y fuera de la Exposición Rural de Palermo.
La sorpresa en medio del restaurante Central fue la presencia discreta de Santiago Caputo, el principal asesor presidencial, que llegó acompañado por Agustín Romo, presidente del bloque La Libertad Avanza en la Cámara de Diputados de Buenos Aires.
Su asistencia no estaba prevista en la mesa económica, ni siquiera algunos miembros del equipo de la cartera económica sabían que estaba en el salón. Su mesa, de 12 personas, estaba ubicada cerca del baño de mujeres. Allí conversó con empresarios, dirigentes y figuras políticas que consiguieron identificarlo entre los comensales y aprovecharon para impulsar su perfil. Había diputados de la Libertad Avanza en una de las mesas aledañas.
Según pudo reconstruir este medio, Santiago Caputo mantiene vínculos con socios jóvenes de la Rural, y por eso se habría acercado hasta el Central, aunque otros interpretaron su presencia como una señal de control y monitoreo hacia los funcionarios libertarios.
Otro que también dio la sorpresa fue el presidente de River Plate, Jorge Brito, quien estaba sentado en la misma mesa que Santiago Caputo, dado que mantiene lazos fluidos con algunos funcionarios y empresarios del sector. También lo saludó el ministro de Economía.
El gesto más elocuente fue cuando, en medio del almuerzo, Luis Caputo y Nicolás Pino se levantaron y cruzaron el salón para saludarlo. El movimiento no pasó desapercibido entre los presentes, que interpretaron la escena como un guiño interno de poder. Así, el asesor del Presidente, aunque sin cargo formal, volvió a marcar territorio. En el trayecto, el ministro de Economía, se sacó fotos con un grupo de mujeres que le pidieron una postal.
En la mesa económica también estuvieron Pablo Quirno y los directivos de la SRA, como su vicepresidente, Marcos Pereda, quien seguía toda la conversación desde otro extremo de la mesa. Entre ellos estuvieron, Ángel Rossi (secretario) y Ricardo Mathó Meabe (tesorero). En la puerta trasera del restaurante Central, dos autos con sus respectivos conductores aguardaban con los motores encendidos, listos para partir.