Las similitudes entre el B-2 que destruyó las instalaciones de Irán, y el ave más rápida del mundo

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Los técnicos norteamericanos que en plena Guerra Fría de los años 70 comenzaron a desarrollar el bombardero B-2, que no fue presentado en sociedad hasta 1989, tuvieron como objetivo una nave “furtiva”, que pudiera transportar armamento convencional o nuclear y lanzarlo en territorio enemigo sin ser percibido por los radares.

Así fue como en su última misión, hace una semana, volaron más de 18 horas desde Kansas City hasta Irán, lanzaron las pesadas bombas GBU-57 que dañaron gravemente las instalaciones nucleares de Fordo, en Irán, y regresaron inadvertidos a territorio norteamericano.

Aunque no son conocidos los estudios secretos que llevaron a su desarrollo, desde ornitólogos hasta expertos en aerodinámica destacaron estos días las llamativas similitudes entre el B-2 y el ave más rápida del mundo, el halcón peregrino.

Obviamente, son innumerables las diferencias entre una de las aeronaves de guerra más sofisticadas y un pájaro. Además, mientras todo el cazabombardero -que no viaja mucho más rápido que cualquier avión comercial- está diseñado básicamente en función de ser indetectable, el objetivo de esta ave rapaz es alcanzar la mayor velocidad posible para sorprender a su presa.

Pero, los especialistas advierten que este pájaro y este avión comparten también algunas visibles coincidencias.

”Mirando ambos perfiles, resulta llamativo, por ejemplo, que el B-2 y el halcón peregrino tengan soluciones similares en cuanto a forma del cuerpo y del fuselaje para reducir la resistencia del aire, a pesar de su gran diferencia de tamaño y velocidad. Y eso es porque es sabido que la forma óptima de un fuselaje o de un cuerpo para minimizar la resistencia no varía tanto para flujos de velocidad media a alta”, explicó a LA NACION Geoffrey Spedding, profesor de ingeniería mecánica y aeroespacial de la University of Southern California (USC).

De todas maneras, el experto aclaró: “Hasta ahora, la mayoría de las veces nuestros conocimientos de ingeniería aerodinámica sirvieron para profundizar la comprensión del vuelo de las aves, y no al revés”.

El halcón peregrino y el B-2

El halcón peregrino (Falco peregrinus) es un ave rapaz del tamaño de un cuervo, con la espalda de color gris azulado, el pecho blanquecino con manchas oscuras, y cabeza negra. Su peso promedio ronda un kilo, y habita en la Argentina y en diferentes ecosistemas de todo el mundo, desde montañas, costas hasta áreas urbanas. Es muy popular entre los jeques árabes para la práctica de la cetrería.

Aunque normalmente vuela a una velocidad promedio de 100 km/h, cuando se lanza en picada para atrapar una presa, hay registros de hasta 389 km/h, lo que lo convierte en el animal más rápido del mundo.

Para poder resistir la presión del aire y la fricción a esas velocidades, al igual que el B-2, todo el cuerpo del halcón peregrino tiene características particulares.

El B-2 es esencialmente un ala continua, sin fuselaje ni cola. Este diseño permite un flujo de aire eficiente. Y el cuerpo del halcón peregrino, en el momento de lanzarse en picada, cuando alcanza su máxima velocidad, también es una sola unidad”, explicó a LA NACION Manuel Encabo, ornitólogo especialista en aves rapaces, de la Fundación Caburé-í.

El experto comparó la estructura ósea del halcón peregrino, con los materiales utilizados en el B-2: básicamente fibra de carbono -un componente liviano pero a la vez resistente, que brinda integridad estructural- y fibra de vidrio, que mejora aún más el armazón de la nave.

“Los huesos de las aves, también, son mucho más livianos que los del resto de los animales. En general, son ‘neumáticos’, porosos, con gran cantidad de aire en su interior. Eso ya es una ventaja muy grande a la hora de la reducción de peso. Además, muchos de los huesos del halcón, sobre todo los torácicos, la clavícula y parte de las vértebras están fusionados, lo que fortalece la resistencia y evita una eventual deformación a altas velocidades. Por otro lado, aunque tiene patas relativamente largas, el halcón peregrino las esconde en el cuerpo al momento del planeo. “Por último, es un animal con gran masa muscular que, sumado a su diseño ultra aerodinámico, lo hace muy compacto para su penetración en el aire en sus vuelos en picada”, afirmó Encabo.

Hay otras dos características que comparten el halcón peregrino y el B-2: una es su larguísimo rango de vuelo, y otra es el aprovechamiento del flujo de aire a grandes velocidades. El cazabombardero tiene una autonomía de 11.000 km, pero puede recorrer trayectos mucho más largos, como el que realizó yendo ida y vuelta de Estados Unidos a Irán, con reabastecimiento en vuelo.

“En el caso de los halcones peregrinos, en los últimos años se avanzó mucho en su investigación con la instalación de emisores GPS en el cuerpo de algunos animales. Pueden viajar desde la tundra en Canadá hasta la Argentina en un mes aproximadamente pero deben, al igual que el B-2, reabastecerse en el viaje”, señaló Encabo.

Por último, hay una particularidad muy especial que comparte el halcón con todas las aeronaves que funcionan con turbinas.

¿Cómo hace un ave para volar a casi 400 km/h, recibir esa fortísima corriente de aire de frente y poder seguir respirando?

“La respuesta está en dos pequeños huesos ubicados a los costados de su pico, llamados tubérculos”, explicó Encabo.

En el caso de los aviones, si uno los mira de frente, puede ver que el eje ubicado en el medio de la turbina termina en un cono, que en inglés se llama “spinner”. La forma cónica del spinner ayuda a guiar más suavemente la entrada de aire hacia el compresor del motor, reduciendo la resistencia y mejorando la eficiencia. Es una especie de barrera física, que protege además a la turbina de posibles daños causados por objetos extraños como aves o escombros que puedan ser aspirados.

Halcón peregrino y un motor a reacción (Facebook Comunidad Biológica)X

“En cuanto al halcón, los tubérculos regulan el ingreso del aire a las narinas y eso le permite continuar respirando y no asfixiarse cuando vuela a altas velocidades”, concluyó el especialista argentino.

A comienzos de siglo la bióloga estadounidense Janine Benyus, acuñó el término biomímesis para referirse a los diseños y patrones de la naturaleza que han servido y sirven para desarrollar nuevas tecnologías y materiales, desde el velcro que nació como una imitación del abrojo, hasta turbinas eólicas que tienen forma de alas de ballena jorobada. Todo indica que esta “cooperación” entre naturaleza y tecnología ocupará también cada vez más lugar en la aeronáutica.

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