Qué son los bombarderos B-2 y las bombas “anti-búnker”, las armas que usó Trump para atacar Irán

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WASHINGTON.- La ofensiva estadounidense lanzada este sábado contra Irán puso en juego los temidos bombarderos B-2, los sigilosos aviones dotados de bombas anti-búnker capaces de perforar las defensas de las instalaciones nucleares iraníes, en particular de la ultrablindada Fordo.

El bombardero furtivo B-2 Spirit representa una de las plataformas de armas estratégicas más avanzadas de Estados Unidos, diseñado específicamente para ese tipo de ataques de precisión contra objetivos altamente fortificados.

Un funcionario del Departamento de Defensa dijo bajo condición de anonimato que se utilizaron varios bombarderos estadounidenses B-2 para atacar Fordo. No quedó claro de inmediato si se utilizaron otros aviones de combate estadounidenses en los ataques.

El sigiloso B-2 norteamericano podría usarse contra Irán – – USAF

El B-2 cuesta unos 2100 millones de dólares, y es el avión militar más caro jamás construido. El alcance del bombardero, de más de 11.000 kilómetros sin repostar, le permite realizar ataques globales desde bases continentales de Estados Unidos. Con el reabastecimiento aéreo, el B-2 puede alcanzar prácticamente cualquier objetivo en todo el mundo, como se ha demostrado en misiones lanzadas desde Misuri hasta Afganistán, Libia y ahora Irán.

Su capacidad de carga útil de más de 18.000 kilos le permite al avión transportar una amplia gama de armas convencionales y nucleares. Los compartimentos internos de armas del bombardero están diseñados para mantener el sigilo y, al mismo tiempo, albergar grandes cargas de municiones, que incluyen dos GBU-57A/B MOP (Massive Ordnance Penetrator), una bomba de precisión guiada de 13.600 kilos para destruir búnkeres.

Un bombardero B-2 en tierra en Palmdale, California FREDERIC J. BROWN – AFP

Desarrollada por Boeing a principios de este siglo bajo la dirección de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos, la bomba MOP fue pensada especialmente para amenazas como la de Irán o Corea del Norte, que desarrollan armamentos en complejos enterrados a decenas de metros bajo tierra y reforzados con hormigón, diseñados para resistir ataques aéreos convencionales.

Se cree que tiene la característica de penetrar hasta unos 61 metros debajo de la superficie antes de explotar, y las bombas pueden lanzarse en seguidilla sobre el mismo sitio, perforando efectivamente más y más profundo con cada explosión sucesiva.

Probada por primera vez en 2007, la bomba fue sometida a varias mejoras para aumentar su capacidad de penetración y precisión, y la Fuerza Aérea norteamericana la declaró operativa durante el primer mandato del presidente Barack Obama, en 2011.

Lo que distingue a la GBU-57 de otras bombas estadounidenses es su carcasa de acero endurecido. Su profundidad de penetración se logra mediante una combinación de energía cinética —derivada de su caída a gran altitud— y características de diseño avanzadas que mantienen la integridad estructural durante el impacto.

Además, está equipada con un sistema de navegación guiado por GPS, lo que garantiza una precisión milimétrica incluso al atacar estructuras profundamente enterradas.

Algunos analistas han cuestionado la rentabilidad de esta bomba, dado su precio estimado en unos 20 millones de dólares por unidad y el número limitado de escenarios en los que se necesitaría este armamento.

La capacidad de la bomba de destruir tales objetivos sin recurrir a armas nucleares proporciona a los planificadores militares una poderosa opción no nuclear, que cierra la brecha entre la guerra convencional y la nuclear.

La bomba Massive Ordnance Penetrator (MOP) que podría acabar con la planta nuclear de Fordo en Irán – – US AIR FORCE

Pero por el momento, Estados Unidos se ha negado a entregar esta bomba a ningún otro país.

Aunque la bomba lleva una ojiva convencional, el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) confirmó que Irán produce uranio altamente enriquecido en Fordo, lo que aumenta la posibilidad de que si esa planta era atacada con este armamento se liberara material nuclear en la zona.

Sin embargo, si se mira los ataques israelíes contra otra instalación nuclear iraní, en Natanz, una planta de centrifugación, solo causó contaminación en la propia planta, no en sus alrededores, según dijo el OIEA.

Agencias AFP y AP