JERUSALEN.- La voz en el teléfono del diplomático argentino Rafael Grossi, director general del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) de la ONU, suena preocupada.
Desde Viena, sede del OIEA, Grossi, de 64 años, reconoció en una entrevista telefónica con LA NACION que la resolución de su organismo está siendo utilizada por ambos bandos “para validar posiciones” en la creciente y alarmante guerra entre Israel e Irán, a la que podría sumarse Estados Unidos. Sin ir más lejos, este jueves, la cancillería iraní acusó al OIEA de actuar como un “socio” de la “guerra de agresión” israelí.
A punto de viajar a Bruselas para reunirse con el Consejo Europeo, y en diálogo permanente con los principales protagonistas de una crisis que mantiene en vilo al mundo, Grossi destacó la posición independiente del organismo que dirige y abogó por una solución negociada.
En medio de una gran confusión, advirtió además que, si bien “no es una cuestión inminente”, Irán “no está lejos” de contar con una bomba nuclear. Además, detalló cuáles serían las consecuencias de un eventual bombardeo contra el complejo nuclear subterráneo de Fordo —el más fortificado de Irán—, que él mismo visitó.
-Están usando la resolución del OIEA como motivo para ir a la guerra. ¿Esa resolución justifica esta guerra?
—No. Es una muy buena pregunta, porque efectivamente hay quienes, de un lado y del otro —paradójicamente, y eso creo que tiene su significado—, abogan por una solución militar. Dicen que el informe que presenté ante la Junta de Gobernadores del OIEA demuestra claramente que no queda otra alternativa que la vía militar. Y, del otro lado, algunos voceros del gobierno iraní, o simpatizantes del gobierno iraní, afirman que el OIEA ha sido un facilitador… cuando no dicen cosas aún peores, incluso a nivel personal, sobre mí.
-Entonces la pregunta es: ¿Irán estaba haciendo una bomba o no? ¿Y en cuánto tiempo iba a estar lista?
—No, el tema es el siguiente. Lo que nosotros señalamos en el informe es, por un lado, que Irán no estaba cooperando con la agencia como debía hacerlo. No estaba proporcionando todas las explicaciones necesarias sobre varios aspectos de su programa nuclear. Eso es un dato objetivo. Otro dato objetivo que indica el informe es que Irán —único país en el mundo en esa situación— estaba enriqueciendo uranio al 60%, lo que es prácticamente equivalente al grado militar, es decir, al 90% de uranio-235 necesario para poner dentro de una ojiva nuclear.
Entonces, estos dos elementos son muy importantes. Pero, al mismo tiempo, también dejamos claro que no tenemos ninguna prueba tangible de que Irán haya pasado a la fase de fabricar un arma nuclear —lo que en inglés se llama weaponization—, es decir, tomar ese material y empezar a ensamblarlo, manufacturarlo, producirlo con el fin de construir un explosivo nuclear. Eso también lo dijimos con mucha claridad.
Entonces, a la pregunta, la respuesta es muy clara.
-A la pregunta de Irán, ¿estaba haciendo la bomba? ¿Cuál es la respuesta?
-La respuesta es, en este momento, no. Pero sí tenía muchos elementos conducentes a ella. Lo que se trata de juzgar acá es cuáles eran las intenciones de Irán. Y el OIEA no juzga intenciones. Las intenciones, en todo caso, las juzgan Israel, Estados Unidos, Rusia, China… o los propios iraníes, que obviamente dirán: “No, no, no, yo no estaba haciendo nada”. Pero el OIEA es un cuerpo técnico de inspección. Nuestra función es decir: “He visto esto, tengo una prueba concreta para afirmar que están fabricando un arma nuclear”. Y eso, yo no lo puedo decir. Eso lo hemos expresado y lo hemos dejado muy en claro.
¿Y significa esto una carta blanca para Irán? No, evidentemente no. Irán tenía —y tiene— muchos aspectos ambiguos y preocupantes en su programa nuclear. Y esto lo digo aquí, a LA NACION, como se lo dije al canciller iraní y al propio presidente: ellos debían ser claros, explicar muchas cosas que no han explicado.
-¿Cuán pronto podría tener Irán una bomba nuclear? Acá, Netanyahu dijo que en dos semanas ya la tendrían, que se había alcanzado un punto de no retorno. Después salió un informe de CNN, citando a fuentes de la inteligencia de Estados Unidos, que decía que, en realidad, antes de tres años no habría bomba… ¿Ustedes, qué estiman? ¿Cuál es su cálculo?
-Nuestra evaluación es que ni una ni la otra. Primero hay que tener muchísimo cuidado con estas cuestiones cronológicas. Tenemos todos en la memoria las trágicas declaraciones de que Irak estaba a 45 minutos de un arma… Entonces, estas cuestiones cronológicas o de poner un reloj de arena, nosotros en el OIEA somos muy escépticos con relación a esto. Dicho esto, no estaba lejos. No era una cuestión inminente probablemente, pero no estaba lejos. Y además apunto otra cosa que me parece relevante…
-¿Cuál?
-Los iraníes me dijeron muchas veces en mis conversaciones con ellos y también lo reflejé en mi informe, que el líder supremo emitió hace unos años una fatwa, es decir, un pronunciamiento de carácter religioso, en el cual afirmaba que un arma nuclear es incompatible con el Islam. Eso dijo varias veces. Ahora, paralelamente con eso, en repetidas oportunidades también, y eso también lo afirme, importantes oficiales y funcionarios iraníes de altísimo nivel contradecían esto diciendo que eso podía cambiar y que además Irán tenía todos los elementos, todas las piezas del rompecabezas.
Entonces, es evidente que también hay una retórica que, como mínimo, podemos decir que no ayudaba, porque sembraba —y todavía siembra— este tipo de dudas. Uno de los casos fue el de Abbas Idabani, que hoy está muerto. Tuve la oportunidad de trabajar con él cuando era presidente de la agencia iraní de energía atómica. Hace poco, en una entrevista, dijo que, si le daban la orden de fabricar un arma nuclear, podría hacerlo muy rápidamente.
-Muy contradictorio…
—Sí, quiere decir que ha habido declaraciones contradictorias y sumamente preocupantes, que obviamente alimentaron el sentido de urgencia en algunas capitales, probablemente incluido Israel.
-¿Cuándo fue la última vez que estuvo en Irán?
-Hace muy pocos meses, en marzo de este año.
-Estuvo en la base nuclear de Fordo, que es la que está en la mira…
– Sí, sí, estuve en Fordo, estuve en todos lados.
-¿Y qué pasaría si Estados Unidos lanzara esas superbombas —que sólo ellos poseen— contra el búnker de Fordo? ¿Cuál podría ser la consecuencia?
-Bueno, la consecuencia sería principalmente de naturaleza estratégica, militar y nuclear, más que radiológica o medioambiental. Me explico: Fordo es una instalación muy importante, donde Irán enriquece uranio al 20% y al 60%. Tiene varias salas, o halls, con cascadas de ultracentrífugas. Yo mismo las he visitado, y mis inspectores las visitan regularmente. Está ubicada a unos 500 metros de profundidad, en las faldas de unas montañas, por lo que es de muy difícil acceso.
Si llegara a utilizarse uno de estos artefactos llamados bunker busters, lo que ocurriría sería la destrucción total de esta instalación, que es muy sofisticada. Podría haber algún tipo de liberación de radiación al medioambiente, pero sería limitada, porque en este momento no hay ahí una gran cantidad de material. Irán, justamente para proteger el stock de uranio enriquecido que va produciendo, lo traslada a otra sede, en Isfahan.
Entonces, lo que ocurriría sería un golpe muy significativo al programa nuclear iraní, quizás incluso el golpe de gracia al programa de enriquecimiento. Y eso tendría consecuencias de tipo militar, político y estratégico que no forman parte de esta conversación. Pero en cuanto a la posibilidad de una crisis radiológica —es decir, un accidente con consecuencias graves para el medioambiente o la población— no creemos que se diera, porque, como decía, la cantidad de material presente en Fordo es bastante limitada. De modo tal que este es un objetivo de carácter militar para los que están atacando y es un activo, un asset estratégico para Irán, en el cual invirtieron miles de millones de dólares, por supuesto.
-¿Le parece verosímil cuando Irán afirma que quiere utilizar estas instalaciones nucleares con fines pacíficos?
-Volvemos al tema de las intenciones y ahí es donde yo no discuto eso. Es decir, yo no puedo discutir si para el presidente Trump o para el primer ministro Netanyahu esto es una clara prueba de que ellos están haciendo el arma nuclear. Es decir, ellos lo que estaban haciendo ahí es una actividad que si bien no es prohibida, porque enriquecer uranio no está prohibido, es una actividad inquietante. Porque ¿para qué vos enriqueces uranio al 60% cuando no tenés ninguna finalidad civil en la cual la puedas aplicar? Ellos decían que era para fines médicos, pero eso evidentemente es muy discutible porque nosotros no lo vemos, no está aplicado y nadie usa ese tipo de material enriquecido a ese nivel para fines civiles o farmacéuticos o para la medicina del cáncer o lo que sea. De modo tal que se trata y se trataba de una acumulación de material por lo menos inquietante y ambigua. Eso sí lo podemos decir.
-¿Lo llamaron Trump, Netanyahu o los iraníes?
-No ellos directamente, pero sí estoy en contacto con todos esos gobiernos a muy alto nivel.
-Tengo entendido que también hay una reunión este viernes en Ginebra de los cancilleres de Alemania, Francia, Gran Bretaña e Irán…
—Sí, aparentemente sí. Estoy en contacto con esos tres gobiernos y con el canciller de Irán. La conversación es entre ellos, no es una conversación de la agencia, pero es muy importante que ocurra. Veremos qué surge de eso.
-El viernes pasado, el día en que comenzó el ataque preventivo, usted publicó en su cuenta de X un llamado a negociar…
–No hay otra solución, hay que negociar. Por supuesto, estamos en medio de una guerra como usted está viviendo en primera persona. Esto es una guerra y hasta que las acciones no terminen, por lo menos en esta primera fase, es muy difícil. Pero está muy claro que cuando se asienten las cosas mínimamente, en primer lugar nuestros inspectores tienen que volver a los sitios de inspección. Esto es muy importante porque Irán ha dicho que va a proteger su material y nosotros tenemos que saber dónde está, porque si ha sido escondido o desviado, esto generaría una situación crítica. Entonces nosotros le hemos transmitido a Irán que por supuesto en el momento que sea posible, nuestros inspectores tienen que volver rápidamente a los sitios que tienen que inspeccionar. Eso es un primer paso indispensable. Y luego en cualquier configuración que exista, post-conflicto, va a haber que tener un nuevo modus vivendi. Acá ha habido un parteaguas, como dicen los mexicanos. Acá ha cambiado mucho todo. Es decir, el Irán post-esta guerra con Israel no va a ser el mismo. Y el programa nuclear no va a ser el mismo tampoco. Lo que debemos evitar es que, como diríamos en la Argentina, Irán saque los pies del plato y decida ir a una radicalización total, seguir el modelo de Corea del Norte, digamos. Es decir, tirar todo por la ventana ‘hago el arma nuclear, me salgo del TNP, del Tratado de No Proliferación Nuclear, me convierto en un estado de facto poseedor de armas nucleares’. Y con esto, bueno, todo el equilibrio estratégico del Medio Oriente y acaso del mundo cambia…
-Es un escenario que algunos analistas acá temen que finalmente se produzca, porque al final el ataque “preventivo” israelí fue dos días antes de un encuentro previsto en Omán entre el enviado de Trump, Witkoff y el canciller iraní.
-Efectivamente, es así. Estamos en un momento, en un cruce de caminos.
-¿Teme, de algún modo, que usted y el OIEA puedan ser utilizados, como lo fueron en su momento los inspectores de armas de la ONU con las supuestas armas de destrucción masiva que sirvieron de justificación para derrocar a Saddam Hussein en Irak?
-Fue un poco su fue pregunta inicial. Es decir, siempre hay una intención de utilizar al OIEA para validar posiciones, de un lado o del otro. Y nosotros somos absolutamente independientes, somos la voz independiente en este momento. Y cuanto antes se entienda, mejor, porque vamos a poder ser -como estamos tratando de hacerlo en el campo nuclear, por lo menos, en el conflicto entre Rusia y Ucrania-, un factor que ayude, que añada valor a la búsqueda de la paz. Volcándose de un lado o del otro no vamos a poder hacerlo. Como siempre hay gente que me critica, ¿por qué usted no denuncia esto? De un lado y del otro. Y nosotros lo que estamos tratando de hacer es mantener un eje que es muy difícil. La imparcialidad es un acto de valentía también.
-No sé si habrá visto o leído que hay algunos que también están acusándolo de estar apuntando volverse el secretario general de la ONU…
-Es absurdo. Con ese criterio todas las cosas que haga para bien, serán atribuidas a un deseo egoísta y todas las cosas que haga mal probarán que no estoy capacitado para hacer otras cosas en la vida. La verdad es que yo sigo en mi camino y el futuro está en las manos de Dios. Vamos a ver qué pasa.