Quién es Stephen Miller, el arquitecto detrás de las políticas migratorias más radicales de Trump

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WASHINGTON.- “Llevamos años diciendo que esta es una lucha para salvar la civilización. Cualquiera con ojos puede verlo ahora”. La sentencia se refería a las escenas de caos en las calles de Los Ángeles tras el estallido de las protestas contra las redadas del gobierno de Donald Trump. Y es una declaración de principios de su autor: Stephen Miller, el arquitecto de las políticas migratorias más radicales del presidente que se posicionó como uno de los funcionarios más influyentes de esta nueva administración.

Jefe adjunto de gabinete y uno de los asesores de seguridad nacional, en Washington es apuntado como el cerebro detrás del uso expansivo del poder ejecutivo por parte de Trump en su segundo mandato, con la orden para movilizar a la Guardia Nacional y a marines en California, pese al rechazo del gobernador Gavin Newsom, como última muestra del nivel de ascendencia de este “halcón” republicano.

Stephen Miller, estrecho colaborador de Donald Trump, habla ante el entonces candidato presidencial republicano en un mitin de campaña en Lititz, Pensilvania, el 3 de noviembre de 2024. Matt Rourke – AP

“Miller está explorando los límites de la autoridad ejecutiva”, advierte a LA NACION Ariel Ruiz Soto, experto del Migration Policy Institute (MPI), que resalta el “nuevo énfasis de presión pública” en las agencias federales para mostrar un alto nivel de acción sobre una de las grandes promesas de campaña de Trump: el combate contra la migración ilegal, con deportaciones masivas, redadas y más controles fronterizos.

El poderoso asesor ha sido una de las principales espadas en la guerra abierta entre Trump y Newsom, que escaló a niveles inusitados. “Los líderes de Los Ángeles y California exigen el derecho a importar ilegalmente a un número ilimitado de extranjeros a Estados Unidos, a controlar toda la política migratoria estadounidense por decreto, y si no se les permite, permitirán que las turbas ataquen al Servicio de Control de Inmigración y Aduanas [ICE] con impunidad”, atacó este mismo martes en su cuenta en X, megáfono de sus posturas más radicales. Allí fue donde afirmó que Los Ángeles es un “territorio ocupado”.

“Cada día en la Casa Blanca Stephen está sujetando el ancla del movimiento nacionalista populista”, dijo la semana pasada Charlie Kirk, un popular podcaster de derecha y fundador de la organización conservadora Turning Point USA, cuando recibió a Miller en su programa.

Allí, Miller defendió el proyecto de ley de presupuesto de Trump, al argumentar que ayudaría a frenar la inmigración ilegal. “Las tres principales restricciones a las deportaciones son ​​el personal, las prisiones y los aviones. En esencia, este plan representa el mayor aumento de la historia en esas tres categorías”, explicó.

La guerra ideológica no es nada nuevo para Miller, que se acostumbró a defender sus inclinaciones aislacionistas y de extrema derecha contra el multiculturalismo que ha llegado a definir a Estados Unidos durante décadas.

De 39 años y nacido en Santa Mónica (California), es uno de los aliados más antiguos de Trump desde su primera campaña a la Casa Blanca, en 2016. Fue asesor principal en el primer mandato y una figura central en muchas de sus decisiones políticas, especialmente en materia de inmigración, incluida la medida del líder republicano de separar a miles de familias inmigrantes como programa de disuasión, en 2018.

El presidente Donald Trump llega en el Air Force One al Aeropuerto Regional de Hagerstown, Maryland, el 8 de junio de 2025, en su camino a Camp David. (AP Foto/Manuel Balce Ceneta)Manuel Balce Ceneta – AP

Miller también ayudó a elaborar muchos de los discursos de línea dura de Trump -incluso participó de la redacción del texto para la asunción de 2017-, y a menudo fue la cara pública de las decisiones más polémicas en los primeros cuatro años del trumpismo.

Desde que abandonó la Casa Blanca en 2021, Miller fue presidente de America First Legal, una organización de antiguos asesores de Trump concebida como una versión conservadora de la Unión Americana de Libertades Civiles (ACLU), que desafió a la administración de Joe Biden, a medios de comunicación, a universidades y organizaciones en tópicos como la libertad de expresión y la seguridad nacional.

El 27 de octubre pasado, durante la recta final hacia las elecciones presidenciales, en el polémico mitin de Trump en el Madison Square Garden de Nueva York marcado por comentarios racistas e incendiarios de varios oradores, Miller había sido ovacionado al afirmar a la multitud que “su salvación está cerca”, después de lo que calificó como “décadas de abuso que se amontonó sobre la buena gente de esta nación”.

“Sus puestos de trabajo fueron saqueados, robados y enviados a México, Asia y otros países extranjeros. Las vidas de sus seres queridos fueron arrancadas por extranjeros ilegales, bandas criminales y matones que no pertenecen a este país”, dijo. “Estados Unidos es para los norteamericanos y sólo para los norteamericanos”, reforzó, enfático.

“[El trabajo de Miller] es ser el policía malo. Interiorizó ese trabajo, y lo hace aparentemente con fruición”, señaló al diario británico Financial Times Muzaffar Chishti, investigador principal del MPI. “Trump sabía lo que quería hacer en materia de inmigración, pero necesitaba un marco”, añadió.

Los agentes del ICE realizan redadas migratorias en todo Estados Unidos.Facebook/Immigration And Customs Enforcement (ICE)

Cuando tenía solo 31 años, en enero de 2017, Miller había sido el arquitecto de la medida que intentó de aplicar una prohibición de viajes a siete países de mayoría musulmana. Este año, el trumpismo 2.0 volvió a la carga con un anuncio que reflotó aquella polémica decisión: la prohibición de viajes desde 12 países y restricciones para otros siete, entre ellos Venezuela y Cuba, al alegar preocupaciones por la seguridad nacional.

Insatisfecho con el ritmo de las deportaciones masivas hasta ahora, Miller exigió recientemente que el ICE no realice menos de 3000 detenciones al día, y amenazó con despedir a los funcionarios que les impidan cumplir esa cuota. Aún no lo consiguieron, pero la agencia federal registró el martes de la semana pasada el mayor número de detenciones en un solo día, según NBC News, al detener a más de 2200 personas, resultado de las tácticas más agresivas.

La intensificación de las redadas migratorias fue la chispa que encendió las protestas en Los Ángeles y desató, de inmediato, una rápida escalada entre el gobierno de Trump y Newsom, quien denunció “la fantasía demente de un presidente dictatorial”.

Protestas en Waymo contra las redadas migratorias del gobierno de Donald Trump.BLAKE FAGAN – AFP

Trump citó una disposición legal que le permite a un presidente movilizar tropas federales cuando hay “una rebelión o peligro de rebelión contra la autoridad del gobierno de Estados Unidos”, aunque la aplicación de la medida -en contra de lo que quería el gobernador- generó fuertes controversias y un debate jurídico en Estados Unidos.

También fue Miller quien preparó decenas de órdenes ejecutivas para que Trump las firmara en sus primeros meses de este convulsionado mandato, sobre temas que abarcaban desde la declaración de emergencia nacional en la frontera sur hasta el desmantelamiento de los programas de diversidad en el gobierno federal. Una reciente encuesta de CBS News/YouGov mostró que el 56% de los norteamericanos aprueba el plan de deportaciones de migrantes ilegales, y el 42% que está haciendo más seguro al país.

“Stephen es la imagen del presidente”, dijo un exasesor de Trump que conoce bien a Miller. “Lo ha sido durante un buen tiempo. Es solo que ahora tiene la influencia y el poder para llevarlo a cabo plenamente”, agregó, en referencia a su rol preponderante en esta gestión.

Peter Navarro, Stephen Miller y Elon Musk, en La Casa Blanca.ROBERTO SCHMIDT – AFP

The Wall Street Journal describió en un extenso artículo este lunes una reunión a finales de mayo en el cuartel central del ICE en la que Miller pidió aumentar los arrestos. “¿Quién de los presentes cree que puede hacerlo?“, preguntó el asesor, pidiendo que levantaran la mano.

Desde la reunión de Miller con los funcionarios del ICE, las detenciones diarias subieron, según fuentes internas consultadas por el diario. No hay directivas escritas, pero se dijo a los agentes que “hagan lo que tengan que hacer” para efectuar más detenciones.

Los demócratas llevan mucho tiempo señalando a Miller como el artífice de las tácticas más audaces de Trump, sobre todo en materia migratoria. Aunque se había retraído un poco del foco de atención durante el ascenso de Elon Musk en los primeros meses del segundo mandato de Trump, Miller resurgió ahora como blanco de la oposición tras la explosiva salida del multimillonario sudafricano.

“Stephen Miller es responsable de todas las cosas malas que suceden en Estados Unidos”, afirmo el senador Ben Ray Luján (Nuevo México), y agregó que fue la fuerza detrás de “algunas de las políticas más desagradables” en el primer mandato de Trump.

En uno de sus últimos posteos, Miller apuntó sus dardos contra los demócratas. “Estados Unidos fue invadido por inmigrantes ilegales. Los estadounidenses votaron para poner fin a la invasión. Los alborotadores demócratas ahora están librando una insurrección violenta para anular el resultado de las elecciones y continuar la invasión”, escribió.

Una curiosidad: Katie Rose Miller, esposa del poderoso asesor de Trump, quedó en el centro de la escena durante el divorcio político entre el presidente y Elon Musk. Según informó CNN, Miller dejará su cargo como vocera principal y asesora del Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE, por sus siglas en inglés), que estaba bajo la dirección de Musk.

Stephen Miller, asesor clave de Donald Trump, y su esposa Katie Miller, vocera de Elon Musk.

El episodio dejó a los Miller en posiciones opuestas en la ruptura más sonora del segundo mandato de Trump, generando especulaciones sobre cómo las consecuencias podrían afectar la suerte política de una de las parejas más poderosas de Washington. “Todo el mundo habla de eso”, dijo un exempleado del presidente.