WASHINGTON.- En medio de negociaciones estancadas enmarcadas en la tregua parcial de la guerra comercial, el presidente norteamericano, Donald Trump, y su par chino, Xi Jinping, mantuvieron una llamada telefónica después de meses de silencio. La llamada fue inicialmente reportada por los medios estatales chinos, y luego confirmada por el líder republicano, que la calificó de “muy positiva”, al tiempo que dejó abierta la puerta para una visita al país asiático.
“Acabo de concluir una excelente conversación telefónica con Xi, en la que hemos hablado de algunos de los pormenores de nuestro recientemente firmado y acordado acuerdo comercial. La llamada duró aproximadamente una hora y media y concluyó de forma muy positiva para ambos países. Ya no debería haber ninguna duda respecto a la complejidad de los productos de tierras raras”, escribió Trump en Truth Social.
El presidente dijo que los equipos negociadores de ambos países se reunirán “en breve” en un lugar por determinar. Estados Unidos estará representado por el secretario del Tesoro, Scott Bessent; el secretario de Comercio, Howard Lutnick, y el representante Comercial de Estados Unidos, Jamieson Greer.
“Durante la conversación, Xi nos invitó amablemente a la primera dama [Melania Trump] y a mí a visitar China, y yo le correspondí. Como presidentes de dos grandes naciones, es algo que ambos deseamos hacer. La conversación se centró casi exclusivamente en el comercio. No se habló de Rusia/Ucrania ni de Irán. Informaremos a los medios de comunicación de la fecha y el lugar de la próxima reunión. Gracias por su atención a este asunto», completó el presidente norteamericano.
Luego, durante la reunión con el canciller alemán, Friedrich Merz, en el Salón Oval, Trump dijo que él también invito a Xi y su mujer a visitar Estados Unidos.
Previamente, la agencia Xinhua había informado que el diálogo se produjo a “instancias” del mandatario estadounidense.
La llamada se produjo después de que Pekín y Washington intercambiaran acusaciones de violar el acuerdo alcanzado hace apenas unas semanas para reducir temporalmente durante 90 días los aranceles mutuos. Trump, que desató la guerra tarifaria en el llamado “Día de la Liberación”, el 2 de abril pasado, con aranceles a productos chinos que escalaron hasta el 145%, calificó ese acuerdo temporal como un “reinicio total” de las relaciones con el gigante asiático.
Con el nuevo conflicto amenazando la frágil distensión entre las dos potencias, los analistas de mercado esperan que la conversación allane el camino hacia un acuerdo comercial. La llamada telefónica entre los dos presidentes marca su primer contacto formal conocido desde que Trump asumió el cargo. La última conversación entre ambos había sido el 17 de enero, tres días antes de la toma de posesión del líder republicano.
Ayer, Trump había hecho un posteo en su red Truth Social en el que advertía que era difícil llegar a un acuerdo con Xi.
“Me gusta el presidente Xi de China, siempre me ha gustado y siempre me gustará, ¡pero es muy duro y extremadamente difícil hacer un trato con él!”, publicó Trump.
Las negociaciones comerciales entre Estados Unidos y China se estancaron poco después de un acuerdo de 90 días del 12 de mayo entre los dos países, anunciado en Ginebra, para reducir drásticamente sus tasas arancelarias mientras se desarrollaban las conversaciones de alto nivel. Tras dos días de reuniones, habían acordado reducir temporalmente sus aranceles al 30% y al 10%, respectivamente, comprometiéndose a proseguir las conversaciones con la idea de sellar un nuevo acuerdo comercial.
La vocera de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, había anticipado el lunes que Trump y Xi probablemente hablarían “esta semana”, mientras que el secretario del Tesoro norteamericano, Scott Bessent, en una entrevista con CBS el domingo, dijo que creía que los asuntos entre las dos partes serían “limados” en una llamada a nivel de líderes “muy pronto”.
En los últimos días, los minerales raros se convirtieron en uno de los principales focos de tensión entre las dos potencias. Estados Unidos acusó a China de incumplir su promesa de relajar los controles a la exportación de estos metales, necesarios para la producción de electrónica.
Pekín, por su parte, se ha sentido frustrada por las nuevas restricciones estadounidenses a la venta de software de diseño de chips y los planes de empezar a revocar visados a estudiantes chinos, en el marco de la cruzada de la administración republicana contra universidades norteamericanas, como Harvard.
Con su ofensiva arancelaria, Trump quiere reducir la dependencia de Estados Unidos de las fábricas chinas y reindustrializar el país. El país norteamericano tuvo un desequilibrio comercial de 295.000 millones de dólares con China en 2024, según la Oficina del Censo.
El déficit comercial de bienes y servicios de Estados Unidos se redujo drásticamente en abril, cayendo a 61.600 millones de dólares en comparación con los 138.300 millones de dólares en marzo, a medida que los aranceles restringieron el comercio mundial, según nuevos datos del Departamento de Comercio.