Luego de la reunión que mantuvieron las principales terminales automotrices con el ministro de Economía, Luis Caputo, Toyota confirmó que aceptará dólares como opción de pago para todos sus autos a partir de junio. La iniciativa, confirman desde la automotriz, afecta también a todas las unidades Lexus, su marca de lujo.
“Esta decisión tiene que ver con la estabilización de las variables macroeconómicas y la vocación por ampliar las opciones para sus distintos tipos de clientes”, remarcaron en un comunicado oficial.
“La habilitación de formas de pago en dólares es una alternativa más que busca ampliar las posibilidades de nuestros clientes en el acceso a la adquisición de vehículos 0km», sintetizó Gustavo Salinas, presidente de Toyota Argentina. “Esto está en línea con la búsqueda de ofrecer productos de calidad y cada vez mejores servicios y condiciones a nuestros clientes”, completó.
Además, Toyota confirmó estar trabajando en una alternativa de financiamiento en dólares “cuyas características serán anunciadas próximamente”.
Esto se da luego de la reunión que las autoridades de la Asociación de Fábricas de Automotores (Adefa) mantuvieron con Pablo Lavigne, secretario coordinador de Producción y Luis Caputo, ministro de Economía, el jueves último.
Según reconstruyó LA NACION, en ese encuentro desde el Gobierno instaron a las marcas a “aprovechar las medidas que se lanzaron para que los argentinos saquen sus dólares del colchón y los gasten”. El ministro Caputo habría señalado que, de querer seguir siendo “un sector en crecimiento”, deberían “ampliar la gama de productos financieros en dólares”.
“[Caputo] dijo que había que trabajar con los famosos dólares del colchón, ya que eso podía llegar a beneficiar a la industria y que ellos querían fogonearlo“, comentó una figura presente en la reunión.
El Gobierno presentó el jueves pasado el Plan de Reparación Histórica de los Ahorros de los Argentinos para alentar a los contribuyentes a utilizar los miles de millones que tienen escondidos en “el colchón”. El paquete de medidas –un “cambio de régimen”, según definieron desde el oficialismo– implica una fuerte desregulación de la información personal que tiene la Agencia de Recaudación y Control Aduanero (ARCA), cambios en los registros que exige la Unidad de Información Financiera (UIF), aumentos de los umbrales para pedir informes sobre operaciones de los contribuyentes, y terminará desde el 1° de junio en una declaración simplificada de Ganancias para alentar la formalización.
A esta batería de medidas se le agregará el intento oficial de modificar dos sensibles leyes en el Congreso para blindar el cambio propuesto. El objetivo oficial es que más pesos y dólares –que hoy están fuera del sistema– den impulso a la economía sin tener que imprimir billetes.