El sector arrocero de Entre Ríos atraviesa una grave crisis que amenaza con reducir un 15% la superficie sembrada el próximo ciclo y dejar fuera de la actividad al 17% de los productores, debido al desplome de los precios internacionales, los altos costos de producción y una fuerte carga impositiva. La actividad en esa provincia es altamente dependiente del riego y enfrenta un aumento en el costo de la electricidad, que ya provocó la baja de más de 20 pozos eléctricos en las últimas semanas.
La Asociación de Plantadores de Arroz de esa provincia advirtió que las decisiones para la próxima campaña deberán tomarse en los próximos días y sin medidas urgentes la retracción de la actividad será inevitable. En Corrientes, atraviesan un escenario similar, aunque sin costos de energía.
Con el desplome de los precios internacionales, cuyo valor de venta ronda los US$175-180 por tonelada, aseguraron que no llegan a cubrir los gastos, dado que el costo por hectárea ronda los US$1900. Es decir, se necesitan 9400 kilos por hectárea para alcanzar el punto de equilibrio, pero el promedio actual de rendimiento es de 8500 kilos, lo que genera pérdidas. En el caso de productores que tomaron deuda o canje, necesitarían casi 11.000 kilos para cubrir costos.
“El año pasado, en un contexto de buenos precios internacionales, por una medida arancelaria que había tomado India, muchos productores que habían dejado la actividad volvieron a apostar al cultivo. Eso generó una cosecha récord en el cono sur, pero este año se desplomó el precio internacional y estamos con los números en rojo”, precisó Enrique García, presidente de la Asociación de Plantadores de arroz de Entre Ríos. Se estima una caída de la superficie de al menos un 15%.
Señaló que a nivel nacional los costos se ven encarecidos por una alta carga impositiva, superior al 50% si se suman todos los tributos: impuesto al cheque, IVA, y la carga social.
“En el caso del arroz, empleamos cuatro personas cada 100 hectáreas, mientras que en otros cultivos es una persona cada 500. Esto hace que el impacto de los costos laborales y sociales sea mucho mayor para nosotros”, observó.
En Entre Ríos hace 15 años había 600 productores arroceros y hoy quedan 120. Además estiman que este año 20 productores de esos 120 dejarán la actividad, por el tema de los costos; se reduciría un 17% el número de productores.
“La superficie sembrada se ha mantenido relativamente estable, lo que demuestra que la actividad se ha concentrado en manos de las industrias, que antes no sembraban y ahora sí”, acotó García. “Estimamos una caída de aproximadamente 8000 hectáreas solo en Entre Ríos. Es un impacto muy grande para la provincia”, señaló.
Los costos de riego son altos para los productores de Entre Ríos, donde históricamente la electricidad era más barata que el combustible, pero este año ocurrió lo contrario: “Regar con electricidad es más caro. Muchos productores han dado de baja sus pozos eléctricos para evaluar cómo siguen; en las últimas dos semanas se dieron de baja cerca de 20 pozos. Están evaluando si continuar con electricidad o volver al riego con combustible», mencionó.
El productor arrocero empieza a tomar decisiones en mayo, para una campaña que se siembra en octubre. Por eso, la caída en la superficie es inevitable. “Esta tendencia también se repetirá a nivel nacional: no creo que en Corrientes o Santa Fe vuelvan a sembrar la misma cantidad de arroz con estos costos”, señaló.
En cuanto a la apertura de importaciones, en el caso del arroz no influye tanto, porque los molinos están pagando un precio bajo por el arroz cáscara local. Por eso, les conviene comprar acá. “Si estuviéramos a valores de exportación similares a los de Uruguay o Brasil, quizás se evaluaría importar, pero hoy estamos entre un 10% y un 20% por debajo del precio internacional, según el molino”, dijo.
En Corrientes, explicó Christian Jetter, vicepresidente de la Asociación Correntina de plantadores de arroz, sacan el agua de represa y de ríos que están a menor altura, por ende, tienen menos costo de riego.
“En los últimos 15 años hubo una concentración muy grande del área sembrada, de empresas grandes que llegaron con proyectos nuevos, distintos. No quiere decir que los grandes hayan absorbido a los chicos en esas superficies. Por eso, el área de producción se mantiene, pero se ha achicado la cantidad de productores. Hoy, los costos —de los cuales uno importante en toda economía regional es el personal— son muy altos, consecuencia de las leyes laborales. Tener una persona en blanco es muy caro. El arroz requiere mucha mano de obra y requiere de un 20% de los costos totales“, agregó.
Los que quedaron, señaló, tuvieron que ser más eficientes. “Lamentablemente, acá ya sufrimos este problema, y que quedaran solo los que tienen escala. Eso se logró con tecnología. También estar en lugares donde agroecológicamente es más favorable: zonas con mejores rendimientos, buenos suelos y donde el agua para riego es relativamente económica para poner en la chacra. Es decir, no se necesita mucha energía para regar, que es el gran problema que tiene Entre Ríos: el alto costo energético para regar las chacras», afirmó. La Argentina exporta el 70% del arroz que produce.