Quién es Luca Babino: nació en La Salada, sus papás venden ropa del Globo en la feria de Parque Patricios y es una de las joyas de Huracán

2

A los 19 años, Luca Marcelo Babino cumplió el sueño que lo persigue desde chico: debutó en la Primera de Huracán en la goleada ante Racing de Montevideo por la Copa Sudamericana. Criado en La Salada y sostenido por el esfuerzo de su familia, el pibe que superó una rotura de ligamentos y años de sacrificio, hoy pisa fuerte en el Ducó y emociona con su historia. “Cuando me llamó Kudelka, se me paró el corazón”, recuerda.

El apellido Babino resuena hace tiempo en Parque Patricios. No solo por Luca, sino también por Marcelo y Alejandra, sus padres, que desde hace años tienen un histórico puesto de ropa de Huracán en la feria del barrio. La cuenta de Instagram (@indumentaria.cah) es casi tan conocida como el propio jugador. “Con eso me dieron de comer toda la vida”, cuenta Luca con orgullo.

La pasión por el Globo corre por las venas de la familia Babino. “Mi abuelo era hincha de Huracán y mi viejo heredó ese fanatismo. De chiquito, me llevaron al baby y desde ahí pasé toda la vida en Huracán”, cuenta Luca.

Desde las primeras patadas en el baby fútbol, recorrió cada categoría hasta llegar a Reserva en 2022, de la mano de Claudio “Chacho” Cabrera. Pero cuando todo parecía encaminarse, llegó el golpe más duro: en marzo de 2023 se rompió los ligamentos cruzados jugando con la Reserva. Estuvo un año entero fuera de las canchas.

“Se te vienen un montón de cosas a la cabeza, pero yo siempre fui fuerte mentalmente. Sabía que iba a volver, dice el volante. Y así fue. Regresó en abril de 2024, volvió a sumar minutos y se ganó la titularidad en Reserva. A comienzos de año, el juvenil de 19 años fue citado para realizar la pretemporada con el plantel profesional de Huracán.

El debut llegó hace apenas unos días. “Cuando me llamó, se me paró el corazón. Dije es acá, me saqué rápido el buzo y entré. A lo lejos veía a mi familia, grabando con los celulares. Estaban contentos”, recuerda. Su familia emocionada lo observaba desde la tribuna.

Nacido y criado en La Salada, construyó su camino con perseverancia y atravesado por los colores del Globo. Entrenamientos a la mañana, colegio a la tarde, partidos los fines de semana: “Mi vieja me cocinaba apurada para que llegara al colegio, mi viejo me llevaba y traía de entrenar, me daba plata para merendar. Fue mucho el esfuerzo familiar”, confiesa. Antes de tener el puesto de indumentaria en la feria de Parque Patricios, Marcelo fue remisero y Alejandra, ama de casa.

Con los pies sobre la tierra, Luca vive con sus padres. Dice que por ahora le alcanza con el sueldo mínimo que recibe y sueña a lo grande: “Quiero sumar minutos acá, pero a futuro me gustaría jugar en Europa o Brasil. Poder acomodarme económicamente y ayudar a mi familia”.

En la cancha se define como un jugador inteligente, de esos que entienden los momentos del partido. No tiene un referente claro, pero le gusta el estilo de Neymar. Aunque hoy está enfocado de lleno en el fútbol, no descarta más adelante estudiar periodismo deportivo.

Fuera del césped, Luca es un pibe tranquilo. Le gusta juntarse con amigos, salir al shopping o charlar en la plaza. Todavía no tiene un apodo, pero sí mucha gente que lo banca: “Cuando debuté me explotó el celular. Me llegaron mensajes de amigos, vecinos, conocidos del club. Estaban todos orgullosos”, cuenta.

Es que Luca sabe que detrás de ese debut hay muchas madrugadas, viajes, partidos, lesiones y lágrimas. Pero también hay algo que no se negocia: la pasión por Huracán. La misma que empezó con su abuelo, siguió con su papá y hoy lo tiene a él cumpliendo el sueño de toda una familia.