La tranquilidad del tipo de cambio de las últimas semanas, que se mantendría por lo menos hasta fin de año, incuba una preocupación entre los analistas económicos, que creen que el Gobierno está dejando pasar una nueva oportunidad para fortalecer el balance del Banco Central (BCRA).
La entidad continúa con niveles bajos de reservas, lo que genera presiones sobre el tipo de cambio en momentos de tensión y demora el fin de las limitaciones cambiarias, como el cepo para empresas, las restricciones cruzadas para acceder a dólares (si se compra en el financiero no se puede acceder al oficial) y la obligación a los bancos de mantener encajes diarios del 95% (a partir de diciembre, 75%).
La decisión del Gobierno de no aprovechar esta “ventana de oportunidad” para acelerar la acumulación de dólares, tal como aconsejó el Fondo Monetario Internacional (FMI), tiene más costos que beneficios, advierten algunos economistas.
El presidente Javier Milei dijo que no va a salir “a comprar dólares como un delirante para hacer subir el tipo de cambio”, porque si el Estado logra volver a los mercados internacionales para renovar los vencimientos de deuda, “se terminó el problema de las reservas”. Durante el año también había señalado que no se necesitaban reservas si el tipo de cambio flotaba.
El ministro de Economía, Luis Caputo, suele remarcar que el Gobierno fue el que más divisas compró, con más de US$29.000 millones. Sin embargo, eso no se reflejó en las reservas porque la mayor parte se utilizó para cancelar deuda. Además, más del 70% de esos dólares se adquirió durante el primer año de gestión, en un contexto de tipo de cambio alto, caída de la actividad y restricciones al pago de importaciones.
A partir de este año, el Gobierno decidió no intervenir más en el mercado de cambios con compras de reservas para no presionar sobre la cotización del dólar, pese a las recomendaciones del FMI.
“El Gobierno quiere seguir usando el tipo de cambio como ancla para acelerar la desinflación, y eso condiciona todo: la acumulación de reservas, la salida total del cepo y los encajes diarios. La prioridad es contener el dólar”, explica Gabriel Caamaño, economista de la consultora Outlier.
Esa prioridad contaba con amplio respaldo entre los analistas antes de las elecciones, cuando la principal preocupación era evitar un salto inflacionario que pusiera en riesgo el capital político del Gobierno. Pero después de los comicios, y tras la contundente victoria oficialista, los economistas sugieren reordenar prioridades para robustecer al Banco Central de cara a posibles shocks externos o internos en la segunda parte de la gestión.
“Ahora que terminó la incertidumbre política, el Gobierno debería estar dispuesto a fumarse un poco más de inflación y salir a recomponer reservas para recuperar antes el acceso al mercado”, dice en off un banquero con larga trayectoria.
Las consecuencias de no hacerlo no serán visibles de inmediato, ya que la demanda privada de dólares sigue deprimida tras la histórica dolarización previa a las elecciones y porque la oferta se mantiene gracias al ingreso de divisas provenientes de la emisión de bonos corporativos.
El efecto de la falta de reservas, sin embargo, podría reaparecer desde el tercer trimestre del año próximo o en 2027, cuando se inicie un nuevo ciclo electoral y vuelva lo que el Gobierno denomina el “riesgo kuka”.
“Este año, cuando al Gobierno le faltaron dólares, tuvo que subir la tasa de interés y empujar a la economía a una recesión. Si ahora bajan las tasas, se reactiva la importación, crece la economía y suben los salarios, el hecho de no comprar reservas se va a pagar en el tercer trimestre”, advierte un exfuncionario del Banco Central.
En la primera parte de su gestión, Milei logró compensar la falta de dólares gracias al blanqueo de capitales del tercer trimestre de 2024, al nuevo préstamo del FMI en abril pasado y a la activación de US$2700 millones del swap con Estados Unidos en octubre. “El programa funciona mientras le inyectan dólares. Cuando los dólares desaparecen, se traba”, dice Marina Dal Poggetto, directora de Eco Go.
Según analistas financieros, la decisión de no comprar dólares en este momento de pax cambiaria responde más al deseo del Presidente de validar su diagnóstico que a una estrategia para sanear el mercado de cambios. “A Cristina Kirchner le decían que tenía más ganas de tener razón que de ganar una elección. Con Milei ocurre algo parecido”, concluye un economista con larga experiencia en el sector público.