La peligrosa reconfiguración geopolítica en Medio Oriente que podrían provocar los excesos de Israel

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PARIS.– La desmesurada violencia que el gobierno israelí de Benjamin Netanyahu persiste en aplicar contra la Franja de Gaza, con el apoyo de la actual administración de Estados Unidos, está arrastrando a los dos países a provocar una peligrosa recomposición geopolítica global que podría tener graves e irreversibles consecuencias para ambos.

Hace diez días, el 17 de septiembre, Arabia Saudita y Pakistán firmaron un “acuerdo estratégico de defensa mutua”, comprometiéndose a defenderse mutuamente en caso de ataque, poco más de una semana después del ataque israelí contra el grupo terrorista Hamas en Qatar.

Esta imagen publicada por la Agencia Saudita de Prensa, un medio estatal, muestra al primer ministro de Pakistán, Shehbaz Sharif, a la izquierda, abrazando al príncipe heredero de Arabia Saudí, Mohammed ben Salman, tras firmar un acuerdo de defensa mutua en Riad, Arabia Saudí, el miércoles 17 de septiembre de 2025. (Agencia Saudí de Prensa via AP)Saudi Press Agency – Saudi Press Agency

Islamabad —que posee armas nucleares— y Riad firmaron ese acuerdo que estipula que “cualquier agresión contra uno de los dos países será considerada como una agresión contra ambos”, según la agencia de prensa oficial saudita, SPA.

Más allá de la extensión del riesgo de proliferación atómica, lo que adquiere una importancia particular en ese anuncio es que se produjo una semana después de los ataques israelíes del 9 de septiembre contra dirigentes de Hamas en Qatar. En ese ataque sin precedentes, que sacudió al pequeño emirato, murieron seis personas, y tensó la rica región del Golfo, durante mucho tiempo dependiente de Estados Unidos para su seguridad y que hasta entonces confiaba en la protección militar de Washington, su aliado histórico.

Columnas de humo en medio de los ataques israelíes en el campamento de al-Shati para refugiados palestinos al oeste de la ciudad de Gaza el 18 de septiembre de 2025. Los tanques y aviones de guerra israelíes bombardearon la ciudad de Gaza el 18 de septiembre, lo que provocó que largas filas de civiles palestinos desplazados huyeran mientras el ejército intensificaba su asalto al centro urbano más grande del territorio.(Photo by Omar AL-QATTAA / AFP)OMAR AL-QATTAA – AFP

“El anuncio podría transmitir, en efecto, la creciente alarma de Riad sobre si las garantías de seguridad informales de Estados Unidos a sus aliados del Golfo son lo suficientemente sólidas. Estas preocupaciones probablemente se hayan agravado debido a que la administración Trump solo emitió una leve reprimenda a Israel tras su ataque en Doha, a pesar de que Qatar es un buen aliado de Washington que alberga tropas estadounidenses en la base aérea de Al-Udeid”, analiza el geopolitólogo Fréderic Encel.

Como él, otros analistas interpretan el timing (momento) escogido para hacer el anuncio como una señal para Israel, que durante mucho tiempo se ha considerado la única nación con armas nucleares en Medio Oriente, aun cuando el acuerdo haya estado probablemente en gestación durante mucho tiempo.

En noviembre de 2024, el jefe del ejército paquistaní, Asim Munir, viajó a Riad para estudiar las “formas de fortalecer aún más la cooperación en defensa”, luego volvió en junio acompañado por el primer ministro Shehbaz Sharif, y una tercera vez a mediados de septiembre para la firma del acuerdo.

La confianza de Riad en su futura relación estratégica con Washington también puede haberse visto sacudida por el fracaso en asegurar un pacto de defensa entre Arabia Saudita y Estados Unidos, algo que ha perseguido durante algún tiempo sin éxito. Esto a pesar de la cordialidad mostrada por los sauditas a Trump durante su visita de Estado en mayo, y los numerosos acuerdos de defensa bilaterales anunciados por Estados Unidos con Arabia Saudita, Qatar y los Emiratos Árabes Unidos, que Trump también visitó en aquel viaje.

En esta foto publicada por el Palacio Real de Arabia Saudita, el presidente interino de Siria, Ahmad al-Sharaa, a la izquierda, estrecha la mano del presidente Donald Trump, en el centro, en Riad, Arabia Saudita, el miércoles 14 de mayo de 2025. A la derecha está el príncipe heredero saudita, Mohamed ben Salman. (Bandar Aljaloud/Saudi Royal Palace via AP)Saudi Royal Palace – Saudi Royal Palace

Ese ataque israelí en Qatar fue, en todo caso, el segundo capítulo de un escenario-catástrofe, que preocupa cada vez más a los palacios de la península arábiga. El primero fue el ataque israelo-norteamericano contra el programa nuclear iraní y altos dirigentes militares de la teocracia pocas semanas antes, que logró poner en alerta a todas las monarquías del Golfo, que temen represalias contra las bases estadounidenses presentes en su territorio, y llaman a una resolución del asunto nuclear iraní por vía diplomática.

Israel no ha hecho ningún comentario sobre el pacto de defensa entre ambas naciones. Durante mucho tiempo, Pakistán fue hostil a Israel y pro-palestino, pero nunca estuvo directamente involucrado en alguna guerra contra él. Y aunque ninguna de las dos naciones —Arabia Saudita y Pakistán— tiene lazos diplomáticos con el Estado hebreo, funcionarios estadounidenses habían intentado mediar un acuerdo de reconocimiento diplomático que involucraba a Riad antes del ataque de Hamas el 7 de octubre de 2023 contra Israel. Un feroz ataque que provocó la muerte de unas 1200 personas, mientras otras 251 fueron tomadas como rehenes, desatando la actual guerra de Gaza. Desde entonces, los ataques israelíes se han extendido a Irán, el Líbano, los territorios palestinos, Qatar, Siria y Yemen. En respuesta, los proxies iraníes, incluyendo al grupo Hezbollah en Líbano y a los hutíes en Yemen, lanzaron una campaña de misiles y ataques de distinta naturaleza contra Israel.

En esta imagen tomada el martes 24 de junio de 2025, rescatistas buscan en una zona de l aprisión dañada de Evin tras un ataque israelí el día anterior, en Teherán, Irán. (AP Foto/Mostafa Roudaki/Agencia de Noticias Mizan)Mostafa Roudaki – Mizan News Agency

“Después de ese gesto fuerte por parte de Arabia Saudita, el Estado más poderoso del Golfo, y Pakistán, su vecino nuclear, es legítimo preguntarse si las consecuencias geopolíticas de las decisiones de Trump y Netanyahu con el fin de erradicar al Hamas y alcanzar el quimérico sueño del Gran Israel, no terminarán convirtiéndose en una trampa mortal para ambos”, analiza Encel.

Si el aparente reordenamiento de los países del Golfo no fuera suficiente, el estrepitoso fracaso de los esfuerzos israelo-estadounidenses para evitar que Francia y otros países occidentales reconocieran el Estado palestino durante la Asamblea General de Naciones Unidas esta semana, debería hacerlos reflexionar.

Durante meses, el secretario de Estado norteamericano Marco Rubio intentó eliminar esa iniciativa en la cuna, enviando cables a las embajadas y consulados de Estados Unidos en todo el mundo con el fin de desalentar la asistencia a las reuniones organizadas por Francia y criticando públicamente el esfuerzo como un “regalo a Hamas.”

Pero el lunes pasado, al inicio de la Asamblea General de la ONU, el presidente francés Emmanuel Macron y sus coanfitriones sauditas obtuvieron el apoyo de líderes mundiales y altos diplomáticos de Europa, Medio Oriente, África, Asia y América Latina durante la reunión especial organizada a tales efectos. La lista de oradores incluyó a los presidentes de Brasil, Turquía, Sudáfrica e Indonesia; los primeros ministros de Australia, Canadá, España, Bélgica e Irlanda; reyes de Jordania y Mónaco; el secretario general de la ONU; y muchos otros dignatarios.

El presidente francés, Emmanuel Macron, en el centro, se prepara para hablar durante una reunión de alto perfil en las Naciones Unidas destinada a galvanizar el apoyo a una solución de dos Estados para el conflicto israelí-palestino el lunes 22 de septiembre de 2025, en la sede de la ONU. (AP Photo/Yuki Iwamura)Yuki Iwamura – AP

“Ha llegado el momento”, dijo Macron, hablando en el enorme edificio de la Asamblea General de la ONU. “Declaro que hoy Francia reconoce el Estado de Palestina”, agregó, desatando una ola de aplausos.

Macron reclutó a aliados clave de Estados Unidos, incluyendo a Gran Bretaña, Canadá, Australia y Portugal. Todos reconocieron un Estado palestino un día antes que Francia.

Es verdad, el reconocimiento significa un impulso moral para los palestinos, pero no creará cambios inmediatos sobre el terreno, donde el gobierno de extrema derecha de Israel ha descartado la creación de un Estado palestino. El embajador israelí ante la ONU, Danny Danon, calificó el evento como un “circo”.

Lo que decididamente no fue “circo” fue la humillación sufrida por Netanyahu ante esa misma Asamblea General cuando, al subir al estrado para tomar la palabra en nombre de Israel,centenares de delegados presentes se retiraron masivamente. Quedaron en la sala los representantes de los escasos gobiernos aliados del primer ministro, entre ellos la Argentina y Estados Unidos.

Aunque con Washington la situación parecería estar cambiando. El 14 de septiembre, después de mostrar a Marco Rubio, secretario de Estado de Estados Unidos, los enormes bloques de más de 2000 años del Muro de los Lamentos en el sitio más sagrado de Jerusalén, Netanyahu declaró que la alianza entre sus países era “tan fuerte y duradera como las piedras que acabamos de tocar”.

Sin embargo, a pesar de esas tranquilizadoras afirmaciones, esas relaciones no parecen ser tan sólidas.

“El primer ministro israelí ha irritado a la administración Trump y está ignorando las grietas profundas en los cimientos de la alianza. Los votantes demócratas se han ido alejando durante mucho tiempo del aliado más consentido de Estados Unidos. Los votantes republicanos también están perdiendo la fe cada vez más. Una pérdida repentina del apoyo popular estadounidense sería una catástrofe para Israel, un pequeño país de 10 millones de personas en un vecindario peligroso y hostil”, escribió recientemente The Economist.

Miembros de la comunidad judía participan en la “Manifestación de Ruido Autónomo por Gaza” frente al hotel del primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, en la ciudad de Nueva York (Photo by Leonardo MUNOZ / AFP)LEONARDO MUNOZ – AFP

Las encuestas en Estados Unidos son, en efecto, sorprendentes. La proporción de estadounidenses que apoya a Israel sobre la cuestión de los palestinos está en su nivel más bajo en 25 años. En 2022, el 42% de los adultos estadounidenses tenían una opinión desfavorable de Israel. Ahora es el 53%. Una reciente encuesta de YouGov/The Economist encuentra que el 43% de los norteamericanos cree que Israel está cometiendo genocidio en Gaza. En los últimos tres años, las opiniones desfavorables sobre Israel entre los demócratas mayores de 50 años aumentaron en 23 puntos porcentuales. Entre los republicanos menores de 50 años, el apoyo está dividido por igual, en comparación con el 63% a favor de Israel en 2022. Entre 2018 y 2021, la proporción de evangélicos menores de 30 años que apoyaban a los israelíes sobre los palestinos cayó del 69% al 34%.

La guerra en Gaza ha empeorado todo esto. Cuando los estadounidenses ven fotografías de niños hambrientos, se estremecen. Algunos comentaristas republicanos, como Tucker Carlson, tiemblan ante la idea de que Israel pueda arrastrar a Estados Unidos a otra guerra en Medio Oriente atacando a Irán. Siempre que se critica a Israel, sus defensores lanzan acusaciones de antisemitismo, no siempre de manera justa. Con su excesivo uso, esa acusación está perdiendo fuerza. Y eso es malo para los judíos en todas partes, incluyendo en Israel.

“Esta semana, Netanyahu habló de Israel como de una ‘super-Esparta’, lista para defenderse sola. Mientras Israel continúa luchando en Gaza y ataca las capitales árabes a voluntad, apuesta a que la dominación militar sobre Medio Oriente lo hará más seguro. Esa visión musculosa y autárquica es una trágica equivocación. Finalmente podría alejar a su protector irremplazable. Para Israel, ningún error estratégico podría ser más peligroso”, advirtió The Economist, analizando la situación actual.

Para el exembajador francés ante la ONU y geopolitólogo Gerard Araud, los ataques de Israel en Qatar y Siria socavaron los intentos Trump de crear una paz regional.

“Liderados por un presidente que sabe dónde está el dinero, algunos millonarios acostumbrados a donar gigantescas sumas para Israel, se están inclinando ahora hacia las monarquías del Golfo”, agrega.

Tal vez esa sea la razón por la cual, esta semana, Trump pareció soltar la mano de su amigo Netanyahu, afirmando que “no permitirá la anexión de Cisjordania por parte de Israel”. Aunque ya se sabe que el ocupante de la Casa Blanca puede decir eso y luego todo lo contrario 24 horas después.

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