WASHINGTON.- Tras varios días de convulsión en los mercados argentinos y en medio de la expectativa por las tratativas con el gobierno estadounidense para lograr un salvataje financiero, el secretario del Tesoro de Estados Unidos, Scott Bessent, anticipó que “todas la opciones de estabilización están sobre la mesa” para respaldar a la Argentina.
El funcionario, considerado una de las figuras más influyentes de la Casa Blanca, detalló que las alternativas incluyen líneas de swap, compras directas de divisas y adquisiciones de deuda soberana en dólares a través del Fondo de Estabilización Cambiaria (ESF, por sus siglas en inglés). Sus palabras llegaron en la antesala de la reunión que mantendrán en Nueva York el presidente Javier Milei y Donald Trump, en la que él también será protagonista.
Lejos de ser una declaración aislada, su mensaje reafirmó el papel central que Bessent asumió como rostro visible del respaldo económico de Washington a Buenos Aires. “La Argentina es un aliado sistémicamente importante de Estados Unidos en América Latina, y el Departamento del Tesoro está dispuesto a hacer lo que sea necesario dentro de su mandato para apoyar al país”, escribió en un comunicado, reforzando la confianza de la administración republicana en las reformas impulsadas por Milei. Y agregó, con un guiño al eslogan trumpista: “Las oportunidades para la inversión privada siguen siendo amplias, y Argentina volverá a ser grande”.
Hombre de absoluta confianza de Donald Trump, Bessent es el funcionario de mayor rango del gobierno republicano que ya pisó Buenos Aires. En aquella visita reafirmó el “pleno apoyo de Estados Unidos a las audaces reformas económicas” de Milei, consolidando un vínculo personal con el presidente argentino.
Su viaje de abril, realizado tras el temblor que provocaron los anuncios arancelarios de la Casa Blanca en los mercados globales, fue una señal política fuerte. En la capital argentina se reunió con Milei, con el ministro de Economía, Luis Caputo, y con referentes del sector privado, con quienes coincidió en la necesidad de una fuerte reducción del gasto público y del déficit fiscal.
Luego del encuentro en la Casa Rosada, despejó una de las versiones más repetidas sobre su visita: negó que Estados Unidos estuviera evaluando una línea de financiamiento directo para la Argentina. “Eso no se está considerando”, afirmó tras la firma del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional.
Durante ese viaje también se refirió a la compleja relación financiera de Buenos Aires con China. Recordó que el país mantiene un swap vigente por 18.000 millones de dólares, de los cuales 5000 millones ya habían sido utilizados por la gestión anterior. Aclaró que ese compromiso “seguirá pendiente” y destacó la “buena fe” de Pekín al extender el acuerdo por un año más, en paralelo a las negociaciones con el FMI.
En materia comercial, Bessent confirmó que la suba del 10% en los aranceles aplicada por Washington a las exportaciones argentinas sería materia de discusión bilateral. “Vamos a iniciar las conversaciones. Y, como a todos los demás, les digo que den lo mejor de sí. Veremos qué hacen y partiremos de ahí”, declaró en diálogo con Bloomberg. Desde el Tesoro norteamericano subrayaron que el secretario elogió a la Argentina por avanzar con rapidez en un paquete de medidas comerciales recíprocas.
Antes de ocupar el centro de la escena en la relación con Buenos Aires, Bessent ya era un nombre conocido en Wall Street. Fundador del fondo Key Square Group, es un economista atípico dentro del trumpismo y un actor clave en la turbulenta guerra comercial de Trump contra China y Europa.
Su protagonismo quedó en evidencia en uno de los momentos más tensos de aquella disputa: minutos después de que Trump anunciara una pausa de 90 días en un plan arancelario que había desatado el pánico en los mercados, fue Bessent quien salió de la Casa Blanca para explicar el abrupto giro. “Trump se creó la máxima capacidad de negociación. Esta fue su estrategia desde el principio”, justificó.
Desde entonces, su papel ha sido claro: traducir y articular las políticas comerciales de Trump en un lenguaje que los mercados financieros puedan asimilar. Ese mismo rol lo cumple hoy con la Argentina, convertido en el nexo entre el poder político de Washington y la incertidumbre de los inversores globales.
Varias fuentes cercanas a la Casa Blanca señalaron queScott Bessent, un exgerente de fondos de cobertura, era visto como “el adulto en la sala”: la voz más sensata dentro de un equipo de asesores en comercio que incluía a Peter Navarro, principal arquitecto de la política arancelaria de Estados Unidos, y al secretario de Comercio, Howard Lutnick.
“El presidente fue quien finalmente… modificó su estrategia”, explicó Stephen Moore, economista de la Fundación Heritage y asesor de Trump de larga data. “Pero creo que fue Scott [Bessent] quien siempre intentó enfrentarse a los proteccionistas de la Casa Blanca, que presionaban a Trump para imponer aranceles a gran escala”.
En público, Bessent se mantuvo alineado con el discurso oficial y defendió la política arancelaria inicial. Sin embargo, según una fuente cercana al gobierno, en privado instaba al presidente a abrir la vía de la negociación con otros países. Sus intervenciones acabaron imponiéndose, al menos de manera temporal.
“Hubo un cambio en el orden jerárquico”, señaló otra fuente de la Casa Blanca al describir cómo Bessent pasó a ocupar un rol destacado en el equipo comercial de Trump. Esa influencia también fue reconocida por el excongresista republicano Charlie Dent, quien lo definió como “un verdadero adulto en la sala” que entendía las consecuencias económicas de las decisiones presidenciales.
Hoy, como secretario del Tesoro, Bessent no solo tiene peso en la definición de la política comercial, sino que además gestiona la participación dominante de Estados Unidos en instituciones clave como el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial.
Habiendo ganado la confianza de Trump y de su círculo más cercano, Bessent fue elegido para estar al frente de una agenda económica republicana centrada en reducir impuestos, recortar regulaciones federales e implementar aranceles generalizados.
Esta elección coronó una carrera extraordinaria para un inversor que alguna vez fue protegido del filántropo liberal y multimillonario George Soros, y que donó dinero a destacados demócratas como Hillary Clinton, John Kerry y Barack Obama. En 2000, organizó una recaudación de fondos para Al Gore en su casa de los Hamptons.
Se trata de un un capitalista con debilidad por la realeza. Un sureño de raíces profundas con gusto por los lugares elegantes de Nueva York. Un hombre gay, casado y con hijos, firme defensor del matrimonio igualitario, que abrazó al Partido Republicano, pese a que este en ocasiones ha vilipendiado a elementos —y personas— del movimiento LGBTQ.
Entre sus amistades figuran elegantes socialités y mujeres del mundo, cisnes capotianos de otra época, como la ex cuñada de Trump, Blaine Trump; la princesa Firyal de Jordania y la reina Camilla, a quien una vez hospedó en su casa de los Hamptons —y obligó a fumar afuera. También es amigo del rey Carlos III, quien lo ha recibido regularmente en el Palacio de Buckingham.
Amigos y antiguos colegas lo describen como una persona guiada por los datos, intelectualmente curiosa y con la capacidad de trabajar con personas de todos los espectros ideológicos y políticos.
Bessent ya no tiene casa en la ciudad de Nueva York. Actualmente educa a su hija e hijo, de 11 y 15 años, en Londres junto a su esposo, John Freeman —ex fiscal asistente del Bronx—, con quien se casó en 2011. La familia también tiene residencias en Charleston, Carolina del Sur (el estado donde Bessent creció), y en Lyford Cay, una comunidad cerrada en Nassau, Bahamas, que se promociona como “uno de los enclaves más elegantes y exclusivos del Caribe”.
Pero su historia familiar también está marcada por dificultades, como las dos bancarrotas de su padre —en 1969 y 1979—, un promotor inmobiliario, y la muerte en 2022 de su hermana menor, Wyn Nicole Bessent, quien trabajó como defensora pública y llevó una vida aparentemente más sencilla, alejada del brillo de su hermano.
Criado en un pueblo pesquero de Carolina del Sur, Bessent estudió en la Universidad de Yale, donde fue tesorero de su clase, escribió para el Yale Daily News y mostró interés en convertirse en periodista.
Durante la universidad, Bessent reflexionó sobre los desafíos de ser sureño en Nueva Inglaterra. En 1981 escribió en el periódico que “era el único en el dormitorio que se sintió devastado cuando George Wallace decidió no postularse a la presidencia”.
Aunque estudió Ciencia Política, terminó trabajando en finanzas luego de obtener una pasantía con Jim Rogers, un inversionista y socio de negocios de Soros. En los años 90, trabajó como socio en Soros Fund Management, ganando notoriedad al apostar en contra de la libra esterlina, lo que generó mil millones de dólares para el fondo. Después de fundar su propio fondo, regresó en 2011 como jefe de inversiones de Soros.
Alguna vez firme partidario de los demócratas, su política giró hacia la derecha con el tiempo. Para entonces, Bessent ya se había convertido en un gran donante de candidatos republicanos.Según un resumen de sus donaciones, ha aportado unos 15 millones de dólares a causas políticas, de los cuales solo 300.000 fueron a demócratas. Donó un millón de dólares a la investidura de Trump en 2016.
Aunque no participó en la primera campaña ni en el primer mandato de Trump, Bessent conoce a la familia Trump desde hace décadas y fue amigo cercano del difunto hermano del presidente, Robert. Su vínculo más cercano con la familia Trump es con Blaine Trump, madrina de su hija. Ambos han estado en la junta de God’s Love We Deliver, organización fundada en los 80 para asistir a personas con VIH/SIDA. También ha apoyado causas LGBTQ+, como la Fundación Elton John contra el sida y la desaparecida Empire State Pride Agenda.
Durante la campaña, cuando muchos líderes empresariales evitaban respaldar públicamente a Trump debido a sus problemas legales, Bessent adoptó una visión distinta. Veía a Trump como “una acción que sube con las malas noticias”, según explicó al analista político Mark Halperin, ya que cada revés aparente parecía fortalecer su candidatura.
Aún así, su relación estrecha con el presidente no empezó a consolidarse sino hasta el año pasado. En agosto, Trump lo presentó en un mitin en Carolina del Norte diciendo que era “muy apuesto” y “uno de los hombres más brillantes de Wall Street”. En esa ocasión, Bessent predijo que una eventual victoria de Kamala Harris provocaría un colapso del mercado y de la economía.
Trump sonrió: “Es de reparto central de casting”.
Preocupado por la creciente deuda nacional y la necesidad de reformar el sistema comercial internacional, Bessent organizó más tarde una reunión con Trump y comenzó a intercambiar ideas sobre política económica.
En los meses previos a la investidura de Trump, Bessent promovió un plan llamado “3-3-3”: buscar un crecimiento económico del 3%, reducir el déficit presupuestario al 3% del PIB y aumentar la producción nacional de petróleo en 3 millones de barriles por día. También propuso una idea para que el presidente pudiera dejar de lado, en la práctica, al presidente de la Reserva Federal, aunque abandonó esa propuesta tras recibir oposición.
En algunas áreas, Bessent ha mostrado inclinación a moderar los impulsos económicos de Trump. Sugirió que la idea de aplicar una tasa del 15% a las empresas que produzcan en EE.UU. podría violar leyes internacionales de comercio. También describió el plan arancelario de Trump como una estrategia de negociación “maximalista”, recomendando implementar los aranceles de forma gradual para permitir que los mercados se ajusten.
El primer secretario del Tesoro de Trump, Steven Mnuchin, solía tratar de disuadirlo de imponer nuevos aranceles y buscaba calmar a los mercados en momentos de tensión comercial. Aun así, logró mantener la confianza del expresidente.
Stanley Druckenmiller, inversor de fondos de cobertura que trabajó con Bessent en Soros Fund Management, dijo que aunque Bessent es de trato suave, también puede ser “firme y persuasivo”, y que tiene el carácter adecuado para trabajar con un jefe exigente como Trump. “Si alguien puede hacerlo, es Scott”, afirmó Druckenmiller.
Agencia Reuters y diario The New York Times
Este artículo se publicó inicialmente el 14 de abril de 2025 y fue actualizado el 22 de septiembre de 2025
La entrada Quién es Scott Bessent, el secretario del Tesoro que marca el rumbo del apoyo de EE.UU. a la Argentina se publicó primero en DIARIO DIGITAL MORENO MEDIOS.