ROMA.- León XIV espera seguir los pasos de Francisco en cuanto a sinodalidad, apertura al papel de las mujeres en la Iglesia y a la comunidad LGBTQ. Pero, al igual que él, no hará cambios de doctrina.
“Estoy tratando de no seguir promoviendo la polarización en la Iglesia”, explicó León XIV en la primera entrevista de su pontificado, que le concedió a la periodista nortemaericana Elise Ann Allen para una biografía que salió a la venta este jueves en Perú, titulada León XIV, ciudadano del mundo, misionero del siglo XXI y editada por Penguin. Algunos extractos se conocieron el domingo pasado.
En la entrevista, León confirmó que la paz y la unidad son sus grandes desafíos y al igual que Francisco, que en su momento creó revuelo con eso, admitió que puede hablarse de genocidio en Gaza.
“La palabra genocidio se está usando cada vez más. Oficialmente, la Santa Sede no cree que podamos hacer ninguna declaración al respecto en este momento. Hay una definición muy técnica de lo que podría ser un genocidio, pero cada vez más personas están planteando la cuestión, incluyendo dos grupos de derechos humanos en Israel que han hecho esa declaración”, dijo el Papa estadounidense, que crítico la poco eficaz presión de Estados Unidos a Israel para detener esta guerra que pronto cumplirá dos años.
“Es tan horrible ver las imágenes en la televisión, ojalá algo cambiara esto. No podemos volvernos insensibles y no podemos ignorar esto. De alguna manera, tenemos que seguir presionando para intentar lograr un cambio allí”, advirtió.
Esposa del reconocido vaticanista norteamericano John Allen, fundador del sitio católico Crux en el que ella también trabaja como periodista, la autora de la biografía fue una de las víctimas del grupo ultraconservador católico peruano Sodalicio de Vida Cristiana, que fue suprimido por Francisco poco antes de morir, con la ayuda del entonces prefecto del Dicasterio para los Obispos, Robert Francis Prevost.
En la entrevista -realizada en dos reuniones de un total de tres horas, el 10 y el 30 de julio pasado en Castel Gandolfo y en el departamento donde el Papa aún vive, en el Palazzo del Sant’Uffizio-, León, que estudió matemáticas y es experto en derecho canónico, confirmó su modo de ser cauto, medido, de hombre que escucha, reflexiona y luego actúa.
Pero no ocultó que tiene claro cuál es el rumbo de su pontificado: seguir en la huella de su predecesor argentino, pero, con 70 años recién cumplidos, con otro ritmo, más calmo y menos acelerado. Y tratando de ponerle paños fríos a las divisiones entre las facciones progresistas y conservadoras de la Iglesia.
De hecho, interrogado sobre cómo abordará temas que causaron grietas profundas, como el rol de las mujeres (que con Francisco han llegado a tener el rol de “prefecto” de un dicasterio, algo sin precedente) y el de la comunidad LGBT (envalentonada por la Declaración “Fiducia Supplicans” que le dio luz verde a la bendición de parejas homosexuales), puso punto sobre las íes. Y, aunque se mostró de acuerdo con las aperturas pastorales de Francisco, dejó claro que, al menos en el corto plazo, no irá más allá.
“Ciertamente está la comprensión de que el papel de la mujer en la Iglesia tiene que seguir desarrollándose. Creo que en ese sentido hubo una respuesta positiva. Espero seguir los pasos de Francisco, incluyendo la designación de mujeres en algunos roles de liderazgo, en diferentes niveles, en la vida de la Iglesia, reconociendo sus dones y su contribución a la Iglesia de muchas maneras”, aseguró.
“La cuestión se convierte en un tema polémico cuando se hace la pregunta específica sobre la ordenación. El sínodo había hablado específicamente de la ordenación, quizá, de mujeres diaconisas, que ha sido una cuestión que se ha estudiado durante muchos años. Ha habido diferentes comisiones nombradas por diferentes papas para decir: ¿qué podemos hacer al respecto? Creo que seguirá siendo un problema. Yo, por el momento, no tengo la intención de cambiar la enseñanza de la Iglesia sobre el tema”, sentenció. Al igual que Francisco, de todos modos, sostuvo que debe seguir estudiándose el tema del diaconato femenino, reclamado especialmente por los sectores progresistas de Estados Unidos y Alemania.
En cuanto a su enfoque sobre la cuestión LGBT, al margen de recordar que para la Iglesia sólo puede haber un matrimonio entre un hombre y una mujer y que eso no cambiará nunca, hizo entender lo mismo: inclusión, sí, pero ningún cambio de doctrina.
“Ya me han preguntado un par de veces sobre eso durante estos primeros dos meses, sobre el tema LGBT. Recuerdo algo que un cardenal de la parte oriental del mundo me dijo antes de ser papa, sobre que «el mundo occidental está obsesionado con la sexualidad». Para algunas personas, la identidad de una persona implica solo la identidad sexual, y para muchas personas, en otras partes del mundo, ese no es un tema principal en términos de cómo debemos tratarnos unos a otros. Confieso que eso está en el fondo de mi mente, porque, como hemos visto en el sínodo, cualquier tema relacionado con las cuestiones LGBTQ es altamente polarizador dentro de la Iglesia. Por ahora, debido a lo que ya he intentado demostrar y vivir en términos de mi comprensión de ser papa en este momento de la historia, estoy tratando de no seguir promoviendo la polarización en la Iglesia”, aclaró.
“Lo que intento decir es lo que Francisco dijo muy claramente cuando decía: «Todos, todos, todos». Todos están invitados a entrar, pero no invito a una persona porque sea o no de una identidad específica. Invito a una persona porque es un hijo o una hija de Dios. Todos son bienvenidos y vamos a conocernos y a respetarnos. La gente quiere que la doctrina de la Iglesia cambie, quiere que las actitudes cambien. Creo que tenemos que cambiar las actitudes, antes incluso de pensar en cambiar lo que la Iglesia dice sobre cualquier pregunta dada. Me parece muy improbable, ciertamente en un futuro cercano, que la doctrina de la Iglesia cambie en términos de lo que enseña sobre la sexualidad y el matrimonio”, añadió, sin titubear.
Los sectores progresistas querrían eliminar del Catecismo de la Iglesia católica esos párrafos considerados ofensivos que afirman que la inclinación homosexual es “objetivamente desordenada” y que los actos homosexuales son “intrínsecamente desordenados”.
Más allá de estos temas candentes, León reivindicó la importancia de las familias, “que necesitan ser apoyadas”.
“Pienso que hay algunos elementos claves que deben ser analizados. Yo soy quien soy porque tuve una relación maravillosa con mi padre y mi madre. Tuvieron una vida matrimonial muy feliz durante más de cuarenta años. Incluso hoy en día la gente comenta sobre esto, incluso con mis hermanos. Todavía somos muy cercanos, aunque uno está muy lejos en un extremo político y estamos en lugares diferentes. En mi experiencia, ese ha sido un componente extremadamente importante de quién soy y de cómo siquiera puedo ser quien soy ahora mismo”, comentó León, el menor de tres hermanos varones, uno de ellos, Louis Prevost, defensor de la visión “MAGA” de Donald Trump.
¿Cómo será la relación del primer papa estadounidense con su país y con Trump?
“No tengo planeado involucrarme en la política partidista”, señaló, al adelantar que prefiere que sean los obispos estadounidenses quienes indiquen la línea. De hecho, recordó la carta enviada por el papa Francisco al episcopado estadounidense denunciando las deportaciones masivas, de febrero pasado y reconoció que “obviamente, hay algunas cosas que están ocurriendo en Estados Unidos que son motivo de preocupación”.
Consideró asimismo que “uno de los temas en la agenda” de la Iglesia es reflexionar y hablar sobre las divisiones en torno a la misa tradicional en latín, a la que el papa Francisco le puso límites: “se ha convertido en el tipo de tema que está tan polarizado que la gente, a menudo, no está dispuesta a escucharse mutuamente”, lamentó.
Finalmente, el primer papa agustino respaldó tanto el proceso de reforma de las finanzas, como de la curia romana, puestos en marcha por Francisco, que deberán seguir adelante, así como la lucha contra el escándalo de los abusos en el seno de la Iglesia, “que seguirá tomando tiempo”. Al respecto, no obstante, advirtió que “no podemos hacer que toda la Iglesia se centre exclusivamente en este tema, porque esa no sería una respuesta auténtica a lo que el mundo necesita en términos de misión de la Iglesia”.
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