Con el objetivo de elaborar su propia mozzarella para la pizzería familiar, en 2007 una familia tucumana decidió instalar su propio tambo para proveerse del queso que necesitaban en el emprendimiento. Lo que no imaginaron es que el establecimiento se iba a convertir en una atracción turística y ganaría un título más: “el tambo robotizado más alto del mundo”. Originalmente, la idea se concretó en Santiago del Estero como una apuesta tradicional, hasta que diez años después tomaron la decisión de llevar el tambo a Tafí del Valle, donde hoy es un establecimiento lechero de alta tecnología.
Así lo contó Sebastián Murga (26), hijo de Sebastián y Sofía, y quien ahora es uno de los encargados del Tambo Señora Sofía, ubicado en el km 74 de la ruta 307 camino a Tafí del Valle. “Nosotros somos la segunda generación trabajando en esto, todavía somos muy chicos. Cuando nos vinimos acá, además de hacer mozzarella, comenzamos a elaborar otro tipo de quesos, como el queso de Tafí (con cáscara dura y pasta blanda cremosa), que es muy típico; también hacemos el quesillo (muy usado de postre con dulce de cayote o en picada con aceite y sal), y el dulce de leche. Decidimos enfocarnos en el turismo para aprovechar que estamos sobre la ruta que lleva a los Valles Calchaquíes”, resaltó el joven. La familia también decidió abrirlo al turismo y a las visitas guiadas.
Hasta hace unos años, Tafí era una cuenca lechera de gran relevancia en la región, no obstante, actualmente solo hay dos tambos en funcionamiento: Las Carreras y el de la familia Murga. En ese sentido, y para potenciar la producción, los Murga tomaron la decisión de robotizar todo el ciclo productivo: sacaron un crédito para adquirir dos robots de ordeño, una pista de alimentación y armar un galpón de guachera para protección de los animales en épocas de climas adversos.
“Hace un tiempo, conocimos los robots de ordeño, de la marca DeLaval. ¿Y de dónde sacamos que somos el tambo más alto del mundo? Básicamente, porque buscamos datos, incluso en Colombia hay uno cerca, pero no alcanza nuestra altitud. Nosotros estamos a 2782 m sobre el nivel del mar, la altura que tiene acá nuestro tambo», afirmó.
Robotizaron el sistema productivo para mejorar la calidad de vida tanto del operario como del productor. “Como se sabe, el tambero tiene horarios muy exigentes de madrugada, que no están muy buenos. Una de las razones de cambiar de sistema fue eso: mejorar el bienestar del trabajador y también de las vacas, porque este es un sistema de ordeño voluntario. La vaca no se molesta tanto, va con más libertad a ordeñarse. Obviamente, la máquina decide con parámetros si puede o no ordeñarse“, explicó.
Con el sistema, las vacas entran guiadas por su propio instinto: el animal entra al box atraído por una ración de alimento balanceado y, una vez adentro, el robot identifica a la vaca mediante un chip colocado en el collar. Con esa información, ajusta la rutina; limpia las ubres, coloca las pezoneras con precisión láser y extrae la leche sin intervención humana. Cuando finaliza, libera al animal y registra automáticamente la producción individual, la calidad y el estado sanitario.
“Esto nos ayuda muchísimo en higiene y en tener materia prima de muy buena calidad para nuestra fábrica. Es un sistema con lavado automático, detecta leche de mala calidad y solo envía al tanque la mejor leche para elaborar buenos productos“, subrayó Murga.
Actualmente, en Señora Sofía trabajan siete personas, tanto en fábrica, ventas, guachera, tambo, tractor, etc. “Cada trabajador tiene un puesto asignado, pero todos están capacitados para cubrir tareas de otros, de modo que si alguien se ausenta, no hay inconvenientes. Los descansos se rotan para que todos tengan días libres, como en cualquier emprendimiento”, aclaró. Toda la familia está detrás del negocio familiar.
Los robots tienen capacidad para 70 vacas cada uno, por ende, el proyecto de la familia es llegar a los 140 animales en el corto plazo. “Hoy estamos en un 33% de esta meta; esperamos llegar al 100% en 15 a 20 meses. La idea es que la fábrica funcione con dos o tres turnos, generando más empleo. Nos motiva seguir dando mano de obra, que va a aumentar en el corto plazo”, subrayó el joven que se encarga de la parte productiva e industrial. Sofía, su hermana, lleva la parte administrativa del tambo.
Para adquirir los equipos e instalarse en ese lugar, más allá del crédito, la familia tuvo que dejar la unidad de negocio en Santiago del Estero para poder invertir en Tafí del Valle, según remarcó. “Unificamos todo y apostamos al turismo rural. Hoy recibimos visitas guiadas, algo poco común porque no todos los campos permiten entrar. Los turistas pueden ver los robots, las vacas, qué comen, dónde viven, la guachera, e incluso dar la mamadera a los terneros”, contó.
Para la temporada alta de verano buscan ampliar la oferta turística y mostrar la agricultura que hacen allí, como el maíz para silo, aunque aclaró que la zona no es agrícola. “Hacemos todo con maquinaria propia. Además, trabajamos con raza Holando Argentino. Inseminamos con semen sexado y hacemos mucha selección genética. En Santiago teníamos una cabaña; ahora estamos retomando ese camino en Tafí”, sostuvo.
La dieta se basa en silo de maíz que hacen ellos mismos en el tambo. “No hay productores de maíz para silo en la zona, por lo que nos encargamos de todo el proceso. Los granos —poroto de soja y maíz en grano— los traemos de Tucumán. El sistema es totalmente estabulado», narró.
Según el Indec, actualmente, la población estimada en Tafí del Valle es de 18.511 habitantes, es por eso que la familia consideró que el turismo que generan es también una oportunidad económica para potenciar la zona. “Abrimos todos los días, tenemos venta en planta y en el tambo. El ingreso es libre en un sector, con una persona que explica lo básico y muestra los productos“, aclaró.
Buscan abrir convenios con escuelas agrotécnicas para que los estudiantes puedan realizar en el futuro pasantías en el tambo. “La idea es que los chicos aprendan cómo se trabaja en un establecimiento lechero de alta tecnología, incluyendo ordeñe robotizado, alimentación de vacas, manejo de genética y producción de quesos», cerró.