La campaña en Gaza está convirtiendo a Israel en un Estado paria

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Dejaré que sean los historiadores quienes debatan si Israel está cometiendo genocidio en Gaza. Pero lo que para mí resulta absolutamente claro ahora mismo es que este gobierno israelí está cometiendo suicidio, homicidio y fratricidio.

Está destruyendo la posición de Israel en el mundo, está matando a civiles gazatíes sin mostrar prácticamente ninguna consideración por la vida humana inocente, y está desgarrando a la sociedad israelí y al judaísmo mundial, entre aquellos judíos que todavía quieren apoyar a Israel pase lo que pase y aquellos que ya no pueden tolerar, explicar ni justificar hacia dónde este gobierno está llevando al Estado judío y que ahora buscan distanciarse de él.

Me impresionó este párrafo en la nota de The Times desde Israel el lunes sobre los bombardeos israelíes a un hospital en el sur de Gaza, que mataron al menos a 20 personas, según el Ministerio de Salud de Gaza —entre ellas cinco periodistas que trabajaban para medios internacionales, además de médicos y otros civiles: “El ejército israelí dijo que había llevado a cabo un ataque en el área del hospital Nasser, sin precisar cuál era el objetivo. El comunicado señaló que el ejército lamentaba ‘cualquier daño a personas no involucradas’, y agregó que su jefe de Estado Mayor había ordenado una investigación inmediata”.

Palestinos cargan el cuerpo de un periodista que murió en un ataque israelí contra el hospital Nasser, en Khan Younis.Abed Rahim Khatib – dpa

Obviamente, al percibir que muchos en el mundo estaban horrorizados por esta explicación —es decir, ¿cuántas veces hemos escuchado lo mismo?— la oficina del primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, emitió un inusual comunicado de contrición, diciendo que “Israel lamenta profundamente el trágico accidente”.

La verdad, sin embargo, es que lo que Netanyahu llamó un “trágico accidente” es el producto inevitable de su política de prolongar la guerra en Gaza para mantenerse en el poder, evitar sus juicios penales y eludir cualquier comisión de investigación israelí sobre su profunda complicidad en la incapacidad para impedir el ataque sorpresa de Hamas el 7 de octubre. Para seguir en el poder, Netanyahu necesita el apoyo de ministros de la extrema derecha, como Bezalel Smotrich, que impulsa una campaña para llenar de asentamientos judíos Cisjordania con el fin de impedir que allí surja un Estado palestino. Smotrich también fomenta el desalojo de palestinos de Cisjordania y Gaza para allanar el camino a la absorción de ambos territorios por parte de Israel.

Pero aquí está el problema: Israel ya ha devastado a Hamas como fuerza militar y ha matado prácticamente a todos los altos comandantes que planearon el ataque del 7 de octubre. De modo que ahora, para justificar el esfuerzo bélico continuo, debe ir tras mandos de menor rango, que viven y se esconden entre civiles.

Una cosa es que un país en guerra justifique daños colaterales al atacar a los máximos líderes enemigos. Algo enteramente más siniestro es matar y herir a decenas de civiles para intentar matar, digamos, al subalterno del subalterno de un comandante.

Un soldado israelí se desplaza sobre un vehículo blindado de transporte de personal (APC) en una zona cercana a la frontera entre Israel y Gaza, visto desde el sur de Israel, el martes 26 de agosto de 2025.Maya Levin – AP

También es engañoso y siniestro usar al ejército para trasladar a cientos de miles de civiles gazatíes de una parte de Gaza a otra —bajo el pretexto de evacuarlos de zonas de combate— y luego demoler deliberadamente las casas que dejaron atrás, sin ninguna razón militar real pero con el claro objetivo ulterior de hacerles la vida tan miserable que terminen abandonando la zona por completo. Y es vergonzoso detener y reanudar la ayuda humanitaria con la esperanza de que la gente pase suficiente hambre como para irse.

Pero, como dije, esto no es solo homicidio puro y simple; también es suicidio y fratricidio. Israel está bien encaminado a convertirse en un Estado paria, hasta el punto de que los israelíes pensarán dos veces antes de hablar hebreo cuando viajen al extranjero.

El gobierno israelí dice que es injusto. Argumenta que el mundo parece haber olvidado que Hamas asesinó a unas 1200 personas; secuestró a unas 250, incluidos mujeres, niños y ancianos; y que todavía mantiene a algunos con vida en condiciones inhumanas en túneles y otros lugares de Gaza. El liderazgo de Hamas podría haber puesto fin a todo este sufrimiento accediendo a abandonar Gaza y liberar a todos sus rehenes. Al perpetuar la guerra, Hamas también ha incurrido en sus propios crímenes atroces: el asesinato de rehenes israelíes y el sacrificio humano de miles de gazatíes en aras de los delirios de grandeza de Hamas.

Todo eso es cierto —y relevante.

En esta foto proporcionada por la familia, una persona muestra la cámara manchada de sangre que llevaba la periodista independiente Mariam Dagga, de 33 años, cuando murió en un doble ataque israelí contra el hospital Nasser en Jan Yunis, en el sur de la Franja de Gaza, el lunes 25 de agosto de 2025.Family Handout

Entonces, ¿por qué el mundo se ensaña ahora solo con Israel? Porque se espera de Israel un estándar más alto que el de Hamas, porque Israel siempre se ha exigido a sí mismo un estándar más alto.

Y porque el mundo puede distinguir ahora entre una guerra librada por la supervivencia del Estado judío y una guerra librada por la supervivencia política de su primer ministro. Y, finalmente, porque el mundo ya no puede mirar hacia otro lado, como lo hizo durante meses, ante la pérdida de vidas civiles palestinas en Gaza como un efecto inevitable de una guerra en la que —esperaba— Israel intentaba expulsar a Hamas de Gaza y reemplazarlo con una fuerza de paz árabe en asociación con la Autoridad Palestina. La Autoridad Palestina ha reconocido a Israel y podría, si se reforma, ser un socio para una solución de dos Estados.

Pero dado que Netanyahu ha dejado ahora absolutamente claro que se niega a permitir que Gaza sea gobernada ni por Hamas ni por la Autoridad Palestina, la guerra se parece cada vez más a lo que realmente es: una guerra para extender la ocupación israelí desde Cisjordania hasta Gaza. Así, para muchos en el mundo, la muerte diaria de decenas de civiles palestinos ya no aparece como el inevitable costo de una guerra justa por la supervivencia de Israel y la búsqueda de un socio palestino más moderado en Gaza, sino como parte de un esfuerzo por asegurar que Israel no tenga ningún socio palestino en Gaza.

¿Es de extrañar que Israel esté perdiendo tantos amigos en el mundo —así como potenciales socios regionales como Arabia Saudita— para quienes esto resulta cada vez más evidente?

Imagen del 24 de agosto de 2025 de palestinos esperando para recibir alimentos gratuitos en un campo para personas desplazadas, en el suroeste de la Ciudad de Gaza. (Xinhua/Rizek Abdeljawad) (rtg) (ah) (ce)
Rizek Abdeljawad – XinHua

En cuanto al fratricidio, si esta guerra continúa así, va a desgarrar a muchísimas sinagogas en todo el mundo durante las Altas Fiestas judías de este año —entre quienes sienten la necesidad de apoyar a Israel, bien o mal, y quienes ya no soportan más el terrible accionar de este gobierno israelí en Gaza, especialmente cuando ven a cientos de miles de israelíes salir ellos mismos a las calles contra este gobierno.

También va a desgarrar al Partido Demócrata, entre aquellos que temen desafiar al influyente lobby israelí Aipac, por miedo a perder financiamiento de campaña frente a sus oponentes republicanos, y aquellos que ya no pueden soportarlo más.

Lamentablemente, si esto es suicidio geopolítico, como creo, se ha convertido en un suicidio asistido. Hay una persona que podría detener todo esto ahora mismo, y ese es el presidente Trump. Ojalá me equivoque, pero temo que —así como Trump fue engañado por Vladimir Putin para abandonar un alto el fuego en Ucrania y optar en cambio por la quimera de la paz total— ha sido engañado por Netanyahu para abandonar un alto el fuego en Gaza en pos de la fantasía de Bibi de una “victoria total”.