La desgarradora crónica de la periodista asesinada en Gaza desde el mismo hospital en el que murió

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Esta es la última crónica firmada por la fotoperiodista Mariam Dagga y Lee Keath desde el hospital Nasser, publicada el 14 de agosto de 2025 por la agencia AP. Dagga murió este lunes en un doble bombardeo israelí contra ese centro de salud, en Khan Younis.

KHAN YOUNIS.- El cuerpo sin vida de Ro’a Mashi, de dos años y medio, yacía en una camilla del hospital Nasser, en Gaza. Sus brazos y su tórax aparecían reducidos a piel y hueso, los ojos hundidos en el rostro. Los médicos aseguraron que no tenía enfermedades preexistentes y que se consumió durante meses mientras su familia luchaba por conseguir alimentos.

Su familia mostró a Associated Press una foto del cuerpo de Ro’a en el hospital, cuya autenticidad fue corroborada por el médico que recibió los restos. Varios días después de su muerte, el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, declaró a medios locales: “No hay hambre. No hubo hambre. Hubo escasez, y ciertamente no una política de hambruna”.

Frente al clamor internacional, Netanyahu rechazó las acusaciones y aseguró que los reportes de hambruna son “mentiras” promovidas por Hamas.

Seham Fawzy Khodeir observa a su hijo, Hisham, que nació prematuramente y sólo ha vivido unos días, dentro de una incubadora en la unidad de terapia intensiva para recién nacidos del hospital Nasser, el jueves 19 de junio de 2025, en Jan Yunis, en el sur de la Franja de Gaza. (AP Foto/Mariam Dagga)Mariam Dagga – AP

Sin embargo, el vocero de la ONU, Stephane Dujarric, advirtió esta semana que los niveles de hambre y desnutrición en Gaza son los más altos desde que comenzó la guerra.

La ONU informó que en julio casi 12.000 niños menores de cinco años padecían desnutrición aguda, incluidos más de 2500 con desnutrición severa, el nivel más peligroso. La Organización Mundial de la Salud (OMS) advirtió que las cifras probablemente estén subestimadas.

En las últimas dos semanas, Israel permitió el ingreso de alrededor del triple de alimentos en comparación con lo que entraba desde fines de mayo. Esto ocurrió tras dos meses y medio en los que prohibió toda entrada de comida, medicinas y otros suministros, argumentando que buscaba presionar a Hamas para liberar a los rehenes capturados en el ataque de 2023 que desencadenó la guerra. El nuevo flujo de ayuda ha puesto más alimentos al alcance de parte de la población y redujo algunos precios en los mercados, aunque siguen siendo muy superiores a los de antes de la guerra e inaccesibles para muchos.

Un mejor acceso a los alimentos podría ayudar a gran parte de la población de Gaza, pero “no servirá para los niños con desnutrición severa”, advirtió Alex DeWaal, director de la Fundación para la Paz Mundial en la Universidad de Tufts, con más de 40 años de experiencia en temas de hambrunas y ayuda humanitaria.

El cuerpo de Jamal al-Najjar, de 5 años, es colocado en el suelo sobre ladrillos antes de la oración fúnebre, tras haber muerto en el hospital Nasser de Khan Younis, en el sur de la Franja de Gaza, el martes 12 de agosto de 2025.Mariam Dagga – AP

Cuando una persona sufre desnutrición severa, los micronutrientes vitales se agotan y las funciones corporales se deterioran. Alimentarla de inmediato puede provocar un daño conocido como “síndrome de realimentación”, que puede causar convulsiones, coma o incluso la muerte. Antes, es necesario reponer los micronutrientes con suplementos y leche terapéutica en un hospital.

“Estamos hablando de miles de niños que necesitan hospitalización si quieren tener una posibilidad de sobrevivir”, dijo DeWaal. “Si este enfoque de aumentar el suministro de alimentos se hubiera adoptado hace dos meses, probablemente muchos de esos niños no habrían llegado a esta situación”.

Cualquier mejora, además, se ve amenazada por la nueva ofensiva israelí anunciada por Netanyahu, que busca capturar la ciudad de Gaza y los campamentos de carpas donde se concentra gran parte de la población. Según advierten la ONU y las organizaciones humanitarias, esto provocará una nueva ola de desplazamientos y dificultará aún más la entrega de alimentos.

El Ministerio de Salud de Gaza informó que desde el 1 de julio murieron 42 niños y 129 adultos por causas relacionadas con la desnutrición, y que en total 106 niños han fallecido por esta causa desde el inicio de la guerra. Aunque el organismo depende del gobierno de Hamas, está integrado por profesionales médicos y sus cifras son consideradas por la ONU y otros expertos como las más confiables.

El ejército israelí, en cambio, señaló que algunos de los niños que murieron tenían enfermedades previas y argumentó que sus decesos estaban “desvinculados de su estado nutricional”. Aseguró que una revisión de sus expertos concluyó que “no hay señales de un fenómeno generalizado de desnutrición” en Gaza.

Islam Qudeih sostiene a su hija Shamm, de 2 años, con desnutrición severa y sin camiseta, en el hospital Nasser de Khan Younis, en el sur de la Franja de Gaza, el sábado 9 de agosto de 2025.Mariam Dagga – AP

En una conferencia de prensa, Netanyahu apareció frente a una pantalla con el lema “Niños famélicos falsos” sobre fotos de menores esqueléticos con enfermedades previas. Acusó a Hamas de dejar morir de hambre a los rehenes israelíes que siguen en cautiverio y repitió que el grupo desvió grandes cantidades de ayuda, algo que la ONU desmiente.

Los médicos en Gaza reconocen que algunos de los que mueren o pasan hambre padecen afecciones crónicas como parálisis cerebral, raquitismo o trastornos genéticos, que los hacen más vulnerables a la desnutrición. Pero insisten en que esas enfermedades son manejables si se cuenta con alimentación y tratamiento adecuados.

“La creciente escasez de comida aceleró el deterioro de estos casos”, afirmó el doctor Yasser Abu Ghali, jefe de pediatría del hospital Nasser. “La desnutrición fue el principal factor de sus muertes”.

De 13 niños severamente desnutridos cuyos casos AP documentó desde finales de julio, cinco no tenían enfermedades preexistentes, incluidos tres que murieron, según los médicos.

Abu Ghali habló junto al cuerpo de Jamal al-Najjar, un niño de cinco años que murió el martes por desnutrición y que había nacido con raquitismo, lo que afecta la metabolización de vitaminas y debilita los huesos.

En los últimos meses, el peso del niño cayó de 16 kilos a apenas 7. Su padre, Fadi al-Najjar, de rostro demacrado por el hambre, relató el deterioro.

Consultado sobre la afirmación de Netanyahu de que no hay hambre en Gaza, señaló la caja torácica sobresaliente de su hijo: “Por supuesto que hay hambruna”, dijo. “¿El pecho de un niño de cinco años debería verse así?”.

Familiares palestinos lloran sobre el cuerpo de Karim Qdeih, de 13 años, quien murió junto a otras personas en bombardeos israelíes durante la noche, durante su funeral frente al hospital Nasser en Khan Younis, en el sur de la Franja de Gaza, el sábado 23 de agosto de 2025.Mariam Dagga – AP

El doctor Ahmed al-Farra, director de pediatría del hospital Nasser, indicó que el centro recibe cada día entre 10 y 20 niños con desnutrición severa, y que la cifra sigue aumentando.

El domingo, una niña de dos años, Shamm Qudeih, lloraba de dolor en su cama del hospital. Sus brazos, piernas y costillas estaban esqueléticos, su vientre hinchado.

“Ha perdido toda la grasa y el músculo”, dijo al-Farra. La niña pesaba apenas 4 kilos, un tercio de lo que corresponde a su edad.

Los médicos sospechan que Shamm padece una rara enfermedad genética llamada glucogenosis, que altera el modo en que el cuerpo usa y almacena el glucógeno —una forma de azúcar— y puede afectar el desarrollo de músculos y huesos. Pero no pueden hacer las pruebas en Gaza.

Normalmente, esta condición puede controlarse con una dieta rica en carbohidratos.

Su familia había solicitado una evacuación médica hace un año, sumándose a una lista de miles de personas que la OMS considera que necesitan tratamiento urgente en el extranjero. Durante meses, Israel ralentizó al mínimo esas evacuaciones o las interrumpió por completo. Pero en agosto comenzó a otorgar más permisos y, según la ONU, más de 60 personas pudieron salir en la primera semana del mes.

El permiso para que Shamm saliera de Gaza finalmente llegó esta semana y el miércoles viajaba hacia un hospital en Italia.

Ella Osama Abu Dagga, de 25 días de vida, es sostenida por su tía abuela Suad Abu Dagga después de haber sido rescatada de entre los escombros tras un bombardeo aéreo del ejército israelí que mató a sus padres y a su hermano, en Khan Younis, en el sur de la Franja de Gaza, el jueves 20 de marzo de 2025.Mariam Dagga – AP

Ro’a fue una de cuatro niñas fallecidas por desnutrición llevadas al hospital Nasser en poco más de dos semanas, según los médicos.

Su madre, Fatma Mashi, contó que notó que su hija empezaba a perder peso el año pasado, pero pensó que era por la dentición. En octubre la llevó al hospital Nasser, donde confirmaron la desnutrición severa.

En ese momento, en los últimos meses de 2024, Israel había reducido al mínimo la entrada de ayuda.

La familia también fue desplazada varias veces por operaciones militares israelíes. Cada mudanza interrumpía el tratamiento de Ro’a porque tardaban en encontrar un centro para obtener suplementos nutricionales, explicó Mashi. La familia sobrevivía con una sola comida al día —a menudo fideos hervidos—, pero “fuera lo que fuera lo que ella comía, no cambiaba nada en su cuerpo”.

Hace dos semanas se trasladaron a los campamentos de Muwasi, en la costa sur de Gaza. El deterioro de Ro’a se aceleró.

“Podía darme cuenta de que era solo cuestión de dos o tres días más”, relató Mashi en la carpa familiar el viernes, un día después de la muerte de su hija.

Mashi y su esposo, Amin, lucían demacrados, con las mejillas y los ojos hundidos. Sus otros cinco hijos —incluido un bebé nacido este año— estaban delgados, aunque no tan consumidos como Ro’a.

DeWaal señaló que en las hambrunas no es raro que un miembro de la familia se vea mucho peor que los demás. “La mayoría de las veces es un niño de 18 meses o 2 años, que es más vulnerable”, explicó, mientras que los hermanos mayores suelen ser “más resistentes”.

Pero cualquier factor puede desencadenar una espiral de desnutrición en un niño pequeño: una infección, dificultades después del destete o incluso un problema menor.

“Una cosa muy pequeña puede empujarlos al límite”.

Por Mariam Dagga y Lee Keath

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