La visión de Hernán Lacunza sobre el plan del Gobierno con el dólar y las tasas

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Sacar al dólar de las pantallas, con el costo de menor actividad y empleo hacia adelante. Así sintetiza el exministro Hernán Lacunza al dilema y las consecuencias del esquema monetario y cambiario que implementó el Gobierno en las últimas semanas. Según el titular de Empiria, el plan de conseguir “estabilidad nominal” acumula desequilibrios en cuanto a la acumulación de reservas y la consistencia externa.

A su vez, advierte por la ‘opacidad’ del registro de los intereses de los instrumentos de deuda en pesos y los “límites” de la política fiscal: “Traigamos una ley de presupuesto integral y vemos ahí cuáles son las prioridades y cómo las financiamos. Pero si vos querés definir todo discrecionalmente y, si no te doy la razón te quiero voltear, no resiste el menor análisis”.

-¿Tiene impacto este escenario de volatilidad de tasas de interés sobre la economía real?

-Seguro que ya está teniendo y va a tener. Obviamente impacta en el crédito, porque una cosa es tomar un préstamo a una tasa más o menos previsible y otra es ir totalmente volátil como ahora. Eso merma la voluntad de crédito, hay mucha más incertidumbre y eso baja la inversión y el consumo, seguramente. Tiene un impacto negativo sobre la actividad, sin duda, y obviamente, cuanto más largo, peor. Yo presumo que el Gobierno va a estar trabajando en bajar aunque sea la volatilidad. El nivel va a ser más difícil, porque hay una causa más profunda que es la competencia con la dolarización de las carteras. Pero al menos en las próximas semanas debería ser capaz de contener esa volatilidad.

Hernán Lacunza: “La cuestión fiscal sigue siendo un diez, pero la metodología encuentra un límite”

-¿Cuál es esa causa?

-Evidentemente la prioridad del Gobierno de este trimestre preelectoral está en la estabilización nominal, que no haya sorpresas inflacionarias. Y eso exige tener un tipo de cambio oficial, que está claro que está en torno a $1300. Y si bien no interviene directamente comprando o vendiendo, sí lo hace indirectamente a través del mercado de futuros, donde hay una tasa implícita, y a través del mercado de pesos, donde también hay una tasa, en este caso muy elevada, para competir con la dolarización. Entonces necesita premiar más quedarse en pesos, en este caso una tasa del 70%, que tiene costo en la actividad. Elige una esquina que es la estabilidad nominal, que la entiendo por el objetivo político, de sacar de la pantalla el dólar y el changuito del supermercado en este bimestre, a costa de una mayor tasa y menor actividad y empleo en el mediano plazo.

-¿Qué análisis hace sobre la gestión cambiaria? Inicialmente el plan fue llevar al dólar al piso de la banda, no funcionó, y cuando se acercó al techo a fin de julio, la reacción fue bajarlo.

-Primero, por suerte no fue al piso, esa era una idea un poco pedestre. Imaginate si estuviera hoy en $1000 la presión cambiaria que habría en ese mercado y cuál sería la tasa de interés para sostener ese desvío tan pronunciado. A $1300 es difícil, imagínate a $1000. El estrés competitivo que habría y la competencia entre productos locales o importados sería realmente muy difícil de sostener. La intervención oficial con la palabra de que iba a ir a $1000 nunca la entendí. Solo entendería la intención en ese primer trimestre post-cepo de alinear expectativas de no se vaya al techo. Pero no es gratuito, porque también vos mismo lo planteás en tu pregunta. La expectativa alimentada oficialmente no se corrobora. Entonces para la próxima vez que digas algo, te van a creer menos. Puede ser un objetivo a corto plazo, pero nocivo para la credibilidad de la palabra oficial en el mediano plazo, que siempre es muy importante, sobre todo cuando los caminos se angostan, como está pasando. La política económica depende de la palabra oficial, no solo de las medidas que se toman. Y malgastarla con expectativas incumplibles no me parece una buena idea a mediano plazo.

Por qué es necesario que el país acumule reservas, según Hernán Lacunza
Por qué es necesario que el país acumule reservas, según Hernán Lacunza

-¿Y cómo ve el nivel del dólar?

-Creo que el dólar estaba atrasado. Hubo todo un largo año discutiendo el sexo de los ángeles, donde el Gobierno decía ‘Nadie sabe cuál es el tipo de cambio de equilibrio’, y lo que no decía es que el Gobierno tampoco. Ahora está cómodamente instalado en $1300. Hizo una corrección parcial. Más o menos el tipo de cambio real en estos dos meses subió un 15%, y por mérito del programa no hubo gran traslado a precios inmediatos, el famoso pass through, por condiciones que podamos revisar. Esa mejora del 15% real es importante. Hoy la economía está mejor que hace 60 días porque tiene un tipo de cambio más acorde a la competitividad de la producción argentina, pero seguramente insuficiente, porque a nivel también hay más voluntad de demanda que de oferta. Y por eso la tasa tiene que estar tan alta. Entonces, la intervención oficial es, y vuelvo a la pregunta uno, situarse en la esquina de la estabilidad nominal, inflacionaria y de tipo de cambio, a costa de una actividad más baja, que ya está estancada desde hace un trimestre, por lo menos, y cuyos daños colaterales se ven más adelante.

-¿Y en cuanto a las reservas?

-El acuerdo con el FMI tiene varias metas fiscales, que están sobrecumplidas y esa es la viga maestra del plan; las monetarias, y también de acumulación de reservas. Los países que flotan en el mundo tienen reservas más o menos por 15 puntos del PBI. La visión más dogmática dice: ‘En la libre flotación no hacen faltan reservas’. Pero, ¿sabés la montaña rusa que sería un régimen de libre flotación sin reservas? Sería insoportable esa volatilidad y más aún en la Argentina. Por algo los flotadores tienen 15% de su PBI, que en el caso de Argentina serían US$90.000 millones, que no vamos a tener en un año o dos. Una cosa es que vos lo vayas construyendo paulatinamente y muestres un flujo donde hay una posibilidad de acumulación, y otra es que digas que no te preocupa. Entonces, los bonistas se van a empezar a preguntar ‘¿Cómo me van a pagar?’. Y si además de la voluntad de pago, que está fuera de toda discusión, no tenés capacidad de pago, el riesgo país no baja. Hay una correlación inversa: a más reservas, menos riesgo país.

 Impacto De La Suba De Tasas Y El Ajuste Monetario
Impacto De La Suba De Tasas Y El Ajuste Monetario

-¿Cuán relevante es el factor político?

-A veces también el Gobierno dice “Es un riesgo exógeno al plan, el riesgo kuka”, sobre el riesgo político o electoral. Hay un montón de riesgos externos también: que no llueva y la cosecha sea mala, que Brasil devalúe o que Trump cambie las tasas. Todo eso es externo. También hay riesgos internos, como no tener reservas. Ahora, ponele que el Gobierno salga primero en las elecciones, que hoy parece lo más esperable de acuerdo a las encuestas, aunque todavía faltan dos meses, el riesgo político va a estar mermado. Punto a favor. Pero igual no vamos a tener reservas. Entonces, no es que todo depende de esa variable externa. No hará falta un dólar de $2000, porque es un dólar de crisis, pero evidentemente a $1300 hay más demanda que oferta. Y por supuesto que todo lo otro que se hizo, el equilibrio fiscal, no es indiferente, porque si no tendríamos brecha y demás. Pero, ¿de dónde sale que el tipo de cambio en $1300 está bien porque hay equilibrio fiscal? Ese va a ser un desafío postelectoral.

-¿Qué análisis hace del movimiento del dólar y los precios?

-Quizás lo mejor de estos últimos dos meses es ese bajo traslado a precios, que no es gracias a Dios, es gracias al programa. Como hay equilibrio fiscal, no hay expectativa de convalidación monetaria de cualquier movimiento del tipo de cambio en emisión, que es todo lo contrario a lo que pasaba en 2023. Eso es el mérito de la consistencia fiscal y de la capacidad de recuperar política monetaria. Es muy importante. Te diría que hoy estamos mejor desde el punto de vista del tipo de cambio, y también desde el punto de vista regulatorio, porque tenemos medio cepo: las personas hacen lo que quieren, las empresas todavía no. Estamos en el camino correcto. Ahora, tampoco cantaría victoria prematuramente por rezagos. Presumo que la inflación del próximo bimestre va a ser más alta que la del bimestre pasado, no exageradamente mayor, que obviamente del punto de vista político es un costo electoral, pero nada dramático. Pero no es cierto que el pass through es cero, porque si fuera así, no hace falta el techo de la banda e intervenir indirectamente para ponerle un techo. A veces hay inconsistencia entre lo que se dice y lo que se hace, y es mejor lo que se hace que lo que se dice, y no es gratis, porque tu palabra vale menos.

Hernán Lacunza, economista argentino y ex Ministro de Economía de la Provincia de Buenos Aires.Noelia Marcia Guevara – La Nación

-Hace tiempo había calificado con 10 a la política fiscal del Gobierno. ¿Cómo ve ese punto? Por un lado, por la discusión en torno a los intereses capitalizados y por el debate en el Congreso.

La cuestión fiscal sigue mereciendo un diez. Haber pasado de un déficit de 3% a un suepravit de 1,5% es muy meritorio. Y hay dos puntos. Los intereses que no aparecen en las cuentas públicas, creo que a esta altura el Gobierno se haría un favor a sí mismo y a todos los argentinos si eso lo transparenta, porque está opaco eso, y genera desconfianza. Al fin y al cabo, lo que importa es lo que te queda de gasto y de intereses y si la deuda crece o no crece. Pero la pregunta tiene una parte más profunda, de si no llegamos a un límite de esta metodología. El acuerdo con el FMI dice que este año el superávit es 1,6%, el año que viene 2,2% y el siguiente 2,6%. Están teniendo en cuenta que los intereses van a ser mayores y vas a tener que tener un esfuerzo fiscal adicional. Y ahí uno puede decir: “Bueno, si la economía crece, con no aumentar el gasto se puede conseguir”, que sería el círculo virtuoso, pero también está empezando a haber límites, que se ven en las discusiones de gasto, jubilaciones, del Garrahan. La motosierra ya no funciona, tenés que empezar a usar un bisturí. ¿Y tiene sentido político dar la pelea del Garrahan? Porque en realidad no hiciste la micro dentro del hospital: si hay ñoquis, resolvelo, no le bajes a todos. Eso en todas las esferas. Y en el Congreso no construiste consensos, estás dos años sin presupuesto y cada cosa es una ley específica, porque no tenés la ley madre. Entonces, esa forma de hacer política fiscal, que es la discrecionalidad del Ejecutivo, evidentemente llega a un límite. Y además encuentra límites políticos, porque no tenés mayorías en el Congreso y no las vas a tener aún con una buena elección presunta en octubre. Le doy la razón al Gobierno en que la discusión presupuestaria a veces no es civilizada y no es altruista. Ahora, ponerse en la opuesta, de que todo el que no me da la razón quiere destruir el país, eso es medio maniqueo, Traigamos una ley de presupuesto integral y vemos cuáles son las prioridades y cómo las financiamos. Pero si vos querés definir todo discrecionalmente, y si no te doy la razón te quiero voltear no resiste el menor análisis.

-¿Qué perspectivas económicas ve para después de las elecciones?

-Supongamos un escenario en que se supera con alguna tensión cambiaria, pero nada explosivo, y una presunta corroboración en las urnas del apoyo popular al Gobierno. Después de eso hay un reseteo del programa, tampoco podés tener con la economía planchada mucho tiempo entonces, y a este tipo de cambio está visto que hay más demanda que oferta. Hay una parte de la demanda que será del periodo electoral, que será transitoria, y tiene sentido no convalidarla, y otra que no, porque hay un montón de sectores que no están siendo competitivos. A veces el discurso oficial de ‘Vaca Muerta en 2030… Sí, puede ser, pero depende de los precios internacionales, osea, cosas que no controlamos, pero además, para llegar al 2030 hay que ganar tres elecciones, 25, 27 y 29, y si en el Conurbano el desempleo es 15%, no vas a no vas a poder consolidar democráticamente tu programa. Entonces esa ancla de largo plazo también hay que traerla acá; en la transición tiene que haber empleo, no con el futuro soñado dentro de seis años.

Hernán Lacunza, economista argentino y ex Ministro de Economía de la Provincia de Buenos Aires.Noelia Marcia Guevara – La Nación

-¿Qué posibilidades hay?

-Creo que va a haber oportunidad para replantear las prioridades. Si este tipo de cambio no es suficiente para acumular reservas, también será una oportunidad para terminar de liberar el mercado de cambios. No creo que pase nada difícil, puede haber alguna pancita en la curva inflacionaria, pero nada explosivo, y van a ser dos años para la próxima elección. Y va a haber también una oportunidad, si hubo apoyo popular, para hacer las llamadas reformas estructurales. En orden de importancia, te diría: laboral, impositiva, provincias, o sea, impositiva que incluya lo subnacional. Y la menos urgente, pero no menos necesaria a largo plazo, es la previsional. Y el tema del reseteo de la macro es muy importante, porque si hay atraso cambiario y expectativa de devaluación, las inversiones no van a venir porque nadie va a perder 10% o 15% de entrada, sea argentino o no residente. Y además de esto, reglas del juego más previsibles, más estables, más atractivas para invertir, hacer negocios y tener rentabilidad.

-¿Cómo puede crecer?

-Tenemos un techo no de cristal, sino de concreto, hace quince años, donde la economía baja y sube de acuerdo a un año electoral, al precio de la soja y si hay sequía o llueve. Siempre chocamos contra el mismo techo, que es más o menos al que estamos llegando ahora. Y para poder superarlo, hay que terminar de liberar el mercado de cambios y hacer las reformas estructurales, para lo cual el Gobierno solo no va a poder. Va a tener que construir mayorías en el Congreso.

-¿Qué incluiría en una reforma tributaria?

Impuestos al trabajo. Si podés bajar uno solo, mirá eso, porque lo que más que tenemos que generar es empleo privado. Lo segundo son todos los impuestos a la producción, desde los nacionales, de retenciones a cheque, que son mundos distintos pero son muy distorsivos. Y el más relevante es ingresos brutos, en las provincias. Y eso no va a pasar por generación espontánea, porque 24 gobernadores o legislaturas provinciales se les ocurra “Che, vamos a hacer esto coordinadamente”. Eso lo tiene que coordinar el Gobierno central. Me imagino algo como el pacto fiscal de 2017, donde haya incentivos a bajar ingresos brutos, sobre todo en los sectores productivos primario y secundario, o sea, industria, agro y minería, por ejemplo, que lleve a radicar ese tipo de actividades en las provincias y donde no sigamos con esta lógica de coparticipación y los ATP, donde la lógica es tironear del mantel a ver quién se lleva más.

-¿Qué es más difícil, la gestión pública o ser vicepresidente de Racing?

-Sin duda el fútbol. Es más fácil ser ministro (risas).