León XIV le escribió una carta a Zelensky por el día de la independencia de Ucrania

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ROMA.- En el día del 34º aniversario de la independencia de Ucrania de la antigua Unión Soviética -el 24 de agosto de 1991-, el papa León XIV le envió una carta al presidente ucraniano, Volodymir Zelensky, en la que dejó en claro su posición y volvió a llamar a que prevalezcan las tratativas en curso y callen de una vez las armas.

En la misiva, que fue dada a conocer por el mandatario ucraniano en su cuenta de X, el Papa aseguró tener “el corazón herido por la violencia que devasta su tierra” e invocó a Dios “para que consuele a quienes sufren por las consecuencias de la guerra -especialmente por todos aquellos heridos en el cuerpo, por aquellos afligidos por la muerte de un ser querido y por aquellos privados de sus hogares-, fortalezca a los heridos y conceda el descanso eterno a los difuntos”.

“Pido al Señor que conmueva los corazones de los hombres de buena voluntad, para que el clamor de las armas se calle y deje paso al diálogo, abriendo el camino a la paz para el bien de todos”, imploró asimismo, al encomendar la nación, finalmente, a la Beata Virgen María, Reina de la Paz”.

Zelensky, que recibió cartas similares de diversos mandatarios -entre los cuales sus pares de Estados Unidos, Donald Trump; China, Xi Jinping; Francia; el canciller alemán Friedrich Merz y el rey Carlos III del Reino Unido-, agradeció la epístola del máximo líder de la Iglesia católica.

Agradezco sinceramente a Su Santidad sus atentas palabras, su oración y su atención al pueblo de Ucrania en medio de una guerra devastadora. Todas nuestras esperanzas y esfuerzos están puestos en que nuestra nación alcance la tan ansiada paz. Para que prevalezcan el bien, la verdad y la justicia. Agradecemos el liderazgo moral y el apoyo apostólico de @pontifex”, escribió el mandatario ucraniano, que ya se reunió dos veces con León XIV: el 18 de mayo, día de su asunción y el 9 de julio, cuando lo recibió en Castelgandolfo.

Este domingo, al final de la tradicional oración mariana del Angelus, el Papa recordó la jornada de ayuno y oración a la que convocó el viernes pasado, 22 de agosto, a todos los católicos, “por todos nuestros hermanos y hermanas que sufren debido a las guerras”. “Hoy nos unimos a nuestros hermanos ucranianos que, con la iniciativa espiritual ‘Oración Mundial por Ucrania’, piden que el Señor le de la paz a su martirizado país”, subrayó, hablando desde la ventana del tercer piso del Palacio Apostólico ante miles de fieles de todo el mundo.

No pasó desapercibido el hecho de que León XIV utilizara para Ucrania el término “martirizado”, como solía hacer su predecesor, Francisco, todos los domingos y miércoles, durante las audiencias generales.

Ucrania obtuvo su independencia de la antigua Unión Soviética el 24 de agosto de 1991, cuando el Parlamento ucraniano proclamó la correspondiente acta. Esta fue confirmada posteriormente por un referéndum popular el 1º de diciembre de ese mismo año, con más del 90 % del voto a favor.

En 2014, Rusia unilateralmente anexó la península de Crimea y, con el apoyo de Moscú, grupos paramilitares prorrusos tomaron el control de localidades en la región oriental del Donbass, lo que desencadenó la guerra allí, que en febrero de 2022 degeneró en una mucho mayor.

El 24 de febrero de 2022, las fuerzas armadas rusas, siguiendo instrucciones del presidente Vladimir Putin, invadieron Ucrania y, desde entonces, han librado una guerra contra esta nación, que entonces contaba con unos 40 millones de habitantes, de los cuales al menos 4 millones han huido a países vecinos para escapar de la guerra, mientras que millones más se han vuelto desplazados internos.

Aunque es imposible estimar la cantidad de muertos, The Guardian informó el 22 de junio de 2025 que “el Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales (CSIS), con sede en EE. UU., estima las muertes militares rusas en hasta 250.000 y el total de bajas, incluyendo heridos, en más de 950.000. Ucrania también ha sufrido pérdidas muy elevadas, con entre 60.000 y 100.000 efectivos muertos y un total de bajas que asciende aproximadamente a 400.000”.

En una entrevista con Vatican News el arzobispo mayor de Kiev, Sviatoslav Shevchuk, líder de la Iglesia greco-católica ucraniana (que hasta 1989 debió ser clandestina), no ocultó la esperanza del pueblo ucraniano de que, después de tres años y medio de sufrimiento, devastación y muerte, pueda llegar la paz.

“Sé que transmito el pensamiento del pueblo: hay una gran esperanza de que finalmente estos esfuerzos internacionales, también a nivel más alto de los liderazgos mundiales, puedan hacer detener esta ciega y absurda guerra”, dijo.

“Cuando se dice que la guerra es ‘insensata’, es justamente así. Para el pueblo ucraniano defenderse hoy es verdaderamente cuestión de vida o muerte. Pero cuando a la defensa únicamente militar se le suman los otros esfuerzos, como los diplomáticos, pero también los económicos, se llega a ser cada vez más capaces de resistir y de defenderse. Además, lo que percibe la gente común es que, en los últimos años, sobre todo desde que comenzó la guerra, nunca hemos visto una presión internacional tan fuerte hacia Rusia para que deje de matar a los ucranianos. En esta última semana hemos visto cómo todos los líderes de los países europeos se unieron a nuestro presidente y se presentaron en Washington para sostener las garantías de seguridad del Estado ucraniano. Esto nos hace entender que los líderes europeos ven a Ucrania como parte del continente bajo el aspecto cultural y económico. Ucrania, además, aseguraría en el futuro la seguridad de las fronteras de los países europeos. Ucrania ya forma parte del fenómeno europeo y ahora es en Ucrania donde se juega el futuro de la Europa unida”, concluyó.