RIAD.- “Sí, acepto”, decía el pie de foto en español. “En esta y en todas mis vidas”. Cristiano Ronaldo y Georgina Rodríguez, que mantienen una relación desde hace nueve años, ahora están comprometidos. Rodríguez, de 31 años, anunció la noticia en Instagram el lunes con una foto que muestra un enorme anillo en su dedo anular.
El tamaño del anillo no sorprendió a nadie dado el lujoso estilo de vida que lleva la superestrella del fútbol mundial. Lo que si sorprendió es el lugar donde se realizó la propuesta: Riad. La capital del ultraconservador reino islámico de Arabia Saudita rara vez figura entre los destinos favoritos de las parejas viajeras para celebrar su amor.
Hasta hace poco tiempo, la policía religiosa vigilaba las calles, persiguiendo a parejas solteras y ordenando a las mujeres cubrirse el pelo. El sexo fuera del matrimonio era castigado con golpes.
Mientras los fanáticos celebraban el nuevo compromiso, a muchos sauditas no les pasó desapercibido el hecho de que la pareja no está casada y ha estado conviviendo junto a sus hijos en la ciudad saudita desde hace más de dos años.
En enero de 2023, Cristiano Ronaldo desembarcó en el equipo saudita Al-Nassr FC con un contrato de dos años y medio por un valor de 200 millones de euros por año. El astro del fútbol de 40 años viajó acompañado por Georgina Rodriguez, modelo e influencer hispano-argentina.
Arabia Saudita, que es conocida por sus estrictas leyes y costumbres culturales, prohíbe a las personas solteras vivir juntas. Los expertos legales sauditas anticiparon que las autoridades locales “harían la vista gorda” para recibir a uno de los mejores jugadores de fútbol de todos los tiempos, permitiéndole a Ronaldo y a su pareja instalarse juntos en una propiedad.
Su familia parecía haberse instalado en una vida cómoda y lujosa dentro del reino, desafiando los límites del acelerado proceso de transformación social en Arabia Saudita.
Desde su llegada al poder en 2015, el príncipe heredero Mohammed ben Salman impulsó una serie de reformas en el reino ultraconservador y relajó algunas normas sociales, al tiempo que intensificó la represión política.
Hasta no hace mucho, que una mujer viajara en un auto con un hombre que no fuera familiar podía bastar para ser cuestionada en un control policial, una paradoja en un reino donde recién en 2018 se les permitió conducir.
Hoy, las reglas no son del todo claras: ¿están permitidas las citas? ¿La convivencia? ¿Un embarazo fuera del matrimonio? Sin un código penal escrito, los jueces aplican la ley islámica —base del sistema jurídico del reino— según su propio criterio.
Esta ambigüedad deliberada otorga al gobierno saudita un amplio margen de acción en medio de las reformas sociales, aunque a veces deriva en reacciones adversas de la opinión pública y en arrestos arbitrarios. En la actualidad, no es raro ver a mujeres caminando por la calle con shorts y tops, pese a que las normas de “decoro público” prohíben teóricamente ese tipo de vestimenta. El alcohol sigue siendo ilegal, pero el contrabando florece y, de vez en cuando, grupos de jóvenes visiblemente ebrios terminan en peleas frente a alguna de las discotecas “secas” de la ciudad.
La mudanza de Cristiano Ronaldo fue un gran logro para los esfuerzos del gobierno saudita por expandir su sector deportivo y proyectar la imagen del reino. Es uno de los atletas más famosos del mundo, con millones de seguidores en Instagram, y ha compartido imágenes de la vida y el fútbol en Arabia Saudita, mostrando una faceta diferente del país. Rodríguez también jugó un papel fundamental en esa exhibición, asistiendo a eventos de alfombra roja, tomando sol en bikini afuera de su hogar y visitando resorts de lujo con sus hijos.
En junio, Ronaldo amplió su contrato en Arabia Saudita por dos años más. “Mi familia siempre me apoya en mis decisiones”, dijo en un video publicado por el club. “Los saudita nos tratan muy bien. Por eso queremos vivir allí y seguir viviendo allí”.
En los comentarios de la publicación de Instagram de la boda, los seguidores árabes de la pareja intercambiaron bromas y una persona comentó: Fue “¡un compromiso muy rápido!”.
Los memes árabes que conmemoraban la ocasión con humor se difundieron rápidamente por Internet. Uno de los mas comunes decía que tuvo que trabajar en Arabia Saudita durante dos años para poder pagar el matrimonio.
“Fue solo el período de ‘conocernos’”, decía otro meme, acompañado de una foto de la pareja con sus hijos, refiriéndose sarcásticamente a la breve fase de citas aprobada por la familia por la que pasan algunas parejas saudíes y árabes antes de casarse oficialmente.
Las mujeres menos privilegiadas que no pueden presentar un certificado de matrimonio generalmente no pueden tener acceso a atención médica, educación o residencia legal para sus hijos y no pueden registrar el nacimiento de sus bebés.
Agencia AP y diario The New York Times
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