Cómo sacar los bollos del auto sin ir al mecánico

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Las pequeñas abolladuras en la carrocería del auto son un problema común; una piedra en la ruta, un roce en el estacionamiento o incluso un golpe leve con otro vehículo pueden dejar una marca visible en el capó, la puerta o el guardabarros.

Para quienes buscan una solución económica y rápida, existen algunos métodos caseros que permiten intentar reparar estos daños menores en casa sin recurrir a un chapista. Sin embargo, si el golpe es de mayor relevancia, tamaño o por ubicación es una zona de difícil acceso, hay que ir con un especialista.

El primer método, uno de los más difundidos por su sencillez y bajo costo, es el del cambio de temperatura repentino. Para el mismo es importante tener una pistola de calor, secador de pelo potente o agua caliente para poder aplicar sobre la zona abollada durante dos a tres minutos, manteniendo una distancia prudente para no dañar la pintura.

Para pequeños toques la técnica del cambio de temperatura es útilAnimaflora PicsStock – Shutterstock

Inmediatamente después hay que aplicar hielo o un aire frío para poder generar un cambio brusco de temperatura, lo que hace que el metal se contraiga y en algunos casos el golpe se revierta. Funciona mejor en abolladuras pequeñas, sin daños en la pintura y no es útil si la superficie está arrugada o si el golpe fue muy profundo.

Otra técnica que puede dar resultados aceptables —en abolladuras de gran tamaño—, como las del capó es la de la ventosa de baño. Para esta es necesario contar con una ventosa común de baño o una preferentemente una especial para autos (se consiguen por Internet). El procedimiento consiste en humedecer la superficie para mejorar la adherencia, colocar la ventosa sobre la abolladura y ejercer presión para luego tirar con fuerza hacia afuera. Hay que tener precaución porque si la abolladura es muy pequeña o tiene bordes irregulares, la ventosa puede no hacer suficiente succión.

La ventosa de baño sirve para abolladuras de mayor tamaño ingkaninant – Shutterstock

Siempre hay que tener en cuenta que los métodos caseros pueden funcionar en abolladuras pequeñas, redondeadas y sin daño en la pintura. Sin embargo, no sustituyen la calidad de un trabajo profesional, especialmente en autos de alta gama o cuando la estética es fundamental.

En todos los casos, se recomienda actuar con cuidado y sin forzar demasiado la chapa: una mala maniobra puede agravar el daño o dejar marcas permanentes. Si el resultado no es satisfactorio, lo mejor es acudir a un especialista o a un chapista de confianza; también es recomendable ir al taller si no se cuenta con experiencia previa o hay desconfianza del procedimiento.