SANTIAGO, Chile.– La izquierda chilena ya tiene candidata para intentar mantener el control de La Moneda. Jeannette Jara, abogada, exministra del Trabajo y militante del Partido Comunista, encabezará la carrera presidencial del oficialismo en noviembre después de una victoria holgada sobre la ministra del Interior, Carolina Tohá, en las primarias realizadas este domingo. Jara se convierte en la primera comunista con opciones reales de disputar el sillón presidencial en Chile, abriendo un escenario inédito para el progresismo en un país atravesado por la fatiga política, el temor por la inseguridad y el estancamiento económico.
Con el 93,7% de las mesas escrutadas, Jara sumaba un 60,5% de los votos, mientras que Tohá quedaba relegada con un 27,7%, menos de la mitad, en una jornada marcada por la baja participación: apenas 1,3 millones de votos, cerca del 10% del padrón electoral. El resultado no solo ordena las filas oficialistas, sino que anticipa el desafío que enfrentará Jara para transformar ese respaldo interno en una fuerza competitiva en noviembre, ante una ciudadanía que observa con escepticismo las promesas políticas y la capacidad del gobierno de responder a las urgencias cotidianas.
El triunfo de Jara refleja la capacidad del Partido Comunista de capitalizar el descontento de una base progresista que exigía resultados concretos tras años de promesas. Como ministra, impulsó la reducción de la jornada laboral, el alza del salario mínimo y el fortalecimiento de la negociación colectiva, proyectando una imagen de gestora de convicciones firmes y pragmatismo negociador.
Su campaña priorizó el territorio, recorriendo ferias y conversando con trabajadores, con un mensaje de “cambios con resultados” que resonó en sectores populares. En contraste, Carolina Tohá, figura del socialismo democrático y del círculo de confianza de Boric, apostó a la moderación y la estabilidad, pero su gestión en Interior, marcada por la inseguridad y la frustración ciudadana, erosionó su capital político.
Gonzalo Winter, diputado del Frente Amplio y candidato de Boric que apenas alcanzó un 9,02% de los votos, fue claro tras el resultado: “Ella contará con el apoyo del Frente Amplio. Nos pondremos a disposición de esta candidatura”. La frase confirmó que el oficialismo buscará cerrar filas en torno a Jara, aunque la elección también expuso la debilidad del Frente Amplio y del socialismo democrático. “Estamos tristes”, aseguró una golpeada Carolina Tohá, quien también reconoció una capacidad de movilización menor de la esperada.
Mario Herrera, cientista político de la Universidad de Talca, apuntó que “el buen resultado de Jara se explica principalmente por un votante estratégico en la dirección opuesta a la esperada”. Según su análisis, mientras sectores acomodados respaldaron a Tohá para frenar una candidatura comunista, “no fue suficiente para compensar el efecto de una campaña débil”.
Para Herrera, “Tohá giró excesivamente al centro y dejó huérfanos a votantes de izquierda, quienes prefirieron asegurar el triunfo de Jara antes que dispersarse”. Aunque el resultado refuerza a Jara, Herrera advierte que se trata de “una victoria clara, pero en un escenario de baja participación, que no garantiza el mismo rendimiento en la elección general”.
En tanto, Ricardo Hernández, coordinador de política y sociedad del Instituto Res Publica, señaló que la baja participación podría abrir flancos internos en la izquierda y dar cierta ventaja a Evelyn Matthei. “Se puede producir un vacío en el centro político, que podría inclinarse por la candidatura de centroderecha”, dijo a LA NACION.
“Con el triunfo de Jeannette Jara, tanto José Antonio Kast como Evelyn Matthei enfrentarán una alianza de gobierno compuesta por el Partido Comunista, el Frente Amplio y el socialismo democrático, bloque de izquierda que podría aglutinar cerca del 30% de apoyo que actualmente obtiene el presidente Boric y que debería posicionar a la candidatura oficialista en el primer lugar de la carrera, lo que no se ha visto en los sondeos hasta el momento”, añadió.
Con este escenario, el oficialismo enfrenta la paradoja de haber encontrado en Jara una figura con tracción electoral en su base, pero con el desafío de proyectar esa fuerza hacia sectores moderados en un país que exige estabilidad, seguridad y crecimiento. Será clave la capacidad del PC y de Jara de tender puentes hacia el centro político y disipar temores, mientras la derecha se prepara con un discurso de orden y eficiencia de cara a noviembre.
Por primera vez en décadas, una comunista liderará la carrera presidencial del oficialismo con posibilidades reales de llegar a La Moneda. Para Chile, la contienda de noviembre se perfila como un plebiscito sobre qué tipo de progresismo quiere el país: si un proyecto que conjuga transformaciones con gobernabilidad, o si se decanta por un giro conservador en busca de estabilidad tras años de tensiones políticas.
Además, la elección presidencial se inserta en un contexto regional y global marcado por desafíos complejos: desde las tensiones sociales en varios países latinoamericanos hasta el impacto de la inflación y la crisis energética mundial. Estos factores elevan la expectativa sobre la capacidad de los futuros líderes para responder a problemas estructurales que afectan a amplios sectores de la población chilena, particularmente a los más vulnerables.
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