Desde que el Gobierno implementó varias medidas que facilitaron la importación de materiales, se habló de muchas cosas: desde la posibilidad de traer casas prefabricadas enteramente de China, a importar insumos para abaratar los costos de la construcción. Pero de lo que todavía no se había conversado era de importar las casas cápsula, viviendas industrializadas (hechas enteramente en una fábrica), con aspecto futurista, que optimizan el uso del espacio, logran un diseño compacto y proponen una forma distinta de vida, que en tan solo cuatro meses puede llegar a tu casa.
El modelo desembarcó en la Argentina y, recientemente, se difundió la noticia de que uno de los jugadores del real estate que lo ofrece abrirá en 10 días su showroom en Nordelta, donde se las podrá conocer y recorrer, una vez que terminen de hacer la decoración interior de ellas. Se trata de inmuebles que parecen una cápsula por fuera, ya que cuentan con vidrio que recubre prácticamente en 360° la vivienda, tanto en los laterales, como en los frentes curvos y en el techo.
“Este modelo de casas se viene viendo hace un par de años en Tik Tok; el incremento local en los costos de construcción en dólares abrió definitivamente la puerta para que los empresarios empiecen a traer este tipo de productos al país”, explica Germán Gómez Picasso, director de Reporte Inmobiliario. De todas formas, advierte que el costo del metro cuadrado es muy similar al costo local, a pesar de que vienen en barco desde China, “el distintivo que tienen podría estar vinculado a la rapidez de entrega del producto”.
“Actualmente tenemos dos modelos, ambos de 38 m², aunque las distribuciones son distintas: una tiene el dormitorio separado del living-comedor por el baño, mientras que en el otro se encuentra todo integrado, solo divide estos ambientes un placar”, explica Guido Tizado, socio de Höli Haus -una de las empresas que importó este modelo al país-, a LA NACION, quien detalla que se venden por US$80.000 + IVA de 10,5%, y próximamente tendrán modelos más chicos por tickets de US$50.000. Aclaran que el precio no incluye el traslado, aunque cuentan con un servicio terciarizado que ofrecen para quien lo necesite. Otro de los jugadores que la comercializa, aunque hoy solo cuenta con un modelo en el país, es Sip Terramar; actualmente están trabajando para traer más casas cápsula de China, y su producto más grande será también de 38 m², el cual tiene un dormitorio, baño, cocina y living, y se vende por un valor menor al anterior, que ronda los US$1650/m², aproximadamente.
“Seguramente se demandarán en mercados como podría ser la Patagonia, debido al frío extremo y por la dificultad que tiene construir en esas zonas, por las distancias y el clima. El principal destino imagino que será turístico como en su momento ocurrió con el glamping”, opina Gómez Picasso. Tizado comparte con él y explica que las casas cápsula son un concepto ideal para el turismo, ya que son transportables y, gracias a las prestaciones con las que cuenta (como doble o triple vidrio, losa radiante eléctrica y aire acondicionado frío y calor) pueden adaptarse a cualquier destino. “Pueden llevarse a un centro de esquí, a un viñedo, a las Cataratas del Iguazú, el Calafate, la playa o un campo, lugares donde es más difícil construir“, agrega el empresario.
En su caso, las construyen con una estructura de acero galvanizado (también conocido como steel frame) y aleación de aluminio carbonatado en el exterior, se instalan al agua corriente, a las cloacas o pozos y “en dos horas tienen todas las conexiones hechas”. Por el momento viajan de China y demoran unos cuatro meses entre que se encargan hasta que llegan al Puerto de Buenos Aires (un mes y medio de fabricación y 50 días de viaje en barco), aunque están analizando hacer la construcción en la Argentina. Por su parte, los de Sip Terramar las construyen con estructura de acero liviano y se envuelven en aluminio, con un aislante especial en poliuretano con fibra de vidrio, “lo que hace que soporte temperaturas de más de 20° bajo cero», detallan desde la empresa a LA NACION.
Tizado revela que, junto a sus socios, venían analizando alternativas de construcción en el país: “Veíamos que la construcción en la Argentina es muy tradicional, se sigue trabajando con ladrillo como se levantó el Coliseo Romano, pero yo creo que el concepto cambió, la nueva casa es la industrializada», señala Tizado y agrega que estuvieron estudiando distintos modelos, hasta que se encontraron con estas viviendas. “Las vi en internet y viajé a China con mis dos socios, para estudiarlas: nos encontramos con muchísima variedad, nos dimos cuenta de que hay un montón de fábricas con distintas calidades y diseños interiores. Uno de sus socios analizó la parte de comercio exterior, es decir, cómo importarlas, y el arquitecto se ocupó de la dimensión del diseño, para occidentalizar los modelos”, comparte Tizado, que explica que los comercializan bajo la marca “Holi Haus”.
Cuenta que tuvieron consultas para instalar casas cápsula en el Delta del Tigre, aunque consideran que se comercializarán más en la costa o en lugares cercanos a la cordillera, como Bariloche, San Martín de los Andes, Salta, Jujuy o Córdoba, que cuentan con paisajes que se podrán apreciar perfectamente desde estos diseños con vidrio casi 360°. “Esto le resuelve en poco tiempo el problema del alojamiento al que se dedique al turismo: en cuatro meses tenés el complejo de casas funcionando y facturando”, agrega Tizado.
Explica que las medidas que implementaron cambios en la importación facilitaron un poco las cosas; además, “detectamos este nicho en turismo que tiene necesidad de vivienda y todavía no está resuelto. De esta forma, nos convertimos en los primeros en traer este tipo de casas. Explican que instalaron los showrooms en Nordelta, ya que creen que ahí se encuentra el público potencial, con buen nivel adquisitivo, que podría invertir en este tipo de productos turísticos.
Las casas pesan unas nueve toneladas y cuentan con ganchos en la parte superior, que permite calzarlas sobre una grúa y trasladarlas en un camión si hace falta. Cuentan con unos pies en los que se apoyan, que no necesitan de base de hormigón para instalarse, solo en el caso de que el suelo no sea firme.