Uno de los mayores puntos de dolor que enfrentan los emprendedores a la hora de arrancar es la búsqueda de financiamiento. En parte por los vaivenes económicos que tuvo la Argentina en los últimos años, el abanico de opciones para aquellos que inician un nuevo negocio no es muy variado, incluso cuando en los últimos 12 meses se dio una fuerte expansión del crédito bancario hacia el sector privado.
Hay un número que grafica el problema: el 77,74% de los emprendedores argentinos considera que es difícil o muy difícil el acceso al financiamiento. Incluso, cuando más de la mitad de ellos quiere aumentar sus inversiones en el país, de acuerdo con el último relevamiento que hizo la Asociación de Emprendedores de Argentina (Asea).
Las razones que mencionan son varias. Por el lado del sector bancario, suelen exigir altas tasas de interés, los montos de los préstamos suelen resultar insuficientes y piden que las compañías tengan un par de años de operaciones, lo que deja afuera a aquellas que recién comienzan.
El financiamiento público tampoco suele ser la solución. En el país hay pocas líneas de crédito destinadas a los emprendedores, las tasas de interés también suelen resultar altas y los montos no alcanzan para llevar adelante el proyecto.
Una tercera opción son los fondos de capital semilla, que buscan empujar a los emprendedores a dar sus primeros pasos. Sin embargo, estos inversores buscan negocios con alto impacto, generalmente de base tecnológica, lo que deja afuera a gran parte del ecosistema emprendedor.
Por estas razones, los emprendedores suelen recurrir a las dos alternativas más tradicionales: o usar sus ahorros personales o pedirle prestado a amigos y familiares. De hecho, en la jerga emprendedora suelen referirse a este último grupo como las tres F, por su denominación en inglés: friends, family and fools (amigos, familiares y tontos).
“A mí me gusta pensar que, en vez de ‘tontos’, es aquel que invierte en un emprendedor y lo hace por pasión y convicción. Que el emprendedor logró despertar eso en lo que podríamos llamar un inversor ángel, que confía en nuestra idea y en nuestra capacidad de ejecución. Hay que explorar las redes personales, entusiasmarlos, mostrarles esa pasión y el propósito detrás de la idea, y es probable que se consiga ese primer apoyo que se necesita para echar a rodar», dijo Julia Bearzi, directora ejecutiva de Endeavor Argentina, en el segundo capítulo de la serie audiovisual “Manual de Emprendedores”, elaborado junto con Andreani y Personal.
La Asociación de Emprendedores de Argentina le preguntó el año pasado a los emprendedores cómo se financiaban y la mayoría respondió que con fondos propios. El 78,29% explicó que usó ahorros personales, otro 22,32% reinvirtió las ganancias que generó su propio negocio y el 22,13% también acudió a la inversión de familiares y amigos.
Al ver otras formas de financiamiento, ya que el dinero no suele venir de una única fuente, el 9,82% respondió que también pidió un crédito bancario para empresas, el 5,49% obtuvo un crédito del Estado, el 4,76% de ellos accedió a Aportes No Reembolsables del Estado, el 3,49% recibió préstamos de terceros no cercanos, apenas el 1,5% obtuvo el dinero por fondos o aceleradoras, y el 1% de los encuestados tuvo un inversor ángel.
“Para cualquier startup, cualquier emprendimiento, la búsqueda de financiamiento siempre es una tarea titánica. La realidad es que el sistema financiero tradicional, los bancos, no se pueden considerar como inversores de riesgo y no financian proyectos hasta que se tenga una empresa consolidada de dos años de facturación mínima, hay que cerrar balances y estados contables. Es muy difícil lograr que te den un préstamo, con lo cual, la mayoría comienza con ahorros propios o, en un estadio posterior, con un crowdfunding. Pedirle apoyo a familiares y amigos“, consideró Abdon Zavaleta, fundador de EcoTown, empresa que fabrica vajilla biodegradable descartable hecha de salvado de trigo.
En su caso, Zavaleta vio una oportunidad de mercado en la vajilla biodegradable y arrancó importando contenedores. Primero, lo hizo con ahorros propios, testeó el producto y demostró que había interés por parte de los consumidores. Luego, armó un crowdfunding (financiación colectiva) con familiares y amigos, y más tarde también se sumaron conocidos. Tras cinco años de importarlos, decidieron crear una fábrica en la Argentina en el Parque Empresarial Austral. “Como el fondeo era más grande, empezamos a buscar fondos venture capital, insistir con bancos, buscar inversores ángeles», contó.
“Hay que entender que hay un mundo de oportunidades y muchos instrumentos para las compañías. Hay distintas entidades que se dedican todo el tiempo a este tipo de cosas, por ejemplo, entidades regionales o provinciales. Un buen inicio es investigar este tipo de posibilidades, porque más allá del capital y el dinero que pueden otorgar, también está el conocimiento y la experiencia que tienen desarrollando negocios y los contactos que puede generar. Gran parte del ejercicio del emprendedor es investigar cómo puedo conectarme con esa red y ser parte del ecosistema”, recomendó David Cabrera, socio de Wise CX, startup dedicada a desarrollar soluciones para la atención al cliente.
Cabrera no dejó su trabajo principal de inmediato, sino que todo el tiempo libre que tenía lo dedicaba a Wise CX, y todas las ganancias que generaba el negocio las reinvertía. “Siempre fuimos transparentes y francos con nuestros clientes, para que sean parte del financiamiento de las necesidades, cubrir las necesidades que ellos tenían y desarrollar lo que estaba alineado a nuestro objetivo de la compañía que queríamos crear”, contó. Sin saber muy bien de qué se trataba, un día apareció un formulario para participar de una ronda de capital semilla, salieron ganadores y el financiamiento que recibieron los catapultó. “En su momento era mucho el desconocimiento de nuestra parte, no sabíamos que existían este tipo de instrumentos”, se sinceró.
Para el 23% de los emprendedores, la falta de capital inicial es el principal obstáculo que tienen a la hora de abrir un negocio, de acuerdo con un informe de la Cámara Argentina de la Mediana Empresa (Came) de 2024. Algunas claves para conseguir el dinero es mover las redes de contacto, estar atento a las nuevas líneas de financiamiento que se abren, tocar puertas, insistir y participar de concursos abiertos a emprendedores.
“Hoy en la Argentina vuelven las líneas de crédito, con lo cual es una oportunidad interesante. Hay que estar atentos a las propuestas de los bancos, que tienen como segmento a los emprendedores y los profesionales independientes. Es probable que en el corto plazo surjan oportunidades crediticias y vienen muy bien para arrancar un emprendimiento”, aconsejó Bearzi.