En tiempo de descuento, el Gobierno mantiene su decisión de volver a los niveles de fines de enero pasado las alícuotas de los Derechos de Exportación (DEX) de la soja, el maíz, el girasol y el sorgo. Algunos observadores y fuentes del mercado de granos no descartan que sobre el filo de la fecha de cierre, 30 de junio, anuncie una medida similar a la que tomó con el trigo y la cebada: postergar la baja.
Pero los planes de siembra y de estrategias de producción no se hacen sobre la base de conjeturas. Se necesita una palabra oficial. Mientras tanto, los números son elocuentes. Según un trabajo de la Fundación Mediterránea, en el caso de que la soja y el maíz vuelvan a los DEX a 33 y 12% respectivamente, la caída del margen neto para el productor, por hectárea, es del 11% en campo propio en la zona núcleo y de 12,1% en campo alquilado. Para las zonas extrampampeanas la merma es mayor: 20,9% para un modelo en campo propio y de 73,9% para el modelo de arrendatario. El informe se realizó sobre los rindes medios de ambos cultivos, un dólar de $1200 y una escala de 500 hectáreas, 50% soja y 50% maíz.
El gran ganador del incremento será el Estado, obviamente. La recaudación por hectárea se incrementaría en zona núcleo un 10,6% para el modelo con propietario y 16,6% para los arrendatarios. En el caso de las zonas extrapampeanas, el fisco ganaría 12,8% por parte de los propietarios y 19,6% de los arrendatarios.
“A cambio de mayores recursos fiscales de coyuntura, la reversión de la medida tendría todos los efectos dinámicos negativos en términos de desincentivo a la inversión, a la incorporación de nuevas tecnologías y a la expansión de la actividad en zonas extra pampeanas”, destaca el informe.
Pese a este escenario de incertidumbre, el agro apuesta a una normalización de las variables de la economía que intenta llevar adelante el Gobierno. En la reciente edición de la muestra Agroactiva, por ejemplo, el Banco Nación volvió a batir récords de ofertas de créditos como lo había hecho en marzo pasado en Expoagro. Según informó la entidad, recibió pedidos de financiamiento por US$6500 millones.
Otro dato que refleja una expectativa positiva es el de las ventas de maquinaria agrícola que releva el Indec. Sin considerar los aumentos en facturación, relacionados con la suba de la inflación, el incremento de las cantidades fue de consideración. “Las cosechadoras muestran el mayor incremento respecto de igual trimestre del año anterior, con 58,1%; las sembradoras, 43,8%; los implementos, 36,4%; y los tractores, 19,0%”, informó el organismo estadístico..
La respuesta del campo en términos de inversión podría ser mucho más importante si el Gobierno se decidiera a mantener el camino de la baja de la presión tributaria.
Se precisan señales de certidumbre. Las mismas que se requieren con las definiciones en torno del futuro del INTA. Al cierre de esta edición no se había conocido el decreto que, según los trascendidos, cambiará drásticamente el funcionamiento del organismo, quitándole su autarquía y centralizando las decisiones en el Gobierno, con una menor participación en la dirección de las universidades y del sector privado.
Día a día se multiplican las voces de quienes advierten que la intención de reformar el organismo, sobre lo que hay acuerdo, no puede llevar a su desaparición. A los pedidos de los gobernadores de Córdoba y Santa Fe, Martín Llaryora y Maximiliano Pullaro, respectivamente, se sumó el mandatario bonaerense, Axel Kicillof. El tema ya escaló a niveles políticos. Elisa Carrió, líder de la Coalición Cívica, consideró en una entrevista con Joaquín Morales Solá, en LN+, que “se debe retener a los ingenieros agrónomos, a los que trabajan, al capital humano” y destacó; “no se trata de andar con hachazos. Se trata de armar y tener un Estado inteligente. Ahora este es un Estado aniquilador”.
No se discute el recorte del gasto improductivo, porque en definitiva contribuye a terminar con el déficit fiscal, la cuestión es si se cree que la investigación y el desarrollo deberían quedar sólo en manos del sector privado. De ser así, se dependerá de lo que se decida en las casas matrices de las empresas que, si bien tienen a la Argentina como un país relevante en términos de producción, cada vez más están orientando los recursos allí donde más crece el mercado. En términos de agricultura, miran primero a Brasil. Con la formación de excelencia de científicos y técnicos que tiene la Argentina sería un gran error desaprovecharlos.