Los expertos anticipan los desafíos del maíz en los próximos años

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En el panel “Desafíos tecnológicos del maíz del futuro” del Congreso de Maizar 2025, representantes de las empresas vinculadas con el cultivo acercaron propuestas con miras a adelantar cómo puede ser el desarrollo del cultivo en los próximos años. Participaron Julián Sudera (Corteva), Maximiliano Cueto (Bayer), Matías Cardascia (Syngenta), Laura Lazara (GDM) y Ricardo Pancelli (BASF), con la moderación del consultor Carlos Becco.

El contexto juega fuerte

“Uno de los elementos gravitantes para mejorar la producción de maíz en la Argentina sería tener estabilidad y previsibilidad en el contexto macro. La disminución del riesgo tranqueras afuera es condición necesaria para el crecimiento; si se nivela la cancha, todos van a entrar a jugar rápido”. Estos conceptos fueron repetidos por los integrantes del panel, quienes elogiaron la capacidad de soportar situaciones desfavorables externas de los productores argentinos.

“El ecosistema está evolucionando últimamente y entonces importa ver lo que va a hacer próximamente el Ministerio de Economía, pero también los gobernadores e intendentes con sus políticas locales, ya que es en esos distritos donde se desarrollan los negocios”, se dijo en el panel.

Moderó Carlos Becco y participaron del panel Laura Lazara (GDM), Ricardo Pancelli (BASF), Julián Sudera (Corteva), Maximiliano Cueto (Bayer) y Matías Cardascia (Syngenta)

Por ejemplo, instalar una gran planta de producción de bioetanol exige buenas rutas y caminos para que circulen muchos camiones con maíz y etanol. Además, se generan otros problemas producto del crecimiento, porque detrás de la planta de destilación se agrega el digestor y el feedlot y otros emprendimientos.

En el panel se aconsejó eliminar los marcos regulatorios que tuvieron razones de existir en el pasado, como no permitir los automotores con motores Flex, por ejemplo. Son motores de combustión interna diseñados para funcionar con una variedad de combustibles porque utilizan un sistema de control que detecta la proporción de nafta y etanol y ajusta la inyección de combustible y el tiempo de encendido para optimizar el rendimiento.

También se recomendó el desarrollo de industrias “aguas abajo” en una zona de producción de maíz. Por ejemplo, criaderos de pollos o fábricas de snacks que desarrollen un efecto multiplicador de la actividad local.

El cereal enfrenta nuevos desafíos: los técnicos coincidieron en que hay que acortar las brechas de rendimientos entre la producción potencial y la real del maíz

Con respecto a la integración público-privada se aconsejó no cometer los mismos errores del pasado, aprovechar fortalezas y detectar las demandas internacionales. Con esos datos se puede diseñar una política de producción de maíz y sus derivados que contemple las posibilidades de corto y mediano plazos.

Ajustar tranqueras adentro

Los técnicos coincidieron en que hay que acortar las brechas de rendimientos entre la producción potencial y la real del maíz. El 40% de ellas es por malas prácticas como desuniformidad en la siembra o fecha tardía del maíz, por la que se pueden perder 1000 kilos por hectárea por semana de atraso. Entonces, los proveedores de insumos tienen que ayudar a los productores en la implementación del cultivo, además de acercarle innovaciones.

Para los expertos, habrá que producir más con menos, con tecnologías eficientes, que apunten a disminuir el riesgo, como contar con datos para fertilizar de manera correctaShutterstock

En el panel también se destacó que el principal desafío del maíz futuro es aumentar los rendimientos, pero de manera rentable a través del manejo, mejor genética, etcétera. También hay que buscar la eficiencia, que se traduce, por ejemplo, en la reducción de las pérdidas de la urea aplicada. Se mencionó que, en muchos casos, las pérdidas pueden llegar al 40- 50% y son otra barrera para aumentar los rendimientos.

A juicio de los expertos convocados, el riego tiene un campo para avanzar en el cultivo de maíz. En la Argentina, esta tecnología ocupa solo el 5% de la superficie agrícola versus el 20% que se verifica en Estados Unidos.

En ese plano de “tranqueras adentro” también se dijo que hay que trabajar con datos y modelos reales, para ser más precisos y eficientes en cada etapa incorporando la inteligencia artificial, machine learning y otras herramientas digitales.

También se presentaron las novedades en la agronomía del cultivo: para 2029-2030, mediante la biotecnología, podría aparecer la primera generación de proteínas insecticidas.

En el plano empresario, se destacó que otro salto productivo puede darse con mayor acceso al crédito para capital de trabajo de los productores, algo que las compañías semilleras pueden aportar.

Por otro lado, también hay que aprovechar las posibilidades de la cadena comercial. Hay oportunidades de agregar valor al maíz transformándolo en biocombustibles, kilos de carne o huevos, lo que permite obtener mayor rentabilidad a los productores, genera trabajo, energía y alimentos para el país.

Por último, se destacó que los planteos deben ser sustentables para ser preferidos por los consumidores y porque también dan una posibilidad de hacer nuevos negocios al productor.

Hay trabajos que muestran que la huella de carbono de la soja argentina es más baja que la de la bibliografía. Los productores que cuentan con esa condición han podido hacer convenios con Viterra, una exportadora que les asegura un beneficio económico porque cuenta con clientes que pagan un plus por esa mercadería. Y ese acuerdo próximamente se va a extender al maíz.

En síntesis, habrá que producir más con menos, con tecnologías eficientes, que apunten a disminuir el riesgo, como contar con datos para fertilizar de manera correcta. No hay que olvidar que hay un viejo aforismo que dice que “el productor tiene el campo prestado de sus hijos” y por lo tanto debe manejarlo con criterio para mejorarlo mientras obtiene su rentabilidad.