GINEBRA.- Residentes de Suiza se esforzaban el jueves por asimilar la magnitud de la devastación causada por un enorme fragmento de un glaciar que sepultó la mayor parte de un pueblo, mientras las autoridades vigilaban el posible riesgo de inundaciones en el valle al sur del país tras el suceso.
El desprendimiento el miércoles del glaciar del Abedul, en la región suiza de Wallis, destruyó en gran parte la aldea de Blatten, en la que vivían 300 personas y que fue evacuada la semana pasada debido al peligro inminente.
Los equipos de rescate con perros de búsqueda rastreaban desde ayer la zona en busca de un hombre de 64 años, que se piensa estaba en la zona afectada en ese momento, sigue desaparecido desde ayer. Pero el operativo fue suspendido el jueves debido a las condiciones inseguras. Un rastreo inicial con drones térmicos no encontró ningún rastro.
“Ahora no quiero hablar, ayer lo perdí todo. Espero que lo entienda”, dijo una mujer de mediana edad de Blatten, que no quiso dar su nombre, sentada desconsoladamente delante de una iglesia en el pueblo vecino de Wiler.
Martin Henzen, otro residente de Blatten, dijo que aún intentaba procesar lo ocurrido y no quiso hablar en nombre de los demás habitantes del pueblo, por lo que se limitó a decir: “La mayoría están tranquilos, pero es evidente que están afectados”.
Los vecinos habían estado haciendo preparativos para algún tipo de catástrofe natural, pero “no para este escenario”, añadió, refiriéndose a la magnitud de la destrucción.
La ruta que recorre el valle termina ahora abruptamente en una masa de barro y piedras, que cubre todo el pueblo. Unos pocos tejados se asomaban entre el mar de barro. Una fina nube de polvo flotaba en el aire sobre el monte Kleines Nesthorn, donde se produjo el desprendimiento, y un helicóptero sobrevolaba la zona.
A pesar de la devastación de ayer, puede que todavía haya más peligros inmediatos. “El agua del río Lonza no puede fluir valle abajo porque hay un enorme tapón”, dijo Raphael Mayoraz, geólogo cantonal, a la cadena suiza SRF. “El peor escenario es una posible inundación”.
Hasta un millón de metros cúbicos de agua se acumulan diariamente como consecuencia de los restos del derrumbe que taponan el río, dijo Christian Huggel, profesor de medio ambiente y clima de la Universidad de Zúrich.
Matthias Ebener, portavoz de las autoridades locales, dijo que algunos residentes de pueblos vecinos habían sido evacuados por precaución.
Las autoridades vaciaron preventivamente una presa artificial para contener el agua. Si el agua se desbordara de la presa, habría que evacuar el valle.
Los científicos sospechan que el alud de hielo, barro y rocas que se precipitó ayer montaña abajo es un dramático ejemplo del impacto del cambio climático en los Alpes.
El incidente reavivó la preocupación por el impacto del aumento de las temperaturas en el permafrost alpino, que durante mucho tiempo ha congelado la grava y los cantos rodados, y ha generado nuevos peligros en las montañas. El glaciar Birch lleva años deslizándose ladera abajo, presionado por el desplazamiento de tierra y rocas cerca de la cumbre.
“Ocurren cosas inesperadas en lugares que no hemos visto en cientos de años, muy probablemente debido al cambio climático”, señaló Matthias Huss, responsable del Observatorio de Glaciares de Suiza(GLAMOS, por su acrónimo en inglés).
Agencias AFP, AP y Reuters
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