Sébastien Chabal, leyenda del rugby francés, reveló que perdió la memoria por los golpes en la cabeza: “No me acuerdo de un solo partido”

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Sébastien Chabal fue uno de los rugbiers más icónicos de comienzos de siglo. Imponente dentro y fuera de la cancha, su imagen de guerrero -con 1,91 metros de altura, barba tupida y melena larga- se volvió una marca registrada del rugby francés. Pero ahora, a los 47 años, el ex tercera línea confesó que no recuerda absolutamente nada de su carrera deportiva. “No tengo ni un solo recuerdo de un partido que haya jugado”, contó con crudeza.

La impactante revelación llegó durante una entrevista de más de 90 minutos en el pódcast deportivo Legend, donde habló en profundidad sobre su vida, su paso por el rugby profesional y las secuelas que le dejó el alto nivel de exigencia física.

Chabal disputó 62 partidos con el seleccionado de Francia, con el que alcanzó dos veces las semifinales de la Copa del Mundo (2003 y 2007) y ganó dos ediciones del Seis Naciones (2007 y 2010). Se retiró oficialmente en 2015, aunque su último partido fue accidentado: una lesión gravísima en su rodilla derecha, con rotura de ligamentos cruzados y lateral, le impidió despedirse en paz durante un homenaje.

“El Hombre de las Cavernas”, como lo apodaban —también le decían El Anestesista y hasta Hannibal Lecter por su dureza—, dejó una huella imborrable en el rugby francés. Pero, paradójicamente, no puede revivir ninguno de esos momentos. “No recuerdo ni una de las 62 veces que canté La Marsellesa”, lamentó.

Chabal, que jugó más de 260 partidos en clubes profesionales además de su experiencia con Les Bleus, no quiso buscar ayuda médica. “¿Ir al médico? ¿Para qué? La memoria no va a volver”, sentenció con resignación, en tono grave y nasal. Hasta ahora, nunca había hablado públicamente del tema. “Es asunto mío”, dijo.

No recuerda ninguno de sus partidos, ni siquiera los que marcaron hitos en su carrera, como los títulos del Seis Naciones o el Mundial 2007, jugado en su país. “Cuando hablo de esto con mi mujer, le digo que siento como si no hubiera sido yo el que jugó al rugby”, confesó Chabal, dejando al desnudo la crudeza de convivir con la pérdida de memoria.

Su relato expone el costado más oscuro de este tipo de secuelas. “Siempre sentí que era un poco impostor, que llegué ahí casi por casualidad… Y como no recuerdo nada, tengo la sensación de que no fui yo”, expresó con una mezcla de tristeza y desconcierto.

Su testimonio se suma a otros que ponen el foco en las secuelas neurológicas que pueden dejar los deportes de contacto. La figura que alguna vez infundió temor en cada tackle, hoy conmueve por lo que la violencia del juego le quitó.