Desconcertada, Europa promete responder a los aranceles de Trump, pero se abre a negociar

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PARÍS.– Europa, la aliada más fiel de Estados Unidos durante casi 80 años, vive hoy la ola de nuevos aranceles decidida por Donald Trump como un golpe suplementario a la sólida alianza occidental, considerada por muchos como el proyecto de paz más exitoso de los tiempos modernos. Un pacto cuyos pilares reposaban en valores democráticos comunes, el objetivo estratégico de contener a Moscú y un flujo permanente de comercio e inversiones. Ese edificio parece derrumbarse poco a poco, víctima de los violentos mazazos de la nueva administración norteamericana.

“Soy consciente de que muchos de ustedes se sienten abandonados por nuestro viejo aliado”, reconoció la presidenta de la Comisión Europea (CE), Ursula Von Der Leyen, poco después del anuncio del aumento tarifario de Trump.

El presidente norteamericano decidió aplicar el 20% de derechos de aduana —efectivos desde el mismo miércoles 2 de abril— a todos los productos importados de Europa, provocando un auténtico terremoto en el bloque por la magnitud del daño que podrían causar. Hasta ese momento, la Unión Europea (UE) soportaba solo un aumento tarifario sobre el acero y el aluminio (+25%). Pero Trump lo había dicho: las palabras “derechos de aduana” suenan particularmente bien a sus oídos.

Como era previsible, las reacciones no se hicieron esperar. Y mientras algunos países el bloque reclaman una respuesta enérgica y contundente, otros, los más dependientes del mercado estadounidense, prefieren llamar a la mesura y la proporcionalidad.

Calificando la decisión de Trump de “brutal e infundada”, el presidente Emmanuel Macron llamó este jueves a las empresas francesas que operan con Estados Unidos a suspender todos sus proyectos de inversión en aquel país, hasta que la posición de la Casa Blanca con respecto a la UE no sea “aclarada”.

“No se corrigen los déficits comerciales aumentando las tarifas”, afirmó el presidente francés, al reconocer, al mismo tiempo, que las mismas tendrán “un masivo impacto” en la economía del bloque.

La reacción también fue enérgica en Alemania, cuyo canciller, Olaf Scholz, solicitó una “firme respuesta” de Bruselas, aun cundo los responsables de la industria química pidieron “conservar la calma”, señalando que “una escalada solo agravaría las cosas”.

El primer ministro irlandés, Michael Martin, se declaró confiado en que Europa “atravesará la tempestad”, estimando sobre todo que “las negociaciones deben ser el camino privilegiado”. Irlanda depende masivamente del comercio y las inversiones norteamericanas, sobre todo en la tecnología.

La misma mesura pidió el gobierno italiano de la premier Giorgia Meloni, gran amiga de Trump, mientras Londres, que espera concluir un “deal” (acuerdo) con Estados Unidos para “atenuar” el impacto de las tarifas, prefiere no responder inmediatamente.

El Ministro de Finanzas de Irlanda, Paschal Donohoe, y el Ministro de Gasto Público, Entrega y Reforma del NDP, Jack Chambers, dan una conferencia de prensa en el Departamento de Finanzas, en los edificios gubernamentales en DublínBrian Lawless – PA Wire

En todo caso, esta vez, los europeos —que habían creado una brigada “anti-Trump” mucho antes de las elecciones norteamericanas con el fin de prepararse para lo que acaba de suceder— disponen de medios para responder. Sobre todo, recurriendo a una poderosa medida llamada “anti-coerción”.

La UE es, en efecto, excedentaria en el intercambio de bienes con Estados Unidos: en 2024, ese excedente fue de 230.000 millones de euros. Trump estimó en varias ocasiones que los países europeos eran “aprovechadores” y que la UE fue creada “to screw” (joder) a Estados Unidos. Ese excedente es el segundo detrás de China (295.000 millones de euros) y delante de México (163.000 millones de euros).

Entre los países más excedentarios del bloque se encuentra Irlanda (80.000 millones de euros), Alemania (78.000 millones) e Italia (40.000 millones). Francia registra un excedente de 16.000 millones de euros.

El vicepresidente ejecutivo de la Comisión Europea y comisionado para Economía y Comercio, Valdis Dombrovskis, en conferencia de prensa en Beijing, el 26 de septiembre del 2023. (AP foto/Andy Wong)Andy Wong – AP

La Comisión Europea (CE), responsable de todas las decisiones en materia de defensa comercial del bloque, dispone de medios para defender el mercado europeo, aun cuando la doctrina sea, antes que nada, negociar. Su instrumento más utilizado es la “medida anti-dumping”. Cuando la CE prueba, mediante una investigación, que un país vende un producto más barato que en su propio mercado, puede aplicar un derecho de aduana en la frontera. También puede adoptar una “medida de salvaguarda”: cuando un producto llega bruscamente en gran cantidad y desequilibra el mercado europeo, puede imponer una cuota máxima de importación.

En 2023, el bloque se dotó de un nuevo potente instrumento de defensa comercial “anti-coerción”, que hasta el momento no fue nunca utilizado. Fue adoptado para casos en los cuales la economía europea se viera sometida a presiones políticas provenientes de terceros países: por ejemplo, un boicot de productos europeos o tasas discriminatorias. Mediante ese mecanismo, la UE puede activar contra-medidas que incluyen un aumento de las tarifas aduaneras. Pero, sobre todo, imponer una prohibición de acceso a los mercados públicos. Y esas medidas son muy penalizadoras, pues los mercados públicos de los 27 países miembros representan cerca de 2 billones de euros anuales, según el Tribunal de Cuentas de la UE.

“No queremos tomar medidas de represalias. Pero disponemos de un sólido plan para hacer lo necesario”, advirtió Von der Leyen el 1° de abril ante el Parlamento Europeo de Estrasburgo.

Ahora, habrá que decidir. Y uno de los sectores que podrían ser impactados por esa eventual decisión, que debería entrar en vigor a fines de abril, sería el de los servicios numéricos proporcionados por los llamados Gafam (Google, Apple, Facebook, Amazon y Microsoft). Es decir, los gigantes digitales norteamericanos.

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